“LA TRANSFIGURACIÓN ES LO QUE TE PERMITE ESCAPAR DEL CAOS Y SOBREVOLARLO”
(reportaje recuperado de Rolling Stone)
SEGUNDA ENTREGA
Es interesante el hecho de que tras el hundimiento del Titanic, surgieron muchas canciones de blues, folk y country sobre el tema. ¿Por qué crees que sucedió?
Los músicos de folk y de blues escribieron muchas canciones sobre el Titanic. En ese ámbito es en el que yo me encuentro más cómodo, en el que soy mejor, siendo un músico de folk y de blues, así que en mi cabeza aún quedan cosas por hacer. Si eres cantante de folk, blues, rock & roll, de cualquier estilo, hay que escribir un tema sobre el Titanic, es la barrera que hay que saltar. Hoy en día hay tantos medios que antes de que algo suceda ya lo estás viendo. Estás informado, o eso crees. Nadie puede decirte nada. No necesitas una canción sobre el incendio de anoche en Chinatown porque ya estaba en todas las noticias. En las canciones, hay que cantarle a la gente cosas que no haya visto, y tienes que hacerlo como si tú hubieras estado allí. Nadie puede contradecirte en una canción sobre el Titanic más de lo que podrían hacerlo en un tema sobre Billy el Niño.
Sin embargo, aquellos músicos de folk eran personas a las que nunca se les hubiera permitido subir al Titanic, sino a algún otro barco de tercera categoría.
No, pero lo que los viejos cantantes de country, de country blues, hilbilly o rock & roll tenían en común era una poderosa imaginación. Y yo también la tengo. Que yo cante una canción trágica sobre el Titanic no es diferente a que lo haga Leadbelly. Lo que podría ser raro sería que esa balada fuera tan larga como lo es, pero no necesariamente sobre el desastre en sí.
En algunas canciones sobre el Titanic, algunos lo contemplaron como un juicio a los tiempos modernos, a la creencia de que la humanidad era indestructible. ¿Hay algo de eso en tu canción?
No, no, trato de alejarme de eso. Ni siquiera me gustaría que pareciera que intento hacerlo. No me interesa. Sólo me interesa mostrarte los hechos, lo que sucedió. Eso es todo. Su significado está en otro nivel.
También has escrito un tema sobre John Lennon, Roll on John. ¿Qué te llevó a grabarlo ahora?
No lo recuerdo, simplemente sentí que tenía que hacerlo, y que ahora sería tan buen momento como otro cualquiera. Ni siquiera estaba seguro de que el tema encajara con los demás. Simplemente vi la oportunidad y lo metí por ahí. Creo que lo acabé sólo para incluirlo. No es que lo escribiera ayer mismo. Empecé a tocarlo en directo el año pasado.
Y Howlin Wolf y el espíritu de Charley Patton. ¿Te consideras un bluesman?
Los cantantes de blues tuvieron vidas muy difíciles. Y yo tengo demasiado rock & roll en mis venas como para llamarme cantante. La música que yo toco está basada en el country blues, el folk y el rock and roll.
También oigo ecos de Bing Crosby en Nashville skyline. ¿Fue una influencia para ti?
A mucha gente le encantaría poder cantar como Bing Crosby, pero muy pocos consiguen su fraseo o la profundidad de su tono. Ha influido a todos los grandes cantantes, sean o no conscientes de ello. Yo solía escucharle de pequeño en casa y no le prestaba atención. Pero acabó metiéndose en mí. Él y Nat King Cole eran los cantantes preferidos de mi padre.
Dijiste que la idea original del disco era hacer algo más religioso. ¿Puedes hablarme sobre ello?
Acabamos las canciones de Tempest en las pruebas de sonido previas a los conciertos. Tal vez me pareció que las canciones religiosas se parecían demasiado entre sí para publicarlas en el disco. En un momento dado, tuve que elegir entre unas y otras, y escogí Tempest. Aún no estoy seguro de haber acertado.
Cuando hablas de canciones religiosas…
Nuevas canciones, pero sobre temas tradicionales.
¿Parecidas a Slow train coming?
No. No. En absoluto. Más como Just a closer walk with thee [canción tradicional de gospel].
