(LO QUE EL MATERIALISMO NEURÓTICO QUISO ESCONDERNOS SOBRE NUESTRA GRANDEZA)
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Isabelino Pena trabajó dos horas con el portugo y
fue hasta la casita de las Artigas. Y en el momento de entrar escucho que
Celeste explica:
-Es un cordial que preparan los libertos en el
hospital de la chácara. Se hace con muchísimas flores, aunque la más preciada
es el jazmín.
El detective reprimió el asco al observar las
copas recién vaciadas por Ña Pancha y Rafaela y anunció:
-El señor Lanzarote pasó temprano por el Fijo y le
aseguraron que hoy llega Pepe.
Entonces Rafaela muerde un triángulo de la guarda
superior del vestido y babea agarrándose los pechos:
-Sin pecado concebidos. Pero la noche de Francisca
Eulalia y la noche de Petronila se nos murió la luna.
Celeste le hizo señas a Josef de que tocara algo y
pidió permiso para salir a la calle con el viejito vestido de cajetilla. Hay un
mediodía increíblemente lleno de golondrinas, pero la muchacha crenchuda parece
perforar la muralla con el deseo y no tengo más remedio que explicarle que el
gloriado es un afrodisíaco.
-Cerdos -murmuró ella. -Algún día he de contaros
lo que hicieron Killer y los Twins con mi tía durante la ocupación.
-Ya lo averigüé, mija. El pulpero de Punta Gorda
es el Amarillo. ¿Vos cómo lo supiste?
-Por Arnal.
Adentro suena la sarabanda de Roncalli que le
escuché tocar a Melina Petriella y me largo a escarbar:
-En Buenos Aires conocí a un fernandino que me
contó que su tía iba a misa con una paloma en cada hombro.
-No. Eso es pura chuscada -sacó una targanina la
muchacha. -Pero a fe que la garza desapareció del Marco de los Reyes la tarde
que la enterraron sin dedos en los pies.
-Pero vos ya no estabas en Maldonado.
-No -se pone el cigarro en la oreja como un malevo
y me muestra las caries. -El día que me escapé de aquel infierno con este señor
cerdo que me usa de guitarra me podé a tijeretazos y todavía no entienden quién
soy. El pelo me llegaba mucho más abajo de la cintura.
Isabelino estaba a punto de acariciarle el cráneo
a la muchacha cuando sonó el Sol Mayor final y un chillido de Rafaela se metió
en la emulsión de la blancura que soplaba desde el muelle:
-Al Alma Cimarrona la vemos nada más que los locos
y los espejos.
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El 4 de marzo de 1807 se cumplían dos meses de la
muerte de tu padre y le pediste a tu abuela para ir a ver el primer melólogo
madrileño que se iba a estrenar en la Casa de Comedias según lo desparramó el
barbero y llegaron a saberlo hasta los críos pelotaris con los que ya no te
dejaban jugar más que al Gran Bonete: la marquesa te acusó de querer echarle el
ojo a la raterilla pero se mandó preparar tirabuzones con el maestro Andrés y
arreó otras cuatro damas de copete y Tiburcio y un bozal les llevaron las
sillas y la primera sorpresa fue ver al Gobernador Gore Brown en el palco de
Ruiz Huidobro y enseguida a la recién formada Logia Buonarroti rodeando la
sobrecogedora máscara de albayalde y bermellón que transformaba a Celeste en un
ícono digno del coro de la canción patriótica compuesta por Bartolomé Hidalgo
que abriría las funciones en 1815 Bravos Orientales Himnos entonad Que
Artigas va al templo De la libertad: el gigante pecoso y los mellizos de
bigote desteñido tenían anteojos teatrales traídos de Londres y se daban el
lujo de escrutar la mar de escotes de la créme y la cazuela y los palcos
y las lunetas donde no se podía echar la cabeza de un alfiler se alborotaron
mucho antes de la gritería con que fue aplaudida Conuneros de Castilla en
la primera parte aunque los ingleses también se sintieran encantado de
demostrar su liberalidad: Lanzarote le mandó yemas y tortitas de morón a la
marquesa en el entreacto y la vieja quedó tan touché que cuando le
pediste licencia para ir a hacer lo tuyo les comentó a las otras Tan majo y tan
gorrino y pudiste ver de al lado la muda de velas de las arañas y el pegaso y
las musas y el templete del telón de boca mandados pintar en Europa y al meterte
en el hedor del zaguán que daba al norte buscaste un lugarcito entre los empolvados
de coleta y lunares y los plebeyos de poca consideración que se vaciaban
igualmente perniabiertos sobre un albañal donde flotaban ratones y escuchaste a
Red Killer contestarle con mucho acento a los Twins mientras se embraguetaba Lo
que yo comería primero es la sopa de almeja de Celeste: el melólogo era una
danza-canto-recitado unipersonal con música alternada que no fue muy atendida
porque ya circulaba la confirmación de que Lanzarote se había conocido con los
otros masones en la mismísima corte de Madrid aunque la mormoración principal
fue que la salerosa chula guapetona yegüita madrina iba a andar bien montada en
el Miguelete y que si en la primera parte hubiesen dado Otelo el portugo
era capaz de salir a buscar al yaguareté.
