(Selección a cargo de Juan Carlos Castrillón)
PRIMERA ENTREGA
1 / REFUGIO PEREIDA
La noche
Vuelvo a recordar historias de lajas.
Nací de una espora de tezontle.
Mi madre lavó su sangre con agua y hojas de higuera.
En el espejo miré crecer un cardo.
Perdí mi voz entre las nubes.
Mi voz, relámpago de langostas borrachas.
Bebo como un saraguato que se da bofetadas nerviosas.
Brinco de una rama a otra para quebrar el silencio.
Soy un animal iracundo,
una pájara solitaria.
Se ha colmado este claro del bosque con mi sombra.
Fulgores distantes son las esperanzas.
Estrellas que se hacen pasar por luciérnagas.
Y yo reclamo. Hay que decirle verdades a la noche:
que temo sus hoyos negros y la ausencia de tu cuerpo.
Manantial donde la mano del misterio enjugó sus arterias
para dejar una fina mezcla de tabaco.
Aquí se extiende la tela rasgada de los ríos,
espuma que tropieza con pie ajeno.
Un poblado oculto en sus danzas
se guarece mientras mi voluntad
inicia el escrutinio absoluto de las migajas.
Es para ti, árbol, el canto de las aves,
el cansancio de los musgos;
a tus raíces vienen a comer las hormigas.
Y es para mí, que siego la espiga de las aguas,
esa fractura azul de lámparas a lo lejos.
2 / ANTONIA ROBLES ARAGÓN
Huitzocallan, mi padre
¡Polvo eres, y en polvo te convertirás!
Oh María, madre mía
oh consuelo del mortal
amparadme y guiadme…
Llenó de cántaros el patio
Y las cocinas de todas las mujeres de Zahuizpán,
el camino de las otras mujeres
que venían del pueblo Chilmayú
de azabache fulgor también por cántaros.
Silbos a luz y a oscuridad
en el llano de los cántaros,
al llamado sonoro
de todos esos cántaros
venían de tierras negras
blancas mujeres a comprárselos.
Y murió así mi padre
haciendo cántaros:
ayer fue sepultado
mientras llovía a cántaros
y sobre tantos cántaros…
…Luego la tierra dio
como un lagarto
su blanda tarascada,
un estruendo inaudito
de campana,
vuelo de colibrí
de palomas al viento
desplomadas.
Sangra una herida más
¡Ave María!,
la tierra a pecho abierto
se desgaja.
El llanto inunda a Chiapas,
a Oaxaca, a Guerrero, a Veracruz
cimbran las tempestades.
Ahora dicen que van
a sembrar limoneros
y naranjos
donde talaron
ceibas, maples, tules
y sabinos… y …Sabines
y robles milenarios.
Después del padre ahogado
quieren tapar el pozo.
Van a tejer jacales
donde no suelta el agua
su rebozo
y han de tumbar las hachas criminales
maples, ceibas
y en el maple
caerán
como cristal
al viento
los quetzales.
No, que no formen aldeas
sobre cauces causales
por donde canta el agua,
porque vendrá la furia
de los caimanes
a derramarla.
¡Ay, Dios mío!, Huitzocallan
descifro tus presagios
que no se acaban.
Cántaro frágil es
esta esfera de barro
que habitamos
con sus verdes matices
y sus lágrimas.
Espejo de justicia…ruega por nosotros
que en la fragilidad del barro
polvo somos.
3 / ALMA KARLA SANDOVAL
Muertos
En esta noche, porque vienen,
el aire es una risa de fuego queda frío.
La tierra se deja humedecer por memoriosa,
por el maíz blando del perfume
y todo aquello que esta noche crece
a la sombra de un latido de sal,
del trago de tequila dándole luz al fotorama.
Vienen y el esqueleto danza en el paisaje,
en la bruma que nada sabe del volcán ni de los ríos.
Qué viva es la eternidad y la escalera al cielo.
Qué amor por la nave de la noche brilla en su cuerpo de fantasmas.
Qué corona de espinas y amuletos que no pueden tocar, ya no.
No con su purgatorio ennegreciendo el útero
y las cadenas y el orgasmo de la muerte
que es caminar sobre los mares.
No más esta noche con chocolate y canela,
con lengua dulce y besos amargos, no más.
La muerte nos creció donde se acaban las pestañas
y el barro que fuimos se quiebra en el incesto.
Hermanos todos, todos entrampados,
todos persiguiendo la carne del otro que es la nuestra,
el sabor a cempasúchil, esa piel de la agonía,
el anís en el pan que nos consume.
4 / ITZEL GÓMEZ RODRÍGUEZ
Noche sin pasamanos
En su orfandad, la alegría conmueve árboles,
inflama lámparas sobre la carretera.
Viajo hacia el mar en abril
porque abril está junto al mar.
Me reúno conmigo a tiempo,
en la calvicie de la espera.
No estoy para nadie,
ni siquiera para tu ausencia mía.
Entre la curva celeste y mi asombro yugular,
las estrellas perfeccionan el silencio.
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