por Andrés Gómez
La
escritora Madeline Miller en las salas dedicadas a la Grecia antigua en el MET.
Especialista en estudios clásicos, la escritora americana recrea la leyenda del
héroe de la Ilíada en su novela La canción de Aquiles. Narrada por la
voz de Patroclo, cuenta una historia de amor en la Guerra de Troya.
Desde lo alto de la colina, Aquiles divisa a los griegos: parecen
sombras que atraviesan la playa derrotados. Odiseo cojea y Menelao carga un
cuerpo en sus brazos. Aquiles presiente la tragedia. Cuando Antíloco llega a su
lado y le comunica la noticia, el héroe siente que el mundo se desgarra. Se
abalanza hacia Menelao y se deja caer sobre el frágil cuerpo cubierto de
sangre. Devastado, Aquiles se arranca el pelo a puñados y llora
desconsoladamente.
-Patroclo, Patroclo- dice, acunando el cuerpo de su amado amigo.
Hijo de una diosa y de un humano, Aquiles es el mejor de los griegos y
el más grandioso en el arte de la guerra. Según relata Homero en la Ilíada,
durante el sitio de Troya su rivalidad con el rey Agamenón lo alejó del
conflicto: Agamenón le arrebató su sirvienta Briseida y Aquiles abandonó
enfurecido el campo de batalla. Aquiles lo sintió como una afrenta a su orgullo
y se encerró en su tienda.
Comandados por Héctor, los troyanos asestan
varias derrotas a los griegos. Compadecido del sufrimiento de las tropas,
Patroclo le pidió a Aquiles que le permitiera usar su armadura para ir al
combate. Solo con ver su armadura, los troyanos retrocederán, le dice. Pero
cuando Patroclo cae en la batalla, el héroe siente un enorme pesar, y
profundamente herido decide volver a la guerra para vengar su muerte. Aquiles
desatará su furia contra Héctor: no solo mata al mejor de los troyanos, sino
que arrastra su cuerpo durante días.
Especialista en estudios clásicos de la Universidad de Brown, la
escritora Madeline Miller escuchó por primera vez la historia de la Ilíada a
los cinco años, en la voz de su madre. Desde entonces se sintió atraída por ese
mundo de dioses y héroes. Pero el misterio en torno al dolor de Aquiles ante la
muerte de Patroclo fue lo que más la intrigó. “Esa sensación de desolación
física me caló hondo; entendí que la intimidad que había entre ambos era real y
absoluta”, cuenta. De este modo dio forma a La canción de Aquiles,
una novela que le tomó 10 años de trabajo y donde ofrece una versión novedosa
de la leyenda homérica. Escrita con profundo conocimiento de los mitos griegos,
sensibilidad e inteligencia narrativa, Madeline Miller narra la historia desde
un punto de vista inusual: la voz de Patroclo.
Publicado en 2012 en Estados Unidos, el libro llegó hace unas semanas a
librerías chilenas, precedida del Premio Orange de Ficción y de elogios de la
crítica. “Una cautivadora reinterpretación de la Ilíada y los
hechos que la precedieron narrada desde el punto de vista de Patroclo. Una
lectura imposible de abandonar”, comentó la escritora Donna Tart, premio
Pulitzer por El jilguero, en The Times.
En la novela, Patroclo es un príncipe débil y torpe que resulta exiliado
al reino de Ftía, luego de matar accidentalmente a un niño. Patroclo crece
junto al rey Peleo y su hijo Aquiles, un muchacho atlético y fuerte de quien se
enamora. La ninfa Tetis, madre de Aquiles, se opone a su relación, pero no
puede impedir el amor entre ambos. Cuando estalla la Guerra de Troya, una
profecía dice que Aquiles alcanzará la gloria en ella, pero no regresará. Pese
a ello, el héroe va al combate acompañado de Patroclo.
Aquiles era un gran guerrero, pero al mismo tiempo era un personaje
complejo: orgulloso, vanidoso, volvió al combate motivado por el deseo de
venganza, y mostró poca nobleza con el cuerpo de Héctor. Su versión de Aquiles
es más rica y romántica. ¿Cómo trabajó en torno a su figura?
Siempre me interesó la renuencia de Aquiles a ser un guerrero. Es el
luchador más hábil del mundo, pero incluso antes de su discusión con los otros
líderes griegos, no muestra entusiasmo por ello. No mata a Héctor y pone fin a
la guerra de inmediato, aunque claramente podría hacerlo. Al mismo tiempo,
aprendemos que es un hermoso músico y también un médico experto. Está
profundamente apegado a sus seres queridos. Pero los comandantes solo lo
valoran por su capacidad para lastimar a otras personas. Yo estaba interesada
en explorar cómo se entrena a los jóvenes lejos de la inocencia y la bondad, de
sus otros talentos. Al mismo tiempo, no quería ignorar el dolor que causa
Aquiles y la crueldad. Para mí, Patroclo representa la mejor parte de Aquiles;
la parte que anhela algo más que guerra y violencia.
La novela propone una perspectiva original sobre la amistad de Aquiles y
Patroclo: se trata de una relación amorosa. ¿Cómo llegó a ello?