A partir de la década de los 80 hay cierta oscuridad en tus canciones. ¿Se trata de un reflejo de la lucha religiosa que se libra en tu interior?
No, para nada. Yo no sufro esas batallas internas. Te acabo de enseñar el libro. La transfiguración las elimina. No las sientes. Nunca las sentiste, ni lo harás. Uno tiene que amplificar su fe. Esas luchas son las de otra gente. Gente a la que no conoces. Seguramente todo el mundo hace frente a algún tipo de lucha interior.
¿Ha cambiado el sentido de tu fe?
La verdad es que sí. ¿Quién se encarga de decidir que yo tengo algo de fe, o de qué tipo es? Yo veo la mano de Dios en todo: en las personas, los lugares y las cosas, en todas las situaciones. Me refiero a que se puede tener fe en todo. ¿No podemos? Tú podrías tener fe en ese bloody mary que te bebes. Podría tranquilizarte.
[Risas] Es agua, no un bloody mary.
Bueno, [risas], a mí me parece un bloody mary. Voy a decir que lo es, voy a reescribir tu historia.
Siempre has querido hablar de estos temas.
Sí, pero antes era antes y ahora es ahora. Tengo la suficiente fe en mí mismo para ser fiel a mí mismo. La fe es algo bueno, puede mover montañas. No tu fe de bloody mary, sino el tipo de fe que tiene la gente como yo. Puedes saber si alguien tiene fe o no la tiene por la forma en la que se comportan, por la mierda que sale de sus bocas. Un poco de fe puede llegar muy lejos. Es algo que la gente debería tener. Cuando no haya nada más, bastará con eso. Pero llegar a ella requiere tiempo. Hay que continuar buscando.
A veces la gente que la tiene acaba perdiéndola.
Sí. La vida te golpea duro. A todos nos pasa. Todos recibimos golpes en la cabeza. Algunos más fuertes que otros. A algunos no les queda ni una posibilidad, y otros tienen demasiadas. No hay dos iguales. Hay que seguir intentándolo. Como en el tema de Woody Guthrie Hard travellin’.
Claramente, la imaginería bíblica nutre tus canciones. Lennon dijo que le inspiraste, pero al mismo tiempo te veía como un rival. Tú y Lennon fuisteis iconos culturales en las décadas de los 60 y los 70. ¿Cuándo estabais juntos, ese sentimiento de competitividad os incomodaba de alguna forma?
John venía del norte de Gran Bretaña. Del interior. Lo mismo que yo en América, así que ambos teníamos varias cosas en común en cuanto al ambiente. Ambos lugares estaban bastante aislados. Aunque mi pueblo estaba más tierra adentro que el suyo. Pero todo juega en tu contra cuando vienes de esos lugares. Necesitas un gran talento para superar todos los obstáculos. Y eso era algo que teníamos en común. Teníamos la misma edad y crecimos escuchando la misma música. Nuestros caminos se cruzaron en un momento determinado, y ambos hicimos frente a una gran adversidad. Hasta eso teníamos en común. Desearía que él siguiera entre nosotros porque podríamos haber hablado sobre muchas cosas.
Visitaste Liverpool, la ciudad en la que creció Lennon. ¿Cuándo fue aquel viaje?
¿Hace un par de años? Strawberry Field se encuentra justo detrás de su casa. No sabía eso. Evidentemente, él se crió con su tía. En un parque llamado Strawberry Field que no estaba vallado. Si has crecido en Inglaterra, ronda sobre ti toda su historia de ahorcamientos y degollamientos. Quiero decir que, si eres británico, creces sabiendo eso. Nunca tuve muy claro qué quería decir con el verso sobre colgarse, “Nothing to get hung about” [“Nada por lo que me cuelguen”, verso de Strawberry fields forever]. Bueno, los tiempos cambiaban, y creí entender que podría significar “preocuparse”; nada por lo que preocuparse. Pero él estaba hablando literalmente. “¿Qué quieres decir con esa frase, John?”. “No te preocupes, mamá, no hay nada por lo que me vayan a colgar, no hay nada por lo que puedan colgarme”. Me parece muy interesante.
En Roll on, John se desprende la sensación de que Lennon se sentía atrapado en América, muy lejos de casa. ¿Empatizaste con aquellas vivencias?
