(La perdición de la pequeña gloria)
Pobre el poeta
que se ahoga en los
pantanos
de la glorieta.
No gana una batalla
ni pierde una
medalla.
(Levantate y viví)
Tu fe resiste
la embestida fatal
de
todo lo triste.
Hay que cruzar la
puerta
de la mañana
muerta.
(El vino triste)
Algunos días
me acogota una
culpa
de manos frías.
Y hay que olvidarla.
Nunca pude matarla.
(Solos en la
madrugada)
Ser un valiente
es escuchar al
ángel
que no te miente.
Llega la noche
oscura
y él está en la
espesura.
(El horror remoto)
Cuando mordemos
la manzana podrida
y comprendemos
lo que el corazón
siente.
Y que él jamás nos
miente.
(Los elegidos son
los que bien eligen)
Tu paraíso
es lo que el
universo
programó y quiso.
Si nunca lo viviste
es porque no
quisiste.
Pobres placeres
los que no son la luz de
los padeceres.
Bach encontró en la muerte
una dulzura fuerte.
(Fresno invadido)
No podrá el frío
hundir los
corazones
de nuestro río.
Hay un hondo
amarillo
de Vincent en su
brillo.
(Escenas de la vida
conyugal)
No me reclames
cuando me hundo en
mi oro
y no me llames
si caés en el
vacío.
Yo sé vivir el mío.
(Lo dijo
Felisberto)
Esa plantita
que florece hasta
el cielo
te necesita.
No pidas que sea
hermosa.
Esperá su otra
cosa.
(La vida y la niña)
Esos vitrales
que atravesaron tu
alma
fueron reales.
Alighieri sabía
que nadie lo
entendía.
El equipaje
que preparo es la herencia
del primer viaje.
En el último espero
saber que ya no muero.
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