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EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LECOR / UNA HISTORIA DE ADORACIÓN



por HUGO GIOVANETTI VIOLA

un webguión seccionado en 40 episodios y escrito como base para una miniserie televisiva que producirá elMontevideo / Laboratorio de Artes

TRIGESIMOCTAVA ENTREGA

EPISODIO XXXVIII

Dios también tiene sicarios.

PRIMERA HISTORIA 1 / INT. NOCHE

Juan Mendoza y Magdalena escuchan al sereno que pasa anunciando la una. Están desnudos y tapados nada más que con una sábana, debajo del mosquitero de la cama de la mujer.

Juan Mendoza: Si por lo menos pudieras parar con el lloriqueo.

Magdalena: Me ultrajaste con más baba que un batallón de Popham. Y hasta usaste mis bordados de Holanda para desemporcártela. ¿Estás leyendo al marqués?

Juan Mendoza: Pensé que iba a gustarte.

Magdalena: Los cadáveres ni siquiera se disgustan, Juanito. Lloro como si sudara. ¿Te enteraste que tu futuro yerno hoy tenía su primer revuelque con la diosiña?

Juan Mendoza: ¿Manucho? Qué indignidad.

Magdalena: Pandora se lo escuchó cotillar al molembo cuando llegó del Hacha.

Juan Mendoza (sentándose de un salto): Chitón. Esa es Paloma.

Magdalena: Lo único que nos faltaba era que a nuestra Ofelia se le ocurriera cantar sus De Profundis.

Juan Mendoza: ¿Y si nos matamos juntos?

Magdalena: Ca. Te toca llorar.

SEGUNDA HISTORIA 1 / INT. NOCHE

El Oficial de Resguardo y dos guardias portugueses sacan amarrada a Yemanjá del Mar Dulce de una habitación del hostal Las rosas.

Oficial de Resguardo (cuando llegan a la puerta de calle): El cabildante don Manuel Artecona se dirigió hasta acá después que salió del Fuerte. Y se supo que tu alcahueta te conchabó con él. ¿Quién vino a degollarlo?

Un guardia (contemplándole el escote de la enagua a la mujer greñuda y apenas cubierta por una bata rosa): Falá, puta artigueña.

Yemanjá del Mar Dulce: Eu nau sabo nada diso.

Oficial de Resguardo (saliendo al callejón con el farol en alto y dando una orden gestual para que saquen a la mandinga): Entonces vení a lamber esta sangre a ver si te acordás.

Corte. Los guardias arrodillan a culatazos a la mujer y le hunden la cabeza en un charco de barro colorado.

Oficial de Resguardo (a la mujer que vomita rugiendo): Mirá que si nos decís quiénes se lo llevaron podría haber una rogativa para que el Barón te indulte y no brinques en el rollo, perra de los Caribes.

Dueño del hostal (encamisonado y con gorro de dormir): Yo os juro que el último visitante que tuvo la diosiña fue una gaucha cantora con microbio de tisis. Y tañeron salado.

Oficial de Resguardo: La Victoria ya está escupiendo el pulmón en la mazmorra.

PRIMERA HISTORIA 2 / INT. NOCHE

Pascualita llega corriendo al cuarto de Paloma y encuentra a Pandora montando guardia con una palmatoria en el corredor.

Pascualita (murmura): ¿La niña está cantando?

Pandora: Ya se le alborotó el camoatí de Juamlet.

Pascualita: ¿Ella sabe del crimen?

Pandora: Yo no la vi en la plaza.

Paloma (adentro del cuarto): And will a’ not come again?/ No, no, he is dead. / Got to thy dead-bed, / he never will come again.

Pandora (secretea señalando la puerta entreabierta del dormitorio de Magdalena): Y los señores gateaban un tole-tole cuando corrió el Favor a la justicia. Les revisé las sábanas.

Pascualita: Si hasta el teru-teru canta.

Pandora: Pero en el templo parecían caranchos con ganas de tasajearle el culo a Don Manucho.

Paloma (grita llorando): No viste más arcoiris que mi coño, Maestro.

Pascualita: Esto más que gripa es fiebre de perra en malandanza.

SEGUNDA HISTORIA 2 / INT. DÍA

El Marqués Alonso Rosado y Acuña de Figueroa toman café en el Salón de Gobierno del Fuerte.

Acuña de Figueroa: Yo pensé que Artecona iba a echar en saco roto el refocilo con la mandinga, Excelencia. Después de la noticia del compromiso con la Deseada era menester cuidarse.

Rosado: Mais foi una celada artiguense.

Acuña de Figueroa: Yemanjá del Mar Dulce no pone fe en banderas.

Rosado: La alcahueta es sicaria de Frutos.

Acuña de Figueroa: Dios también tiene sicarios, Excelencia. Cada Mariscal Abreu encuentra su Waterloo.