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Isabelino Pena le contestó al futuro Presidente
del Congreso que redactó las Instrucciones del año XIII:
-Claro que conozco el libro de Thomas Paine. Y
coincido con el señor Lanzarote en la apreciación de que el gobierno racional
estadounidense está facultado para llegar al despotismo sobre las provincias.
Aurora Bendita trae los botellones y todos
rechazamos el gloriado menos el portugo, que termina explicando:
-Es un verdadero elixir digno del siglo de las
luces que inventó el desaparecido doctor Label. Lo empezamos a preparar en la
chácara con toda nuestra variedad de flores y huesos de perdices hervidos,
hasta que vino la reglamentación de la caza y la veda. Este año se sustituyeron
las aves por perros cimarrones y el resultado fue más extraordinario todavía
para curar las calenturas pútridas y la sarnícula de los esclavos, pero sobre
todo para fortalecer a las víctimas del microbio del amorcillamiento. A esos
santos hay que amputarlos apenas se les detecta el rosado-cruz en los ojos: ahí
no se valen las sangrías ni la grasa de lagarto ni la infundia de gallina ni el
unto sin sal ni el emplasto de cebollas blancas. Y menos que menos los conjuros
con cruces y reliquias y la búsqueda de las agüerías del cristo en el paladar y
otros hierbajos del oscurantismo.
-Una gran obra de caridad -sonrió desde su gracia
de encantamiento casi constante Fray Guillermo. -Con el buen Lanzarote podremos
discutir hasta el fin de los tiempos sobre Spinoza o Rousseau, pero lo de la
chácara es un verdadero tesoro para nuestro nuevo mundo.
-¿Discuten sobre Rousseau? -se aplasta los rulos
Artigas, y me doy cuenta que Celeste ya lo empezó a entelarañar.
-Fray Guillermo sostiene que la propuesta de El
contrato social es una mala copia de la ilustración española -estornudó
taponeándose la boca con un pañuelo de seda negra el portugo.
-Mala y oportunista -se le opaca la beatitud al
hombre-muchacho andrajoso. -Esa artimaña no descansa hasta dar con Robespierre
y Napoleón y el diablo a cuatro, maestre. Y catad que cuando el supuestamente
jacobino Mariano Moreno lo mandó traducir ordenó la supresión de un capítulo y
de varios capítulos argumentando que el autor tuvo la desgracia de delirar
en materias religiosas.
-Yo cato pocas letras -dejó de abanicarse la
muchacha y la panorámica de su escote se tragó la mirada de todos los machos de
la tertulia, incluido el chiquilín desproporcionado como un flamenco. -Pero
pienso que un buen cristiano nunca siente que todos nosotros juntos
somos más importantes que cada uno de nosotros, sino que cada uno de
nosotros es tan importante como todos nosotros juntos.
-Chupate esa mandarina -murmuro, y al futuro Jefe
de los orientales se le escapa una risita.
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El 6 de enero de 1809 los Twins invitaron al
maestro calígrafo y acuarelista vizcaíno Juan Manuel Besnes e Irigoyen a
registrar escenas de la fiesta de San Baltasar que se celebraba
independientemente en la Chácara del Nuevo Mundo: se cumplía un año de la
muerte de la marquesa y de tu adopción tácita por parte de José de Lanzarote y
Celeste Cid y los fines de semana los pasaban en el Miguelete y les daban
conciertos a los negros del hospital y del asilo sanmariano donde florecían las
pequeñas industrias: los libertos y las libertas que quedaban minusválidos por
el amorcillamiento se ganaban sus vintenes fabricando escobas y jaulas y
secadores para pañales y mantillas con las cañas de la quinta o parrillas y
trébedes para la calderita del mate o la cazuela o la olla de pies cortos con
arcos de hierro viejo o trenzando riendas cabezadas bozales maneas y cabos de
rebenque o llenando huevos devorados por succión con agua de alhucema para
venderlos en Carnaval pero por sobre todo haciendo milagros con la aguja el
dedal la plancha y la tijera al grado que la Logia prefería las camisas con
puños volados y las pecheras facturadas en la Chácara y muchas damas de viso
encargaban los turbantes de terciopelo o los vestidos de amazonas que usaban
para montar los domingos y los tiradores las sobrecinchas los sobrepuestos o
las bolsas de seda para el dinero bordadas con un primor asombroso: Este es un
paraíso de la caridad comentó Besnes bocetando el islote de las garzas que iban
y venían a ras del arroyo y las hectáreas de flores con las que se preparaba el
elixir en pucheros manejados por un mandinga centenario que se acercaba a
escucharte tocar y terminaba chupándose una especie de rosario de sebo que
contenía el dolor de un continente: y justo ese domingo el portugo trajo un
lote de negros rematados en la Aguada y el vizcaíno pudo registrar las
asombrosas escenas de la detección del rosado-cruz que siempre dirigió Label
aunque consistía sencillamente en sentar a los esclavos frente al islote y
esperar que las garzas se les posaran a algunos en la cabeza lo que era un
infalible diagnóstico de uno de los microbios más misteriosos con los que se
enfrentaba la medicina moderna: esa tarde le dijiste a Besnes que te gustaba
mucho verlo sacar apuntes en el paseo del Recinto y si no se le había ocurrido
retratar al Señor de la Paciencia de la Casa de Ejercicios y él miró el
palomar-osario y contestó que para eso le faltaba tener más fe en su oficio y
que una vez soñó que un crío lo iba a pintar en un altillo mágico.
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