¿Cómo no iba a hacerlo? Hay demasiadas cosas que se pueden decir sobre la vida de una persona. Infinitas, realmente. Sólo escribí sobre lo que creí entender.
En Tempest y en la mayor parte de tu música más reciente resuenan ecos de diferentes influencias y homenajes, entre ellos los sonidos de Muddy Waters.
Claro, ¿qué otra cosa podría ser? Creo en el Libro de las revelaciones. Creo en la revelación, ¿sabe? Hay verdad en todos los libros. De una u otra forma. Confucio, Sun Tzu, Marco Aurelio, el Corán, la Torá, el Nuevo Testamento, los sutras budistas, el Bhagavad-Gita, el Libro de los muertos egipcio y muchos más. No puedes vivir sin leer uno de estos libros.
Time out of mind comenzaba con la imagen de alguien que caminaba por calles muertas. Se anda mucho en ese disco, ¿verdad?
Ya me lo habían dicho.
Cuando el narrador habla sobre andar por un camino, ¿tienes imágenes de esos caminos en la cabeza?
Sí, pero no de una forma específica. Puedo sentirlos sin verlos. Es algo muy antiguo: el blues del caminante. El camino podría ser lo que alguien presencia. Podría ser el camino a la muerte; o a la iluminación. Claro, todos esos caminos. ¿Por cuántos caminos debe andar un hombre? No correr, ni conducir, ni arrastrarse. Yo me he criado con esas ideas.
El blues del caminante.
Walking to New Orleans, Cadillac walk, Hand me down my walkin’ cane. Es lo que hago. Me sale natural.
La persona que camina en esas canciones, ¿lo hace en solitario?
A veces sí, pero otras no. A veces tienes que permanecer un tiempo en tu propio espacio. Yo nunca pienso en ello, si camino solo o no. Siempre me parece que lo esté haciendo junto a alguien más.
Me gustaría saber más sobre el tema de la transfiguración. ¿Hay algún momento concreto en el que fuiste consciente de haberla sufrido?
Sí, puedo volver a hablarte del libro [la biografía de Sonny Barger]. Es algo que sucede gradualmente. Yo diría que fue tras aquel accidente, creo que fue por el 64. [Refiriéndose a la muerte de Bobby Zimmerman, que, de hecho, murió en 1961]. Como dije antes, yo tuve un accidente de moto en el 66, así que estamos hablando de un par de años, un desvanecimiento gradual y… algo nuevo surgiendo de la nada. Y tiene mucho sentido, porque en el mundo real, nada comienza ni acaba. Ya sabes, hay cosas que empiezan mientras otras están acabando. No existe una clara línea divisoria. Ya hemos hablado de esto. Sabes que nuestros países tienen fronteras. Límites. Bien, los límites en el mundo cosmológico no existen en realidad, no más que entre el día y la noche.
Tras tu accidente de moto, ¿te convertiste en una persona diferente?
Estoy tratando de explicar algo que no tiene explicación. Ayúdame. Lee las páginas del libro. Algunas personas nunca acaban por desarrollarse de la forma en la que se supone que deberían hacerlo. Ese proceso se interrumpe. Acaban yendo por otro lado distinto. Pasa constantemente. Todos conocemos a alguien a quien le ha sucedido. Les vemos por la calle. Es como si tuvieran un letrero encima de ellos.
¿Eras consciente de esto antes de leer el libro sobre Barger?
No sé quién era antes de leer el libro sobre Barger.
Esta es otra forma de ver las cosas: en los 60, la gente te veía como un fenómeno revolucionario justo hasta el accidente de moto. Tras él, la música que compusiste en Woodstock con The Band, los discos John Wesley Harding y Nashville skyline, hizo que algunas personas se sintieran desconcertadas. Regresaste de aquel parón con una imagen y un sonido diferentes, en la voz, en la música y las palabras.
¿Por qué cuando la gente habla sobre mí tiende a volverse loca? ¿Qué coño les pasa? Claro, tuve un accidente de moto. Sí, toqué con The Band. Sí, hice un disco llamado John Wesley Harding. Y sí, sonaba distinto. ¿Y qué? Quieren saber lo que no puede saberse.
