EL TEATRO TOSCO (4)
La notable obra de John
Arden La danza del sargento Musgrave puede tomarse, entre muchos otros
de sus significados, como ejemplo de cómo cobra vida el auténtico teatro. En
una improvisada plataforma, situada en la plaza del mercado, Musgrave se
enfrenta a la muchedumbre intentando comunicar del modo más convincente el
horror que siente hacia la futilidad de la guerra. La demostración que
improvisa se asemeja a una genuina pieza de teatro popular: ametralladoras,
banderas y un esqueleto en uniforme que levanta sobre su cabeza, son los medios
de que se sirve para confirmar su dialéctica. Cuando todo este despliegue no
consigue trasmitir por completo su mensaje a la multitud, su desesperada
energía le lleva a buscar nuevos medios de expresión y, en un relámpago de
inspiración, comienza un rítmico zapateo que deriva en furiosa danza. Esta
danza del sargento Musgrave demuestra cómo la violenta necesidad de proyectar
un significado puede repentinamente dar vida a una forma desenfrenada e
imprevista.
Vemos aquí el doble
aspecto del tosco: si lo sagrado es el anhelo por lo invisible a través de sus
encarnaciones visibles, lo tosco es también una dinámica puñalada a un cierto
ideal. Ambos teatros alimentan en sus respectivos públicos, profundas y auténticas
aspiraciones, tanto uno como otro abren infinitos recursos de energía, de
diferentes energías, pero ambos acaban por delimitar zonas en las cuales no se
admiten ciertas cosas. Aparentemente, el teatro tosco carece de estilo, de convenciones,
de limitaciones, pero en la práctica tiene las tres cosas. Al igual que en la
vida el uso de trajes viejos puede comenzar como actitud de desafío y convertirse
en una postura, lo tosco también puede pasar a ser un fin en sí mismo. El
hombre desafiante del teatro popular puede llegar tan a ras de tierra que
impida el vuelo de su propio material. Cabe incluso que rechace el vuelo como
posibilidad, o el cielo como lugar apropiado para el vagabundeo. Esto nos lleva
al punto donde ambas formas de teatro muestran su verdadero antagonismo. El
teatro sagrado se ocupa de lo invisible. El teatro tosco se ocupa de las
acciones humanas, y debido a que es directo y toca con los pies en tierra,
debido a que admite la risa y lo licencioso, este tipo de teatro al alcance de
la mano parece mejor que el sacro.
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