1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes /
2019
Discusión
(3)
H. Garbarino:
“Muchas gracias, Manuel, me interesó mucho su exposición, de alguien como usted
que compartió los comienzos de estas ideas y con quien después alguna vez hemos
también conversado. Usted plantea cosas muy interesantes y que sería cuestión
de pensarlas, pero, como usted dice, con más detenimiento.
Pero en una primera impresión,
en una primera respuesta: usted plantea la posibilidad de que estas patologías
nazcan en el momento de la separación de la madre y el niño. A mí me parece que
este momento de separación es un momento importante. Estoy de acuerdo con
usted, lo que pasa es que yo no ubicaría en este momento el inicio de la
patología. A mí me parece que, en estas patologías, la unión de madre y bebé ya
no ha sido normal. No sólo la separación, la unión misma no ha sido normal.
Me gustaría referirme
también a algo que usted dijo acerca del nacimiento biológico y psicológico y
el Ser desde el nacimiento. Lo que nos ha llevado a plantear el Ser desde el nacimiento
es también esta idea de la que algunos autores, como Anzieu, se han referido.
En la vida intrauterina tenemos un espacio limitado, el bebé con los piecitos,
suele empujar las paredes uterinas, donde tenemos un ambiente líquido. Otra
cosa es el pasaje, hay que ver lo que significa como trascendente el pasaje de
un medio líquido a un medio aéreo y donde ya no existe el límite de las paredes
uterinas. Es por allí que pensamos que en este momento del nacimiento, se puede
instalar un espacio ilimitado y naturalmente no hay tiempo.
Y es esto los que nos ha
conducido a pensar que la instancia del Ser podemos hacerla surgir desde el
nacimiento, entendiendo que el cuerpo se origina en el vínculo con la madre.
Que se nace con un cuerpo, es obvio, pero la vivencia del cuerpo nace con el
vínculo con la madre y las identificaciones primarias, de que habló Freud,
entre madre e hijo. Es decir que el cuerpo se empezaría a percibir a punto de
partida del yo corporal, de que habló Freud, pero nosotros hablamos del yo-Ser
por considerar que es un yo corporal que en un principio, tiene un límite
abierto y que el límite cerrado, el yo corporal, se crea después, piel
mediante, en el vínculo entre madre e hijo.
Me pareció muy
interesante la idea y yo estoy seguro de que la separación es una cosa muy
complicada, como lo ha señalado, por ejemplo, Jacobson. Estoy de acuerdo. La
separación es un momento crucial, lo único que yo diría es que lo que ocurre en
la separación ya está preparado de antemano. Es decir, que la separación sería
tanto más patológica cuanto más patológica hubiera sido la unión. Yo he
aprendido también de usted, Manuel, cuando usted hablaba del investimento
tanático de la madre. Yo estoy completamente de acuerdo con eso. Nos imaginamos
un investimento tanático de una madre o de un desinvestimento debido a que la
madre pasa por cualquier estado depresivo, psicótico, por supuesto, vinculado
con la separación de su bebé. Allí ya se crea -me parece- una patología que
después, cuando venga la separación y con ella la autonomía del ser con
respecto a la madre, la situación va a ser mucho peor.
También estoy de acuerdo en que, y lo vuelvo a repetir, una teoría no abarca toda la patología, en esto estoy absolutamente de acuerdo con Manuel”.
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