Están buscando, son buscadores. Como en el tema de Pete Townsend [The seeker, probablemente] en el que intenta encontrar 50 millones de fábulas.
¿Para qué? ¿Por qué lo hacen? No tienen ni idea. Es triste. Es muy triste. Espero que el Señor se apiade de ellos. Son almas perdidas. No tienen ni idea. Es triste. Muy triste. Triste para mí y para ellos.
¿Por qué crees que es así?
Ni idea. Si lo descubres, cuéntamelo.
¿Estás diciendo que eres incognoscible?
Nadie sabe nada. ¿Quién sabe si se ha transfigurado y quién no? ¿Aristóteles? ¿Él se transfiguró? No lo sé. A lo mejor Julio César sí lo hizo. No lo sé. O Shakespeare. Dante, Napoleón. Tal vez Churchill. Es imposible saberlo, porque no figura en los libros de historia.
A veces podemos intentar ayudar a los demás tratando de conocerles.
Si somos responsables para con uno mismo, entonces podemos serlo para con los demás. Pero lo primero es conocerse a uno mismo. La gente escucha mis canciones y deben pensar que soy de una forma en concreto, y a lo mejor soy así. Pero hay mucho más. Creo que pueden escuchar mis canciones y averiguar quiénes son ellos también.
¿Cuando dices que aquellos que hacen conjeturas sobre ti no tienen ni idea de lo que hablan, quieres decir que te sientes incomprendido?
¡No quiero decir eso en absoluto! [Risas] Lo que quiero decir es: ¿qué es lo que hay que comprender? No. No. Lo que intento decir es todo lo contrario. ¿Quién se supone que tiene que comprenderlo? ¿Mi familia? ¿Se supone que soy un artista incomprendido que vive en un ático? Dímelo tú. ¿Qué hay que comprender? Por favor, ¿podemos acabar?
¿Quieres decir con este tipo de preguntas? Sólo una más: en los últimos 10 años escribiste una autobiografía; salió una película biográfica de ficción, I’m not there, y está el documental de Scorsese, No direction home; tres grandes intentos de contar su historia, siendo el mayor su Crónicas. ¿No fue ese un intento de explicar algunas cosas de tu vida?
Si has leído Crónicas, sabrás que no es un intento de ser otra cosa que la que es. No vas a encontrar el significado de la vida en él. Ni de la mía ni de la nadie. Y si has visto No direction home habrás notado que acaba en el 66. Y en cuanto a I’m not there, no sé nada de esa película. Lo que sé es que licenciaron 30 de mis canciones.
¿Te gustó I’m not there?
Sí, creo que está bien.
¿Crees que al director le preocupaba si la gente la iba a entender o no?
No creo que le importara nada. Él sólo quería hacer una buena película. Creo que está bien y los actores son magníficos.
Creo que la película surgió a partir de la aceptada percepción de que eres una persona que ha pasado por diversas fases e identidades.
Yo no me veo a mí mismo de esa forma. ¿Pero qué importa? Es sólo una película.
En Crónicas escribiste sobre tu rechazo a componer canciones para una obra que en 1971 escribió Archibald MacLeish porque pensabas que la obra, ‘Scratch’, “conjuraba la muerte para la sociedad con la humanidad ahogada en su propia sangre”. ¿No es la misma visión de la película que usted coescribió en 2003, Masked and anonymous?
Podría ser visto así.
¿Te gustó la película?
No. Nunca habría podido trasladar a la pantalla cualquier visión que fuera la que yo tenía para la película. Cuando haces una película y el dinero viene de fuera, tienes que escuchar a demasiada gente. A mí me gusta la película. Me alegra que haya gente a la que le guste.
Yo también conozco a gente a quien le gusta.
Hay buenas actuaciones. John Goodman. ¿No es un gran actor? Y Jessica Lange. Todos eran grandes actores. Todos menos yo. ¡Ja ja! No estaba interesado en salir en la película, para serle sincero. ¿Cómo se llama? Cate Blanchett [que interpretó a Dylan en I’m not there] debería haber hecho de mí en la película. Podría haber sido un éxito.
¿Habrá un Crónicas 2?
