(Textos escritos para un proyecto realizado por la bailarina y actriz Marina Sosa donde la poesía se amalgamó con el teatro, la danza y la canción.)
CLEOPATRA
Bella como la noche del desierto,
pero igual de solitaria tu alma.
Bella como la luna
de Alejandría,
pero lunas de sangre
carga tu espalda.
Mujer hermosa
y hábil,
dueña del discreto encanto
de la sabiduría.
Sólo tú entre los tuyos
amaste a tu pueblo,
supiste dejar que corriera
por tus venas el Nilo
y por tu boca
la dulce,
la antigua lengua
de tu patria.
Cleopatra,
la bella, la sabia y triste.
Cleopatra,
la reina
solitaria.
AFRODITA
¡Oh, poderosa Afrodita!
La dulce, infiel y terrible,
Por ti caen reinos, se conquistan naciones,
el cobarde muda su corazón en arrojo
y las princesas se tornan
esclavas sumisas.
Tienes al guerrero Ares
rendido a tus favores
y al incansable Hefestos,
orfebre de los dioses,
tu laborioso esposo,
enfermo de celos, corriendo a tus caprichos.
Afrodita, diosa, dueña
de mi corazón,
mírame con bellos ojos y dame
tu bendición
MEDUSA
Monstruo. Hasta la palabra es dura.
¿Quién desea ser llamado así?
Mis pequeñas sisean rabiosas:
solían ser dorados cabellos...
Sacié el hambre de Poseidón
y mi señora Atenea me condenó por provocarlo...
siempre es más fácil culpar a la doncella.
Monstruo. Nadie sostiene mi mirada:
es su culpa, y no mis ojos, lo que petrifica;
la culpa de callar ante los dioses, de olvidar a la olvidada.
Alguien viene:
será llamado héroe,
pobre... no sabe que es otro instrumento,
no sabe que por fin me dará paz.
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