martes

PETER BROOK - EL ESPACIO VACÍO (34)


EL TEATRO TOSCO (4)


La notable obra de John Arden La danza del sargento Musgrave puede tomarse, entre muchos otros de sus significados, como ejemplo de cómo cobra vida el auténtico teatro. En una improvisada plataforma, situada en la plaza del mercado, Musgrave se enfrenta a la muchedumbre intentando comunicar del modo más convincente el horror que siente hacia la futilidad de la guerra. La demostración que improvisa se asemeja a una genuina pieza de teatro popular: ametralladoras, banderas y un esqueleto en uniforme que levanta sobre su cabeza, son los medios de que se sirve para confirmar su dialéctica. Cuando todo este despliegue no consigue trasmitir por completo su mensaje a la multitud, su desesperada energía le lleva a buscar nuevos medios de expresión y, en un relámpago de inspiración, comienza un rítmico zapateo que deriva en furiosa danza. Esta danza del sargento Musgrave demuestra cómo la violenta necesidad de proyectar un significado puede repentinamente dar vida a una forma desenfrenada e imprevista.

Vemos aquí el doble aspecto del tosco: si lo sagrado es el anhelo por lo invisible a través de sus encarnaciones visibles, lo tosco es también una dinámica puñalada a un cierto ideal. Ambos teatros alimentan en sus respectivos públicos, profundas y auténticas aspiraciones, tanto uno como otro abren infinitos recursos de energía, de diferentes energías, pero ambos acaban por delimitar zonas en las cuales no se admiten ciertas cosas. Aparentemente, el teatro tosco carece de estilo, de convenciones, de limitaciones, pero en la práctica tiene las tres cosas. Al igual que en la vida el uso de trajes viejos puede comenzar como actitud de desafío y convertirse en una postura, lo tosco también puede pasar a ser un fin en sí mismo. El hombre desafiante del teatro popular puede llegar tan a ras de tierra que impida el vuelo de su propio material. Cabe incluso que rechace el vuelo como posibilidad, o el cielo como lugar apropiado para el vagabundeo. Esto nos lleva al punto donde ambas formas de teatro muestran su verdadero antagonismo. El teatro sagrado se ocupa de lo invisible. El teatro tosco se ocupa de las acciones humanas, y debido a que es directo y toca con los pies en tierra, debido a que admite la risa y lo licencioso, este tipo de teatro al alcance de la mano parece mejor que el sacro.

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