EL HÉROE COMO TOTALIDAD DE SENTIDO
Acto, confesión,
autobiografía, héroe lírico, biografía, situación, carácter, tipo, personaje,
hagiografía. (8)
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Son posibles dos tipos
principales de conciencia biográfica valorativa y de constitución de la vida de
acuerdo con la amplitud del mundo biográfico (extensión del contexto valorativo
que le proporciona un sentido) y con el carácter de otredad competente; llamaremos
al primer tipo la aventura heroica (el Renacimiento, el Sturm und
Drang, la tentativa de Nietzsche), y al segundo la cotidianidad social (el
sentimentalismo y en parte el realismo). Analicemos ante todo las
particularidades del primer tipo de valor biográfico. En la base del valor
biográfico de la aventura heroica está lo siguiente: la voluntad de ser héroe, de
tener importancia en el mundo de los otros, la voluntad de ser amado y,
finalmente, la voluntad de vivenciar el fabulismo (la aventura) de la vida, la
heterogeneidad de la vida exterior e interior. Los tres valores que organizan
la vida y los actos de un héroe biográfico para él mismo son significativamente
estéticos y pueden organizar también la representación artística de su vida por
el autor. Los tres valores están individualizados, pero se trata de un
individualismo inmediato e ingenuo no separado del mundo de los otros, iniciado
en el ser de la otredad necesitado del ser y que alimenta su fuerza por su
autoridad (aquí no existe la contraposición de mi yo-para-mí solitario
al otro como tal, que es propia de la confesión-rendimiento de cuentas
impugnadora del hombre). Este ingenuo individualismo se relaciona con el
parasitismo ingenuo e inmediato. Detengámonos en el primer valor: la aspiración
de heroizar la vida, de adquirir importancia en el mundo de los otros, de la gloria.
El deseo de gloria
organiza la vida del héroe ingenuo y también organiza el relato de su vida:
enaltecimiento. La aspiración de gloria es un reconocerse dentro de la
humanidad cultural de la historia (o de la nación), y un afirmar y construir su
vida en la posible conciencia de la humanidad, es un crecer no en sí mismo ni
para sí mismo sino en otros y para otros, un ocupar lugar en el mundo inmediato
de coetáneos y descendientes. Por supuesto, también aquí el futuro tiene una importancia
organizadora para la personalidad que se ve valorativamente en el futuro y se
rige desde este futuro, pero no se trata de un futuro absoluto y semántico sino
de un futuro temporal e histórico (el mañana), que no niega sino que continúa
orgánicamente el presente; no es un futuro del yo-para-mí sino de otros,
los descendientes (cuando es el futuro semántico el que se dirige a la
personalidad, todos los momentos estéticos de la vida se cancelan para la
personalidad misma, pierden su significación y, por consiguiente, también deja
de existir para la personalidad el valor biográfico). Al heroizar a los otros,
al crear un panteón de héroes, se trata de pertenecer al último, de ubicarse en
él, de ser dirigido desde allí por su imagen futura deseada, creada a la imagen
de los otros. Toda esta sensación orgánica orgánica de sí mismo dentro de la
humanidad heroizada de la historia, de su participación en ella, de un esencial
crecimiento dentro de ella, el arraigo y la autoconciencia, la comprensión de
sus trabajos y los días dentro de ella: este es el momento heroico del valor
biográfico. (El parasitismo aquí puede ser más o menos fuerte, según el peso de
los valores de sentido puramente objetivos para la personalidad; el deseo de
gloria y la sensación de su participar en el ser histórico y heroico pueden ser
tan sólo un acompañamiento que contribuye al valor, mientras que los trabajos y
los días vendrían a ser puro sentidos, es decir, el futuro temporal oscurecería
tan sólo con una leve sombra al futuro semántico, y con ello la biografía se
desintegraría al ser sustituida por un informe objetivo o por un autoinforme
confesional.)
El amor es el segundo
momento del valor biográfico de primer tipo. El deseo de ser amado, la
comprensión, la visión y la constitución de la persona en una posible
conciencia ajena y amorosa, la (aspiración) de hacer del amor deseado del otro
una fuerza que mueva y organice a mi vida en una serie de momentos de amor
-todo ello es también un crecimiento en la atmósfera de la conciencia amante
del otro. Mientras que el valor heroico determina los momentos y acontecimientos
principales de una vida personalmente social, cultural e histórica (gesta),
la orientación volitiva principal de la vida, el amor determina su tensión
emocional contribuyéndole un sentido de valor y materializando todos sus
detalles internos y externos.
Mi cuerpo, mi apariencia,
mi traje, toda una serie de pormenores internos y externos de mi alma, los
detalles y pormenores de la vida que no pueden tener una importancia y reflejo
valorativo en un contexto histórico-heroico, en la humanidad o la nación (todo
aquello que es históricamente insustancial, pero que existe en el contexto de
la vida), todo adquiere un peso valorativo, un sentido, y se forma dentro de la
amante conciencia del otro; todos los momentos estrictamente personales se
constituyen y se rigen por aquello que yo querría ser en la conciencia amante
del otro por mi imagen anticipada que debe ser creada valorativamente dentro de
esta conciencia (con la excepción, por supuesto, de todo aquello que se
predetermina valorativamente en mi apariencia externa, en mis maneras, en el
modo de vida, etc., por la vida cotidiana y la etiqueta, es decir, también por
la conciencia valorativa de otros plasmada en esos detalles; el amor aporta
formas individuales y emocionalmente más tensas en estos aspectos extrahistóricos
de la vida).
En el amor, el hombre
tiende a superar sus limitaciones respecto a un determinado valor, siendo
poseído emocionalmente de la manera más intensa por la amante conciencia ajena
(el papel de la amada que formalmente organiza la vida exterior e interior, así
como la expresión lírica de la vida en el dolce stil nuovo: (37) en la
escuela boloñesa de Guido Guinicelli, Dante, Petrarca). La vida del héroe
tiende a ser para él mismo bella y él incluso percibe su belleza en sí, dentro
de esa tensión de la posesión por la conciencia amante y deseada del otro. Pero
el amor se vuelva también en la esfera histórica-heroica de la vida del
protagonista, el nombre de Laura se entreteje con el laurel (Laura-lauro),
(38), la anticipación de la imagen en los descendientes con la imagen de la amada
que se guarda en el alma, la fuerza valorativamente formadora de los
descendientes se entreteje con la fuerza valorativa de la amada, ellos se
refuerzan mutuamente en la vida y se funden en un motivo único en la biografía
(y sobre todo en la lírica): esto sucede en la biografía poética de Petrarca,
Notas
(37) El estilo poético
intermedio entre el lirismo de los trovadores medievales y la lírica del
Renacimiento, formado en Toscana.
(38) Como es sabido, el acontecimiento más importante de la vida de Petrarca fue su coronación en el Capitolio con una corona de laureles. El poeta quedó impresionado por la coincidencia entre el nombre de su amada y la palabra lauro, como símbolo de un deseo exaltado y patético de gloria.
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