sábado

UN TANGO Y TRES POEMAS DE MANUEL PICÓN (1939 – 1994)


presentación de EDUARDO NOGAREDA
   
Manuel Picón era un hombre de una gran inteligencia creadora. La parte más importante de su carrera musical la desarrolló en España, adonde llegó en 1974 con su compañera, Olga Manzano, con la que formó el dúo Olga Manzano-Manuel Picón. A lo largo de unos veinte años fue produciendo gran cantidad de canciones y también obras mayores, cantatas y relatos. Su nombre estuvo siempre muy vinculado a Pablo Neruda porque el primer gran éxito de Picón, Manzano y otros músicos convocados por Picón para la ocasión, fue Fulgor y muerte de Joaquín Murieta (1974), un bellísimo trabajo basado en la poesía del chileno, en un formato un poco a la manera de la Cantata Santa María de Iquique, que fue girando como espectáculo teatral por muchísimos escenarios de toda España durante años, que tuvo su registro fonográfico, primero en formato vinilo y luego en CD, y también una versión televisiva. Otro trabajo relevante de Manuel Picón sobre Neruda fue Los versos del capitán, de 1979. De ese disco, en particular la canción Tu risa, conoció un éxito muy importante. Pero Picón, que era un melodista muy inspirado, también era un gran poeta. Es el autor de algunas canciones de altísimo nivel, como Por los médanos blancos o Garrincha, que cantó Zitarrosa. La relación entre Manuel, Olga y Alfredo se produjo en Madrid, sobre todo en la propia casa de la pareja. Zitarrosa tuvo en alta estima la obra de Picón.
  
A Manuel lo conocí en Madrid por medio de Quintín Cabrera, otro cantautor uruguayo que, igual que Manuel, vivió y murió en España. Tuve la gran suerte de trabajar con él en tareas de composición de canciones y en armado de espectáculos. Manuel era una persona de esas que son maestros sin dictar ninguna clase. Tenía una poderosa inteligencia que conjugaba con naturalidad el cultivo del humor y la asunción de lo trágico. Era un sensitivo que lloraba escuchando, por ejemplo, la voz de Vera Sienra. Estaba muy atento a lo que pasaba en España, en Uruguay y en el mundo. Olga y Manuel actuaron siempre que se les pidió para apoyar la causa de la libertad en Uruguay en los tiempos de la dictadura.
  
A Manuel le gustaba mucho el tango. Recuerdo que participó una vez en un festival de tango cantando piezas clásicas junto con otros vocalistas, pero fue una excepción en su carrera. Aunque le gustaba cantar tangos, en sus recitales no solía hacerlo. Sin embargo, el último trabajo de Manuel fue Tangos rabiosamente uruguayos. Manuel publicó el disco y además elaboró un guión teatral con el cual iba ligando, a través de un monólogo episódico, las distintas piezas cantadas. Éste es un trabajo perfectamente definido por su título: son tangos rabiosamente uruguayos, plenos de recuerdos personales del pasado oriental del protagonista y numerosas referencias locales a sitios y personajes.
  
Manuel no sólo compuso canciones, sino que también escribió mucha poesía, aunque su estilo socarrón le hacía decir en los últimos tiempos que la poesía no valía la pena ni escribirla, mucho menos publicarla. Había ganado el primer premio del Concurso Nacional Ciudad de Alcorcón de 1984 y el primer premio del Concurso Ciudad de Badajoz en 1985, además de otros reconocimientos por el estilo. Tiene un libro publicado, que se llama Nocturnidad y alevosía, de 1987. Recientemente, Olga Manzano me entregó un manuscrito de otro poemario de Manuel. Con ambos trabajos la editorial Lo Que Vendrá, a la cual estoy personalmente vinculado, publicará por primera vez un libro de poesía de Manuel Picón en Uruguay.
  
La creatividad de Manuel alcanzaba también a la dramaturgia, la narrativa y el humor. Como poeta, tenía una voz honda y áspera. Así como su labor musical estuvo muy relacionada con Pablo Neruda me animaría a decir que su escritura poética, lo que escribió en calidad de poemas no para ser cantados sino para un único destino de letra impresa, tenía un sesgo vallejiano. César Vallejo era otro de los poetas que Manuel admiraba y quería. 
  