¡De hecho, no estaba siendo muy original en absoluto! En el mundo griego
antiguo era común representar a Aquiles y Patroclo como amantes. Platón lo
hace, y también Esquilo y muchos otros. Pero nuestra cultura ha temido durante
mucho tiempo a dos hombres enamorados, por lo que esa versión de la historia
fue suprimida. Para mí era importante reconocerlo nuevamente. Una cosa está
clara en la Ilíada: Patroclo está en el centro mismo del corazón de
Aquiles.
El punto de vista narrativo es novedoso: la historia la cuenta Patroclo.
¿Cómo desarrolló su voz?
Me tomó 10 años sentir que había encontrado por completo la voz de
Patroclo. Mucho fue instinto, intentar cosas y volver a intentarlo. Pero
también seguí el ejemplo de Homero. En la Ilíada, Patroclo es
“siempre gentil” y “amable con todos”. Ambas ideas me influyeron. También fui
influenciada por la poesía de amor antigua: Catulo, Safo y más.
¿Trabajó con la Ilíada en la mano o se olvidó de ella
al escribir? ¿Cuánto apego y lealtad a la Ilíada tiene la
novela?
¡Hice ambas cosas! Siempre que me
atascaba, significaba que estaba demasiado cerca o demasiado lejos de la Ilíada.
Hubo algunas escenas que se superpusieron con la Ilíada, donde
conocía el griego casi palabra por palabra. ¡Tuve que obligarme a olvidar el
original para poder escribir mi propia versión! Pero otras veces volvía al
griego en busca de inspiración. Al final, quería escribir muy cerca de la Ilíada.
Estaba tratando de escribir una historia que sentía que se escondía a plena
vista en este antiguo poema.
¿Cuál fue la mayor dificultad durante el proceso de escritura?
Una de las cosas más difíciles para mí fue el diálogo. Le tenía miedo y
mi primer borrador casi no tenía diálogos. Pero me di cuenta de que el diálogo
es una de las partes más naturales de la escritura: ¡Todos hablamos en diálogos
todo el tiempo! Y es divertido de leer y divertido de escribir. ¡Así que ahora
hay toneladas de diálogo!
En redes sociales se habla del Aquiles gay o de la versión gay de
la Ilíada. ¿Qué opina de esos comentarios sobre su trabajo?
Como mencioné, la idea de que Aquiles sea gay o esté enamorado de otro
hombre es muy antigua. Alejandro Magno y su amante, Hefestión, incluso se
inspiraron en Aquiles y Patroclo. Fueron a Troya e hicieron sacrificios en
honor a esta pareja anterior de amantes guerreros. Así que estoy encantada si
el libro ha hecho que la gente vuelva a hablar de eso.
El mito de
Circe
Tras publicar La canción de Aquiles, Madeline Miller fue
tras otro mito homérico que también encerraba un misterio para ella: Circe, la
hechicera de La Odisea. Publicada en 2018, su segunda novela,
titulada precisamente Circe, se encumbró en la lista de betsellers
de The New York Times y en 2019 fue editada en español.
¿Qué le interesó de Circe?
Me encantaba el hecho de que fuera una bruja; me encantaba su
independencia y cómo se había forjado una vida fuera de las reglas normales que
restringían a las mujeres. Me encanta lo peligrosa que es y lo benévola que es.
Ella deja en claro que tiene poder, pero también se ofrece a ayudar a Ulises.
Es complicada y, en mi imaginación, una artista: su brujería es su arte.
Las mujeres fueron excluidas del discurso público en Grecia. ¿Darle voz
a Circe era una forma de entregarles la palabra?
Absolutamente. No solo las voces de las mujeres eran limitadas en el
mundo antiguo, con muy pocas excepciones, las palabras que han sobrevivido
pertenecen a hombres ricos. Quería destacar la experiencia de otra persona,
dejar que Circe contara su propia historia y darle el mismo alcance épico que
Aquiles y Ulises han tenido durante milenios.
¿Podríamos considerar su libro como la versión feminista de La
Odisea?
¡Absolutamente! Aunque en realidad muy poco de la trama de La Odisea aparece
en Circe. Quería concentrarme en el resto de su vida, que no tiene
nada que ver con Ulises. Ella es un cameo en su vida; él es uno en el de ella.
Pero quería enviar a una mujer a un viaje épico, así que en ese sentido es la
Odisea de Circe (La Circeada, quizás)
En un mundo cada vez más tecnológico y digitalizado, ¿pueden sobrevivir
los clásicos?
Pienso que sí. Los clásicos están realmente a la vanguardia, en muchos sentidos: gracias a la tecnología, podemos leer pergaminos antiguos que se desmoronarían si los desenrolláramos. Podemos encontrar restos de naufragios en el fondo del océano que nunca hubiéramos encontrado. Podemos ver la pintura de estatuas antiguas que está desgastada a simple vista. ¡Espero muchos avances en los clásicos gracias a la tecnología! Además, creo que muchas de estas viejas historias son atemporales; han sobrevivido porque tratan sobre la condición humana. Pase lo que pase en el futuro, nosotros seguimos siendo humanos.
(LA TERCERA / 22-5-2021)
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