Oh, eso espero. Siempre estoy escribiendo partes. Pero hice Crónicas en solitario. Ni siquiera creo haber tenido un editor. Aunque prefiero no contar mucho sobre ello. Requiere un gran esfuerzo. No me importa escribirlo, pero hay que releerlo, y el tiempo que lleva la relectura… eso es lo que me resulta difícil.
Has dicho alguna vez que hay ciertas cosas que no recuerdas. Pero al acabar Crónicas me pareció que lo recordabas casi todo.
No es que tenga una gran memoria. Recuerdo lo que quiero recordar, y lo que quiero olvidar, lo olvido. Cuando escribes una autobiografía, una cosa te lleva a la otra, y no paras de abrir puertas, metiéndote en ellas y buscando la salida. Es como los eslabones de una cadena: vas haciendo conexiones a medida que vas avanzando.
En los últimos años has recibido multitud de honores, incluyendo uno en la Casa Blanca, la Medalla de la Libertad. No siempre te has sentido cómodo ante este tipo de eventos. ¿Qué te ha hecho ser más proclive a aceptar este tipo de premios ahora?
Suelo rechazar más medallas y honores de los que acepto. De todas partes del mundo. Rechazo la mayor parte de ellos porque no puedo estar físicamente allí para recogerlos todos. Pero de vez en cuando hay algo que es importante, un gran honor que nunca hubiera soñado recibir, como la Medalla de la Libertad. Nunca la hubiera rechazado.
¿Aceptas los premios en parte por tu familia, por tu posteridad?
Los acepto por mí mismo y sólo por eso. No pierdo el tiempo dándole más importancia de la que tiene.
Recibir la Medalla de la Libertad debe de ser emocionante.
¡Claro que es emocionante! Es decir, ¿quién no querría recibir una carta de la Casa Blanca? Es un honor que me sitúen al lado de gente como John Glenn, Madeleine Albright, Toni Morrison, Pat Summitt y William Foege entre otros. Gente que ha hecho cosas increíbles y ha logrado impresionantes hallazgos. Pat Summitt ha ganado ella sola más partidos de baloncesto con sus equipos que cualquier otro entrenador de la liga universitaria. John Glenn [el astronauta], ya sabemos todos lo que hizo. Y [la escritora] Toni Morrison es insuperable. Me encantó pasar un rato con ellos. ¿Cuál es la alternativa? ¿Pasar el rato con los estafadores de los fondos de inversión o los gigolós de Hollywood?
¿La Medalla de la Libertad es una estrella rodeada por un círculo con una cinta que cuelga del cuello?
Sí, supongo. Tendrías que haberme dicho que querías verla. La habría traído.
Tal vez la próxima vez.
Claro, la próxima vez.
En julio de 2009 la policía fue a buscarte a Long Branch, New Jersey, mientras paseabas, supuestamente buscando la vieja casa de Bruce Springsteen. ¿Qué ocurrió en aquella ocasión?
Estábamos alojados en un hotel. El autobús se había marchado, así que decidí darme un paseo. Estaba lloviendo, y supongo que en aquella zona boscosa no están acostumbrados a ver gente paseando bajo la lluvia. Yo era la única persona en la calle. Alguien me vio por la ventana y avisó a la policía. Lo siguiente que pasó fue que un coche de policía paró y me pidió la identificación. Pero no la llevaba encima [Risas]. Suelo cambiarme mucho de ropa. La policía no me conoció. Porque casi nadie lo hace. Les sonaba mi nombre. Si alguna vez estoy en algún lugar en el que nadie me conoce, y de repente entra alguien que sí que me conoce, lo siguiente que pasa es que tengo que empezar a explicarle a todo el mundo quién soy y rápidamente empiezo a sentirme incómodo. Ese es el lado de la gente que yo veo. A la gente le gusta traicionar a los demás. Hay algo en ellos que les hace querer traicionar a alguien. “Ahí está”. Quieren ofrecerte, igual que vendieron a Jesús. Quieren ser la persona que lo haga. Hay algo en las personas que las hace actuar así. Yo lo he vivido. Muchas veces.