I / DIECIOCHO Y MINAS
  
Por el Facal de Minas y Dieciocho de Julio
pasó De Gaulle embalado en un coche negro,
bajo una lluvia tristona y aplausos fríos y ralos
de cuatro gatos mojados y un frankfrutero…
Y en el ciencuentaitantos la reina Marta Gularte,
hermosa y medio desnuda, pasó bailando.
Acariciándole el cuerpo iban los dos estandartes
de raso rojo y mis ojos desesperados…
Pasaron multitudes embanderadas y hubieron
balazos, fiestas, desfiles, murgas, mítines y muertos,
pasó Neruda  y pasaron Cachela y Patos Cabreros,
el Che Guevara y un tipo pelado y ciego…
  
Y éramos todos muchachos
rabiosamente uruguayos,
perdidamente inocentes,
por no decir medio nabos,
devotos de la celeste,
amantes del mate amargo,
convictos impenitentes
por creer que pasando el faro
no había más mundo ni gente
y que Dios era uruguayo.
  
Por el Facal de Minas y Dieciocho de Julio
pasó la mujer ajena que se codició en pecado,
pasó el traidor al amigo y el sable del infortunio,
hubieron besos y pactos, biabas a cachiporrazos…
Pasó la vida entera con yiras y jubilados,
con estudiantes y negros tamborileros,
pasó mi tía Ormesinda, el viejo Herrera y Luis Batlle,
Sabat Ercasty, Manteca y los bomberos…
Pasé yo mismo silbando, de canto y a la sordina,
como quien pide pelota porque no lo marca nadie,
pasé dribleando a gatas el miedo y la mishiadura
y desperté ya viejo, solo, al garete y de balde…
II
  
Hoy la vena no lleva palabra
a la lengua del hombre,
ni a la alcoba,
ni al cuaderno del militante.
El piano de César no bate por la casa,
la página amarilla no es más
que tinta de las horas.
Todo queda en lo que es.
Existentes son
el dolor de las piernas,
y en la espalda,
la puñalada trapera del alquiler.
  
(de Nocturnidad y alevosía)
   
III
  
Aquí, vaquero de la media noche, llamando
a deidades caóbicas y marmoladas.
Cambio.
... el mutismo lineal suena como lluvia.
¿Dónde estáis? ¿Desnudados, procurándoos placer?
En el instante puntual de esta centuria, yo mismo,
cavilante de la tercera edad, llamando
a peatones del universo. Respondan. Cambio.
En el día de la fecha, a una hora sin importancia,
ha comenzado a llover. Cambio. Help.
La fortificación se debilita, el plan,
secularmente mascado, se derrumba.
¡Ayúdanos Señor, no sabemos cómo hacerlo!
¿No ves que este aguacero nos desnuda?
Se deshacen nuestros cueros luctuales,
la tatuada piel abandona los fémures,
la bota emigra hacia la alcantarilla.
Subimos a los barrios altos
de donde fuimos desalojados en otras generaciones.
¡Tampoco es esto! he gritado.
¿Qué es? gritamos todos.
¿Qué es?

(de Nocturnidad y alevosía)
He venido al mundo para lamerte el hombro y sentir
que por abajo me abandonan los océanos.
A despeñar celosías vine, y de rótulas al raso,
besarte, por atrás, el hombro, y saber que por abajo
escápase en fracciones el origen de cada cosa.
He llegado por abajo para besarte, de pie, los hombros,
y en tus orejas abismales dejar ir adjetivos
como herbóricos manojos, rodar hacia tu mente,
donde no tienes piel sino hondura, donde no hueles
sino a misterio, y en el recinto original
dejarte palabras cargadas de mundo, pájaros instintivos,
cifras cuya sola mención libera significados sexuales,
y que la deflagración del hambre te abrace la piel
y que en la alcóbica dimensión de la existencia
no encuentres más pan que yo.
  
(de Rockeros con un pie en la tumba)

1 comentario:

Jorge Díaz dijo...

la foto no corresponde al autor del que se habla. La foto es de un español de mismo nombre y también cantor que vive en Cadiz

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