domingo

DINOSAURIOS (5) - RICARDO AROCENA


Reflexiones sobre la ecología, el medio ambiente, las multinacionales,la contaminación, los países desarrollados, los países dependientes, los organismos internacionales y el destino de los dinosaurios.


“COMO EN LA EDAD MEDIA”

“Badilla padecía de un catarro crónico, muy común en las peonadas, y vivía con la obsesión de que se le estaba pudriendo la cabeza. Con mucha frecuencia padecía también de un fuerte dolor en la cintura, que el pobre resistía crujiendo los dientes. Muchas noches lo oíamos paseándose en el cuarto como un desesperado. A ratos imploraba a Dios con el fervor de un niño, como si lo tuviera al frente y conversara con él, tratando de convencerlo con sus ruegos y sus lágrimas: “¡Dios mío!”. ¡Dios mío! ¿Por qué sos tan ingrato conmigo? ¡Déjame tranquilo! ¡Si yo no soy tan malo!”. Un momento después le estaba lanzando maldiciones terribles, entre rugido y rugido de dolor, y retando al Cielo a que le demostrara su poder convirtiéndolo en cenizas. Se estremecía el campamento de un portazo, y si nos asomábamos lo veíamos corriendo línea arriba y línea abajo, encorvado y con las manos metidas en la cintura. Parecía un fantasma entre las sombras.”(Mamita Yunai– Carlos Luis Fallas)

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Hacia la mitad del siglo XX, el escritor costarricense Carlos Luis Fallas denunciaba en su novela Mamita Yunai la depredación provocada por las compañías extranjeras en Centroamérica y la explotación de que eran objeto los obreros que en ellas trabajaban, que acababan enfermando al igual que otros pobladores de la región por causa de la contaminación. Por lo que puede verse, el desastre no es nuevo, a lo que hay que agregarle que nuevas enfermedades han irrumpido debido a los cambios climáticos, y otras, que se creía superadas, han reaparecido.

En opinión de los especialistas es difícil predecir cuál será el impacto futuro que la destrucción del hábitat, la deforestación y los cambios de clima han de tener sobre el vasto reservorio de virus y otros agentes causantes de enfermedades que aún persisten en regiones remotas. Los cambios producidos por el desarrollo agrícola, han puesto al ser humano en contacto con reservorios naturales de nuevas enfermedades, pero además existen sistemas de irrigación y represas que favorecen el surgimiento de agentes transmisores, entre otras dolencias del paludismo o dengue.

El científico Petriakov agrega que “ya nos parecemos a esas ciudades medievales en las que los deshechos eran arrojados a la calle directamente desde las ventanas. En la edad media las pestes y el cólera obligaron a construir obras sanitarias. La historia ya nos ha dado suficientes lecciones y es criminal esperar cruzados de brazos la próxima calamidad, que puede ser irreversible”. Detalla el investigador que produce deterioro ambiental y enfermedades a la gente, por ejemplo el humo de las fábricas en países como Inglaterra y Alemania, que envían miles de toneladas de gases sulfurosos que son trasladados por los vientos y al combinarse con el agua de las nubes forma el ácido sulfúrico.

Justamente el pasado fin de año Londres superó en una semana sus límites de contaminación atmosférica, según informó el alcalde de la ciudad, Sadiq Khan. De acuerdo al índice de la calidad del aire —AQI, por sus siglas en inglés— compilado por el Kings College, un sitio monitoreado en un área del sur de Londres comenzó a registrar niveles de dióxido de nitrógeno por encima del umbral permitido. 

Las  autoridades debieron recomendar a las personas con problemas respiratorios o cardíacos que redujeran su actividad al aire libre. “Seguiremos utilizando toda la tecnología que tengamos a nuestra disposición para informar a los londinenses sobre los niveles de contaminación del aire en sus vecindarios”, prometía el alcalde al periódico británico The Independent, mientras el Departamento de Medio Ambiente emitía un comunicado explicando que los adultos y niños con problemas pulmonares y los adultos con problemas cardíacos debían considerar una reducción de la actividad física al aire libre.

De acuerdo a los estudios médicos, aspirar altos niveles de dióxido de nitrógeno puede perjudicar las células pulmonares y  producir de forma rápida quemaduras en piel, ojos y en los tejidos de la garganta, acumular líquido en los pulmones y hasta llevar a la muerte. En el caso que respire durante mucho tiempo bajos niveles de ese compuesto químico, puede afectarse de un enfisema, cuyo síntoma más notorio es la falta de aire. 


