domingo

ORFILA BARDESIO EN ALEMÁN


Con edición coordinada por José I. Fernández Bardesio (hijo de la poeta, destacado compositor e intérprete de guitarra clásica, radicado hace años en Alemania) y traducción de Simone Tillmann y Peter Rosenthal, se publicó la antología bilingüe Gedichte / Poemas (Köln, 2015), de Orfila Bardesio.
La autora (Montevideo, 1922-2009), una de las voces uruguayas más personales y hondas de la Generación del 45, accede en lengua alemana a nuevos lectores y amplía el foco sobre su obra, sin duda merecedora de atenta recepción.
En MALABIA/62 ofrecemos varios poemas del libro. Y, a pie de página, enlaces en internet para un mayor conocimiento de esta reciente edición y la trayectoria de la inolvidable poeta. 

EL TOCAR

La cabellera quema el filo
entre la piel y el cielo
con sus llamas:
las encinas no alumbran su follaje
en las florestas lejanas,
los leopardos no encantan
entre verdes cortinas,
las piedras no recuerdan historias
en milenarias intimidades,
el sol no estalla espigas en una tierra azul.

En la mano desnuda
es donde todo sucede.


JULIETA EN EL PÁRAMO

Muertos presentes en el humilde fuego de las cosas
y en los correspondientes movimientos del agua del silencio
que circula entre ellas,
muertos que ya sois flores en el misterio claro,
mirad los cuatro lados de mi muerte,
mirad mis soledades de metal y los guardianes
que me prohíben conocer,
conducid mi tristeza a los jardines de los huesos,
llevad a los espacios mis alegrías circulares,
interrumpid mi sueño con un vino
que sabe que existe,
elegid los mejores latidos que tengo,
juntadlos como tibios guijarros,
y probaos mi frente, mis lágrimas, mi infancia,
seguid por el oscuro corredor hasta mi mesa
y repartid mi pan entre vosotros,
tomad mi voz prestada para decirme al menos
quién os echó desiertos y silencios,
robadme las sonrisas, los pulmones, las manos,
y bebed de los ríos que llevo a la sombra,
antes de que amanezca, aunque mi cuerpo
tiemble como indefensas hierbas,
¡oh muertos!, abrazadme,
abrazadme y cantad antes de que amanezca,
cantad desde mi vida como lluvias consoladas.
Llevadme a la extensión
en los hombros de las libres manzanas,
llevadme por el aire de la tierra hacia el sol,
llevadme a las ventanas donde hierven abejas con setiembre,
llevadme a la pradera en que sucede la gloria de las puertas,
llevadme hacia el ardiente cementerio.


LA QUE PASEA

El aire la recibe cuando anda,
el cielo la posee, los árboles la besan,
la ama el mar.
Sus pies no pertenecen a su cuerpo,
sino al camino.

Sus piernas le obedecen
como columnas a la Música.
Sus pasos desprendidos del tobillo
no caen en el silencio
como sonidos huérfanos.
Cada uno es guardado en la tierra
como campanas en la memoria.
No se aleja, se acerca.
-Alejarse es volver a besar
en el aire que espera-.
Como las olas condenadas
a gastar un lugar
el movimiento no la deja partir.

CISNE

Quédate conmigo,
misterio,
no te desnudes
de golpe,
quédate callado
y oscuro,
es como eres que te quiero,
no explicado por la claridad,
ni disimulado por la apariencia,
quédate en la ventana
abierta al espacio,
cerrada a la intimidad.
Sin ti no sucede la vida,
no se levanta la luz
a no decir lo que es ella
ni lo que somos nosotros.
Y es bello no saberlo.

EL EQUILIBRIO

Cada vez que el silencio
desciende su escalera de pausas
hacia raíces oscuras,
las palabras coronan
gloriosamente los tallos.

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