por Baltasar Daza
En
García: 15 años de entrevistas con Charly (1992-2007), de los periodistas
Daniel Riera y Fernando Sánchez, el músico repasa su pasado, expresa ideas,
habla del futuro y graba un disco. Por cortesía de la editorial argentina
Vademécum, reproducimos un par de extractos del libro.
[…]
Aunque suene a lugar común, ¿dirías que descubrir a los Beatles te
cambió la vida?
Y sí, porque decidí que era lo mío. La música clásica y el mundo de la
música clásica se habían vuelto muy bizarros para mí. Veía una concreta
disociación entre lo que pasaba adentro del conservatorio y lo que me pasaba
cuando salía. Era puritano al extremo, muy católico, muy represor. Era genial,
pero cuando querías componer algo te cagaban a pedos. Así que los Beatles
fueron como otro conservatorio, pero mucho más piola. Y todo tenía más que ver
conmigo.
¿Te interesaste más por la música que por las letras?
Es que las letras… “Love Me Do” es muy simple. Dice “love”; todo el
mundo sabe qué quiere decir love. Y además, decíamos cualquier cosa, cantábamos
sanata. Después, con Bob Dylan y los Byrds, nos pusimos más especialistas en el
tema.
Suena “Love Me Do” y García pide que detengamos el tema.
“Love Me Do” está en mono. El disco es mono. ¿Quién canta? Los dos, ¿no?
Esto es armónica, batería, palmas, bajo, guitarra que casi no se escucha. Y
están la voz de Lennon y la de McCartney. Ahora poné todo eso en tres
canales... Por eso, cuando mezclaban en estéreo, quedaba la música de un lado y
las voces de otro. Y a mí me encantaba eso. Pero me preguntaba quién cantaba la
canción, porque las voces están en [intervalos de] quintas. Eso me quedó como
una tara: la eliminación de la tercera. Ahora estoy por hacer un disco que se
va a llamar Tres. Pero no sé, porque siempre estuve en contra de la
tercera. La tercera es la voz del medio, la que define si el acorde es mayor o
es menor. Y acá cantan un re y un sol, pero se olvidaron del si, o no lo
pusieron a propósito para que uno haga la voz ahí, armonizando. Ese es el
gancho. ¿Viste que siempre te dan ganas de cantar con los Beatles? A mí me
pasaba. Ponelo de nuevo.
Suena “Love Me Do” otra vez. Charly canta entre John y Paul. Tiene
razón.
¡Hey, man! ¡La cantidad de cosas que se
pueden aprender de los Beatles! Andá a saber a quién le sacaron eso, cómo se
les ocurrió. Porque eso es de música clásica. Eso de usar dos melodías al mismo
tiempo. Bach, las fugas y las tocatas... Piazzolla. Son todas músicas hechas
con cuatro notas paralelas: como los cuartetos de cuerdas, por cosas así, sin
saber cuál era la raíz de la música, sin haber estudiado... Tuvieron mucha
suerte en cómo se dieron las cosas. Porque encontraron a George Martin, que era
un tipo de la música clásica, aunque también hacía discos de sátira. Pero el
tipo les debe haber pasado cosas muy clave, como el respeto al 440. Si escuchás
cualquier disco de los Rolling Stones de los viejos, no los podés tocar encima.
Hasta que no pusieron un piano o un teclado, los tipos afinaban entre ellos, en
la suya. Y los Beatles afinaban con un piano. Siempre había un piano, usaban
armónica, qué sé yo, tenían cosas que te hacían pensar que eran tipos grandes,
que no eran pendejos, que sabían todo. O no lo sabían, pero lo hacían,
sospechaban algo...
[…]
Esta, la noche del 22 de marzo de 2003, no es una noche cualquiera: esta
noche, Charly inicia oficialmente la grabación de su nuevo disco. Alquiló los
estudios solo para él por una semana. Está sentado en un sofá de cuerina beige,
setentoso y cómodo, del lado de la consola, como a él más le gusta, bien cerca
de Marcos Sanz, su ingeniero, más que su ingeniero su brazo derecho en el
estudio. Charly conoció a Marcos en 1996, en Madrid, durante la grabación
de Say No More, y quedó tan conforme con su trabajo que lo obligó a
radicarse en Buenos Aires, pero de eso hablaremos más tarde, porque aquí están
pasando miles de cosas por minuto, así que, como dice Marcos, siéntate,
empápate y disfrútalo. Si te distraes un segundo, si pestañeas, te lo pierdes,
y si estás aquí y te lo pierdes, es una pena, porque muy pocos tienen este
privilegio: estás viendo trabajar a un genio. Antes que me olvide: Charly quiere
que en este disco toque Keith Richards, pero después hablaremos de eso. No te
distraigas. No digas nada. Say no more.
Si vas al baño, apurate. Él no va al baño. No solo no va al baño: no
sale del estudio. No estira las piernas. Estuve en cuatro de las primeras cinco
sesiones de la grabación de este disco. Nueve horas, siete horas, siete horas,
siete horas, treinta horas en total y no le quité los ojos de encima y puedo
asegurarte que Charly ni fue al baño ni salió del estudio. Graba en cinta
analógica, como fueron grabados casi todos los discos que le gustan, como ya
casi nadie graba hoy. Toño recibe órdenes de Charly desde la consola. El
baterista está en la pecera, tapado por un biombo que apenas deja ver su
rostro. Ahora tocalo más rápido, le ordena Charly. Comprimamos el tambor, le
dice a Marcos. Está medio muteado, medio apagado, quiero que suene más Ringo,
más pleno, les dice a ambos. Pegale en el centro del tambor, le dice Marcos a
Toño. El parche está demasiado apretado, no sé lo que pasa, se lamenta Charly.
Toño termina la enésima toma y sale de la pecera, en busca de orientación.
Vos querés un sonido a Ringo, ¿no es cierto?
Quiero un sonido... que todavía no lo escuché —se queja Charly—. Ahora
tocá el tema de nuevo como la primera vez, como era al principio. Por ahora
vamos a dejarlo así.
Ok.
Kiuge mira al cielorraso como si mirara al cielo y dice no puedo creer
que me esté pasando esto. Es la primera vez que el guitarrista graba con
Charly: Kiuge, el bajista Carlitos y Toño tenían un trío en su Chile natal, que
tocaba exclusivamente covers de García. Charly vio al trío, le encantó,
despidió a todos sus músicos excepto a la guitarrista María Gabriela Epumer y
convirtió a los chilenos más María Gabriela en su nueva banda. En algún momento
de la noche, Kiuge, durísimo, me confesará que, si Charly se lo pidiera, le
entregaría a su mujer. Charly se conforma con que Kiuge toque lo que le pide.
El guitarrista entra en la pecera y Charly le da instrucciones.
[…]
García: 15 años de entrevistas con Charly (1992-2007) (Vademécum,
2020), de Daniel Riera y Fernando Sánchez, está a la venta en Gould Libros.
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