lunes

CHARLES BUKOWSKI - JAMÓN Y CENTENO (LA SENDA DEL PERDEDOR) - 81

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Pájaro de los Pantanos se retiró primero. Sacudió la cabeza diciendo que no podía más y lo único que podías ver era su enorme nariz oscilando entre la humareda azul.

 

El próximo en darse por vencido fue Ellis. Tenía mucho pelo en el pecho pero no en las pelotas, evidentemente.

 

Después le tocó a Cara de Perro. De golpe pegó un salto y corrió a vomitar al fregadero. Cuando Harry lo escuchó hizo lo mismo pero en el tarro de la basura.

 

Los únicos que quedábamos ahora éramos Becker, el Pestoso, el Destripador y yo.

 

Becker fue el próximo en caer. Cruzó los brazos sobre la mesa, apoyó la cabeza y se quedó frito.

 

-La noche todavía es joven -dije. -Yo siempre tomo hasta que sale el sol.

 

-¡Claro! -dijo el Destripador. -¡Y también debés cagar en una canasta!

 

-Por supuesto. Una canasta que tiene la forma de tu cabeza.

 

Destripador se levantó.

 

-¡Te voy a romper el culo, hijo de puta!

 

Me tiró un golpe a través de la mesa, pero le erró y le pegó a una botella. Lana tuvo que pasarle el trapo al piso mojado. Harry abrió otra botella.

 

-Sentate, Des, o vas a perder la apuesta -dijo.

 

Y sirvió otra vuelta, que vaciamos enseguida.

 

Destripador se paró y tambaleó hasta la puerta del fondo. La abrió y se quedó mirando el cielo.

 

-¿Qué carajo estás haciendo, Des? -preguntó el Pestoso.

 

-Estoy viendo si hay luna llena.

 

-¿La podés ver?

 

Pero no hubo respuesta, y escuchamos cómo rodaba por los escalones hasta aterrizar sobre los arbustos.

 

Ahora los únicos que quedábamos éramos el Pestoso y yo.

 

-Todavía no vi a nadie capaz de voltear al Pestoso -dijo Harry.

 

Lana fue a acostar a Tragón y volvió a la cocina.

 

-¡Jesús, hay gente caída por todos lados!

 

-Serví más, Harry -dije yo.

 

Harry nos llenó los vasos. Yo sabía que no iba a ser capaz de tomármelo, así que hice lo único que podía hacer: fingir que me iba a ser muy fácil agarrar el vaso y vaciarlo. El Pestoso me miraba.

 

-Vuelvo enseguida. Tengo que ir al cagadero. -dijo de repente.

 

Nos quedamos sentados esperándolo.

 

-El Pestoso es un buen tipo -dije. -No tendrían que llamarlo así. ¿Por qué le pusieron ese sobrenombre?

 

-No sé -contestó Harry. -Se le ocurrió a alguien.

 

-¿Y el que está escondido en el auto cuándo va a aparecer?

 

-Hasta mañana no creo.

 

Seguimos sentados esperando.

 

-Mejor vamos a ver qué le pasa -dijo Harry.

 

Cuando abrimos la puerta del baño tuvimos la impresión de que el Pestoso había desparecido, pero al final le vimos los pies sobresaliendo de la bañera. Estaba completamente desmayado. Volvimos a la mesa.

 

-La plata es tuya -dijo Harry.

 

-¿No querés que contribuya con algo para comprar más whisky?

 

-De ninguna manera.

 

-¿En serio?

 

-Por supuesto.

 

Agarré la plata y me la guardé en el bolsillo, mientras miraba el vaso del Pestoso.

 

-Es una lástima desperdiciar ese trago -dije.

 

-¿Te lo pensás tomar en serio? -preguntó Lana.

 

-¿Por qué no? Un trago para el camino…

 

Y me lo zampé.

 

-Muy bien, muchachos. ¡Fue algo fantástico!

 

-Buenas noches, Hank. 

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