Antes de acabar nuestra conversación, me gustaría preguntarte por la controversia sobre las citas en tus canciones a las obras de otros autores, como la del autor japonés Junuchi Naga Confessions of a yakuza, y la poesía de la Guerra Civil de Henry Timrod. Algunos críticos te acusan de no citar a tus fuentes de forma clara. Sin embargo, en el folk y en jazz, las citas forman parte de una larga y rica tradición. ¿Qué tienes que responder a ese tipo de comentarios?
Oh, sí, en el jazz y en el folk las referencias a otros autores forman parte de la tradición. Eso es cierto para todos, salvo para mí. Todo el mundo puede hacerlo excepto yo. Y en cuanto a Henry Timrod, ¿has escuchado hablar de él últimamente? ¿Quién le ha leído hace poco? ¿Y quién le ha rescatado? ¿Quién ha hecho que vuelva a ser leído? Pregúntales a sus descendientes qué opinan. Y si crees que es fácil citarle y que eso ayude a tu obra, prueba a hacerlo y a ver qué pasa. Los cobardes son los que se quejan de estas cosas. Ha pasado siempre –es parte de la tradición. Es la misma gente que me llamó Judas. Judas, ¡el hombre más odiado de la historia! Si crees que te han puesto un nombre malo, prueba con ese. ¿Y por qué? ¿Por tocar la guitarra eléctrica? Como si eso fuera comparable a traicionar a nuestro Señor entregándole para ser crucificado. Esos malvados cabrones merecen pudrirse en el infierno.
¿De verdad?
Yo trabajo en mi arte. Es así de fácil. Trabajo bajo las reglas y limitaciones que tiene. Hay grandes figuras que pueden explicarte ese tipo de arte mucho mejor que yo. Ese arte se llama composición. Tiene que ver con la melodía y el ritmo, y a partir de ahí, todo fluye. Todo lo haces tuyo. Todos lo hacemos.
Cuando introduces esos versos en una canción, ¿eres consciente de ello?
En realidad no. Pero aun siéndolo, hay que permitir que sea así. No voy a limitar mi mensaje. Voy a ser honesto con la canción. Es una forma de arte con sus propias reglas. Es algo diferente a todo. Mi material proviene de la tradición folk, que no tiene por qué parecerse necesariamente al mundo del pop.
¿Crees que esas críticas son tontas o irrelevantes?
Intento no hacerles caso. Tengo que ignorarlas, si te refieres a la crítica sobre mi obra que me parece irrelevante o tonta. No es el caso si es constructiva. Si alguien señala en qué lugar o de qué forma podría mejorar mi trabajo, supongo que estaría dispuesto a escuchar. La gente obsesionada con criticar no son críticos honestos. No son para quien toco, de todas formas.
¿Pero conoces esta controversia?
La gente ha intentado pararme a cada paso del camino. Siempre ha habido malas cosas que decir sobre mí. La revista Newsweek encendió la mecha hace mucho tiempo. Publicó que un chico de New Jersey había compuesto Blowin’ in the wind y que no era mía. Y cuando se demostró que no era así, me acusaron de robar la melodía de un himno protestante del siglo XVI. Y cuando eso tampoco funcionó, dijeron que se habían confundido y que era un ripio de tema espiritual negro. Así que, ¿qué ha cambiado? Lleva pasando tanto tiempo que creo que ya no podría vivir sin ello. Que les jodan. Iré a visitarles a sus tumbas. Todo lo que la gente diga sobre ti o sobre mí lo dicen sobre ellos mismos. ¿Te has dado cuenta? En mi caso, hay todo un mundo de estudiosos, profesores y dylanólogos, y todo lo que hago les afecta de alguna forma. Les he infundido vida. No serían nadie sin mí.
También has sido su inspiración.
No, ni siquiera. Lo contrario de la gente que te critica es… Los grandes admiradores [risas]. El lado contrario es que hay un público que te adora. Por supuesto. Creen que lo hacen. Adoran a la música y las canciones, no a mí.
¿Por qué dices eso?
Porque así es la gente. La gente dice que le gustan muchas cosas, pero no es cierto. Es sólo una palabra que se ha usado demasiado. Poner tu vida en riesgo por alguien, eso es amor. Pero nunca lo sabrás hasta que llegue el momento. Que alguien muera por ti, eso también es amor.
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