AMAZONIA

“Puedo… Puedo exprimir a la tierra; es mía… A los indios; son míos… A los chagras… Bueno… No son míos, pero hacen lo que les digo, carajo” Luego pensaba llevar las cosechas a la capital por el carretero nuevo, por el tren. Su fantasía adelantaba los acontecimientos: perforaba la montaña, domada la roca, seco el pantano y en la ladera y en el valle gigantescos sembrados. También saboreaba a veces el orgullo de pagar la deuda al tío Julio, de quedarse de único socio –activo y efectivo- de los señores gringos o de hacer el negocio solo… ”¡Pero solo! No. Imposible. Ellos saben. Ellos tienen práctica, experiencia, máquinas”, reaccionaba” mentalmente ante aquella tentación atrevida. Y cuando tenía necesidad de ir a la capital –proyecto, contratos, firmas, herramientas, dinero, plazos, técnicos- recomendaba a Policarpio: -A mi regreso tengo que encontrar todas las laderas aradas y sembradas” (Huasipungo; Jorge Icasa)


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También en América Latina y el Caribe aumentan las emisiones contaminantes, desaparecen especies, mueren ecosistemas y caducan los recursos naturales.  “Para dar plena vigencia a los acuerdos internacionales de medio ambiente y desarrollo sostenible, se requiere contar con recursos financieros nuevos y adicionales, estables y predecibles, desarrollo y creación de capacidades y transferencia y acceso a tecnologías”, señalaba una declaración firmada por 20 ministros y ocho viceministros de Ambiente de la región, de hace unos pocos años.

Como en la novela de Icasa, con el pretexto de que había que acelerar los ritmos de crecimiento económico y ensanchar el mercado interno, empujaron a varios países de la región amazónica, a una “potenciación agresiva”, con frecuencia desordenada de la zona. En otras palabras depredaron impunemente, los efectos creados en las otroras tierras vírgenes fueron demoledores para con la población de árboles, un verdadero “pulmón del planeta”. En realidad, desde fines de los años 70 las empresas extranjeras revelaron un particular interés por explotar los bosques; la madera blanda les servía para la producción de celulosa, pero también proliferaron proyectos para la utilización del bambú y del caucho.

Por ese entonces el proyecto Polonoroeste afectaba 25 millones de hectáreas sobre la frontera con Bolivia; para instrumentarlo hubo que extender 1.200 kilómetros de rutas entre Cuiabá, capital de Mato Grosso y Porto Velho, capital de Rondonia, lo que se hizo con el apoyo del BID y el Banco Mundial. Según el periodista Jorge Cappato “Los pronósticos eran claros (…): aniquilamiento de los indígenas, devastación de la selva, extinción de especies, erosión de los suelos, desastre social y económico. Poco más tarde se construye Tucuruí, en ese momento la cuarta represa hidroeléctrica más grande del mundo, sobre el río Tocantins, un afluente del Amazonas, considerada hoy un desastre ambiental, sanitario y social. Después seguiría otro descalabro total: el de la mega-represa de Balbina, construida para dar electricidad a la zona industrial de Manaus” (https://www.proteger.org/chico-mendes/)

La explotación irracional condujo a la deforestación y generó irreversibles cambios en el balance ecológico, pero, en opinión de los especialistas, si la economía forestal fuera organizada según normas racionales y científicas, Amazonía podría transformarse en una importante suministradora de valiosas variedades. Lo que le fue sustraído, en cuanto a minerales, madera y producción agrícola, superó ampliamente la demanda del mercado nacional y transformó a la zona en un “apéndice proveedor de materias primas” a las naciones industrializadas.

Entre los que saquean la región amazónica están las todopoderosas multinacionales del medicamento, que ganan en biotecnología billones de dólares anuales y detentan patentes y derechos industriales sobre miles de nuevas tecnologías biológicas desarrolladas a partir de los tesoros genéticos existentes en la selva. Una de esas empresas es el laboratorio Merck, uno de los más grandes del mundo, que produce colirios que son usados en el tratamiento del glaucoma a partir de un alcaloide que es extraído de un arbusto conocido como Jaborandí.

El alcaloide es procesado en el noroeste de Brasil y luego enviado a Alemania, en donde se produce el medicamento, el cual nuevamente es enviado al país norteño, que tiene prohibido producirlo por su cuenta. Algo similar ocurre con el veneno de la Yarará, que es utilizado por la farmacéutica Brystol-Myers-Squibb para producir remedios contra la hipertensión, que le aportan ganancias multimillonarias.

Un denso entramado de intereses propició el asesinato del militante sindical Chico Méndes, que denunciaba las implicancias sociales, económicas y políticas de la devastación. Poco antes de caer abatido por un disparo realizado a corta distancia, desde la oscuridad, en un seminario sobre Amazonia organizado por la Universidad en San Pablo,  pronunció un célebre discurso: “No quiero flores en mi tumba porque sé que irán a arrancarlas a la selva. Sólo quiero que mi muerte sirva para acabar con la impunidad de los matones que cuentan con la protección de la policía de Acre y que desde 1975 han matado en la zona rural a más de 50 personas como yo, líderes seringueiros empeñados en salvar la selva amazónica y en demostrar que el progreso sin destrucción es posible”.

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