Rosado: Con Charlotte Corday alcanza.

Acuña de Figueroa: Es verdad. Y quisiera extenderle mis dolidas excusas al General Le-Cor por haber introducido el recado fatal en el Fuerte.

Rosado: ¿Y qué piensa de la Deseada?

Acuña de Figueroa: Que la habitan todos los demonios de Montevideo juntos.

Rosado: En la Corte de Janeiro volcanizaría os morros.

PRIMERA HISTORIA 3 / INT. DÍA

El doctor Angelillo le examina las cicatrices a Harley, que acompaña con golpecitos del bastón los siete campanazos matinales de la Matriz.

Angelillo: La autopsia canta claro. Artecona sufrió garrote frente a Las rosas y después fue emparihuelado para la degollina.

Harley: Y las ratas y los perros no tuvieron ni tiempo de solazarse.

Angelillo: Es que este ajusticiamiento no ha de haber demorado ni tres horas.

Harley: Y acaso los raptores fungieron como meros ayudas de campo. Estamos frente a un ritual de purificación idéntico al de Abreu. En Escocia son comunes.

Angelillo: Por algo se usó el templo.

Harley: Pero en tiempos ancestrales se podía consumar frente a cualquier túmulo sagrado que representara la inviolabilidad del Axis mundi.

Angelillo: Una ordalía tribal.

Harley: Y no necesariamente conspirativa a voces.

Angelillo: Sería como ofrecerle al pueblo un Judas para incinerar en plena Nochebuena.

Harley: Y de paso apostillad que el Cariote a lo mínimo cojoneó la entereza de espachurrarse solo, Don Galeno.

SEGUNDA HISTORIA 3 / INT. DÍA

El Oficial de Resguardo y Porto llegan escoltados por dos guardias del ejército portugués a la mazmorra donde está encepada Victoria la Cantora.

Oficial de Resguardo (señalando a la mujer desnuda que babea sangre y ronca silbantemente): Ya no habla, Mariscal.

Porto: Pois debo hospitalizarla.

Oficial de Resguardo: Necesita una orden expedida por el Cabildo.

Porto (haciéndole una seña a los guardias para que presenten armas): Aquí las órdenes las damos los portugos, Teniente. Necesito envolverla.

Corte. El mariscal carga en brazos a la mujer que parece momificada y le seca la cara con la manta.

Oficial de Resguardo: La cantora todavía no cantó lo que importa, Excelencia.

Victoria (sin abrir los ojos): El lucero no está solo.

Porto: Y los poetas tampoco.

Victoria (entreabriendo una profundidad fosforecente y gargajeando en la cara del mariscal): Odio de mi corazón.

El Oficial de Resguardo y los guardias bajan la cara para ocultar la risa.

PRIMERA HISTORIA 4 / EXT. DÍA

Harley, Selva Primavera y Julia llegan a la catedral, donde se está velando a Manuel Artecona.

Selva Primavera: Ocultémonos, que allí llegan los Mendoza y yo no tengo intención de fingir ningún pésame.

Julia: Dizque Paloma sigue cantando encerrada.

Harley: Pues en el ánima de Porto no puede existir más que música de espanto. Le entró la gran astilla.

Selva Primavera (ofreciéndole una mano para besar a Acuña de Figueroa, que aparece jadeando entre el gentío): ¿Qué nuevas traéis, don Paco?

Acuña de Figueroa: Porto sigue sentado a la vera de Victoria la Cantora. En el hospital ya hay tirria.

Harley: ¿Y ella habla?

Acuña de Figueroa: Escupe algunos versos con pena de pajarillo.

Harley: Aquel vozarrón del Sitio.

Acuña de Figueroa: Pues ahora sólo aletea.

Harley: Dizque contó en El Hacha que le tocaba viajar al cielo de los libres.

SEGUNDA HISTORIA 4 / EXT. ATARDECER

Porto se separa de la guardia de honor que rodea el ataúd de Artecona y se hinca frente a una tumba reciente que hay en el Cementerio Nuevo de extramuros.

Pandora (surgiendo del gentío donde están los Mendoza y acercándose al mariscal): Ave María Purísima.

Porto: ¿Cómo está ella?

Pandora: Encamisonada de negro abajo del mosquitero y cantando como loca las coplillas herejes.

Porto (incorporándose con palidez cadavérica): ¿Desde cuándo?

Pandora: Desde que llegó del baile. ¿No queréis que os provea de jazmines para reverenciar la tumba de vuestro hermano?

Porto (señalándose el costado izquierdo del pecho con el sombrero empenachado): Él ya ve otras estrelhas. Palpadme aquí.

Pandora: No debería, Excelencia.

Porto: Os lo ordeno. ¿Cómo calmo a este potro?

La esclava roza el retumbar taquicárdico del mariscal y se tapa la boca.

Porto: A mi hermano tanbéin le sobraba corazón.

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