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ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES (31) - HÉCTOR GARBARINO


1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

Discusión (3)


H. Garbarino: “Muchas gracias, Manuel, me interesó mucho su exposición, de alguien como usted que compartió los comienzos de estas ideas y con quien después alguna vez hemos también conversado. Usted plantea cosas muy interesantes y que sería cuestión de pensarlas, pero, como usted dice, con más detenimiento.

Pero en una primera impresión, en una primera respuesta: usted plantea la posibilidad de que estas patologías nazcan en el momento de la separación de la madre y el niño. A mí me parece que este momento de separación es un momento importante. Estoy de acuerdo con usted, lo que pasa es que yo no ubicaría en este momento el inicio de la patología. A mí me parece que, en estas patologías, la unión de madre y bebé ya no ha sido normal. No sólo la separación, la unión misma no ha sido normal.

Me gustaría referirme también a algo que usted dijo acerca del nacimiento biológico y psicológico y el Ser desde el nacimiento. Lo que nos ha llevado a plantear el Ser desde el nacimiento es también esta idea de la que algunos autores, como Anzieu, se han referido. En la vida intrauterina tenemos un espacio limitado, el bebé con los piecitos, suele empujar las paredes uterinas, donde tenemos un ambiente líquido. Otra cosa es el pasaje, hay que ver lo que significa como trascendente el pasaje de un medio líquido a un medio aéreo y donde ya no existe el límite de las paredes uterinas. Es por allí que pensamos que en este momento del nacimiento, se puede instalar un espacio ilimitado y naturalmente no hay tiempo.

Y es esto los que nos ha conducido a pensar que la instancia del Ser podemos hacerla surgir desde el nacimiento, entendiendo que el cuerpo se origina en el vínculo con la madre. Que se nace con un cuerpo, es obvio, pero la vivencia del cuerpo nace con el vínculo con la madre y las identificaciones primarias, de que habló Freud, entre madre e hijo. Es decir que el cuerpo se empezaría a percibir a punto de partida del yo corporal, de que habló Freud, pero nosotros hablamos del yo-Ser por considerar que es un yo corporal que en un principio, tiene un límite abierto y que el límite cerrado, el yo corporal, se crea después, piel mediante, en el vínculo entre madre e hijo.

Me pareció muy interesante la idea y yo estoy seguro de que la separación es una cosa muy complicada, como lo ha señalado, por ejemplo, Jacobson. Estoy de acuerdo. La separación es un momento crucial, lo único que yo diría es que lo que ocurre en la separación ya está preparado de antemano. Es decir, que la separación sería tanto más patológica cuanto más patológica hubiera sido la unión. Yo he aprendido también de usted, Manuel, cuando usted hablaba del investimento tanático de la madre. Yo estoy completamente de acuerdo con eso. Nos imaginamos un investimento tanático de una madre o de un desinvestimento debido a que la madre pasa por cualquier estado depresivo, psicótico, por supuesto, vinculado con la separación de su bebé. Allí ya se crea -me parece- una patología que después, cuando venga la separación y con ella la autonomía del ser con respecto a la madre, la situación va a ser mucho peor.

También estoy de acuerdo en que, y lo vuelvo a repetir, una teoría no abarca toda la patología, en esto estoy absolutamente de acuerdo con Manuel”.

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