miércoles

GARDEL: EL ALMA QUE CANTA (13) - HUGO GARCÍA ROBLES


Las canciones tributarias del folclore

Como se ha dicho antes, la vinculación de Gardel con el mundo de los payadores era inevitable. En muchos de los ámbitos donde se ensayó en sus comienzos de cantor, como cafetines y comités políticos, los payadores eran bien recibidos y normalmente eran intérpretes apreciados por el gusto popular de ese momento. Pero, además, Gardel desarrolló un particular afecto por esas canciones que él reconoció como “criollas”, dándoles esa denominación que en su concepto expresaban la raigambre con el suelo rioplatense gauchesco de las dos orillas.

Por eso, más allá de las interpretaciones del dúo Gardel-Razzano, él mismo, cuando la fama lo catapulta a ser cantor sostenido por guitarras, no deja de cantar esos temas, que aparecen en sus películas entretejidos con tangos y otras formas menos reiteradas pero presentes (jotas, especies tributarias del jazz como el “shimmy” y hasta fados portugueses).

En esta vertiente cantos estilos, milongas, tonadas, zambas y cifras. Es provechoso examinar sus interpretaciones, cotejando las de distintas fechas, de una misma canción. Por ejemplo, el estilo “El tirador plateado”. El estilo es una especie folclórica que se canta tanto en Argentina como en Uruguay, sobre la base de un texto que responde a la forma de la décima; diez versos octosílabos. Musicalmente, comprende el “punteo”, especie de preludio a cargo de la guitarra, mientras que la parte cantada se divide en tres partes que cubren los diez versos. El Allegro inicial que consta de dos frases musicales, una reiteración de la otra, con las cuales se cantan cuatro versos, el Cielito, que cambia su compás de binario a ternario, valsea, con el cual se cantan cuatro versos más y el retorno del Allegro inicial, que esta vez sin repetirse canta los dos versos finales de la estrofa. De modo que, desde el punto de vista de la décima, la música del estilo canta tres grupos de versos que son: cuatro, cuatro y dos finales.

En la versión de 1917 que Gardel canta acompañado por la guitarra de José Ricardo, se advierte que el cantor respeta el modo folclórico al cantar cada sílaba del texto contra una sola nota. También es claro el registro agudo, de tenor, el “portamento” sobre las palabras “sos el… tirador plateado”, que prolonga el artículo “el” en una nota alta. A lo largo de la interpretación esas notas sostenidas recaen en las reiteraciones de la melodía que, de acuerdo con la fórmula popular, es la misma para cada estrofa del texto. Así se escuchan las notas sostenidas con el portamento en los pasajes que hablan “de mi arriador”, “potranca criada gaucha”, “vaina de mi puñal” y demás que, sujetas a la regularidad que es exigencia de la forma poética, no dejan de poner su énfasis en la numeración de méritos que son todas figuras del amor que el hermoso texto convierte en una cadena de metáforas.

En la versión de este estilo grabada en 1933, el acompañamiento es el de las guitarras de Barbieri, Riverol, Vivas y Pettorosi, pero lo realmente importante, además de la mejora evidente de la calidad sonora del registro y de los guitarristas, sucede en la voz de Gardel. La versión se beneficia de su registro de barítono, el “tempo” es más sereno y los “portamenti” más medidos.

Gardel grabó cuatro veces el estilo “La mariposa”, con el texto que pertenece a Andrés Cepeda. En el primer registro de 1917 la guitarra acompañante es de José Ricardo. El cantor respeta el modelo folclórico, cantando sílaba contra nota, con lo cual se advierte que evita los adornos de la línea melódica en su voz, como “mordente” o “grupetto”, aunque en pocas y excepcionales ocasiones se permite adornar.

Si se coteja la versión de 1917 con la que apareció en 1930, aunque grabado en diciembre del año 1929, se advierte prácticamente la misma manera. Sin duda que la calidad de la toma de sonido y los guitarristas Guillermo Barbieri y José María Aguilar de mejores recursos, otorgan otra jerarquía a esta versión del hermoso estilo.

Sin embargo, el patrón interpretativo es prácticamente el mismo: sílaba contra nota, articulación rítmica sobre las consonantes y economía en los adornos. Quizá la mayor diferencia estriba en la más clara distinción de los valores dinámicos. Gardel comienza cada versión en el nivel “forte”, es visible en los versos “Tiene muy lindo color / la mariposa liviana” que inicia el estilo. Otro tanto en los que siguen: “Perfume tiene la flor” con su acento que adopta la función de un pivote en la letra “p”. En “dulces gorjeos de las aves” la melodía le obliga a sostener la sílaba “dul”. El verso “todos tienen ilusiones” con el ceñido y discreto adorno que concierne a la última palabra (“ilusiones”). Se cierra la estrofa con el verso “yo sólo tengo tristezas” que se carga de la expresividad y el “diminuendo” elocuente.

Puede decirse que las sucesivas estrofas que comprende el estilo se cantan con este modelo que adopta el aire de un patrón o norma. Es lógico que así sea en la medida que Gardel practica un severo y riguroso respeto por las formas tributarias del folclore, como se ha dicho. Así canta las cifras, tonadas, gatos, chacareras y milongas camperas, no las milongas tributarias del universo tango, como “Tortazos”.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+