sábado

LA ÚLTIMA NOUVELLE PUBLICADA POR J. D. SALINGER


Hapworth 16, 1924

QUINTA ENTREGA

Para mi alivio y consiguiente diversión, tengo otro block de papel que no sabía que tenía y me di cuenta, al mismo tiempo, que el reloj de Griffith Hammersmith, que Buddy amablemente le pidió prestado para mí, no tiene cuerda y está midiendo el tiempo de ayer o del bochornoso anteayer. Al igual que ustedes, les aseguro que mi mano y mi dedo comienzan a rebelarse contra el largo de esta carta, que comencé un poco después del alba y que, para mi deleite, he interrumpido solamente para comer una o dos veces. Mi Dios, ¡adoro un buen rato de ocio! Cosa bastante rara, como van las cosas.

Les, aprovecho esta oportunidad, antes de que el maldito clarín suene para cenar y reine la confusión, de hacerte un último pedido en nombre de tus dos hijos mayores. Si mi construcción escrita de lo que sigue da la impresión de ser seca, poco elocuente y demasiado fría o escalofriante, por favor considera que ya he abusado de vuestro tiempo y ahora me contengo para ahorrarte más desgaste nervioso.

El detalle de vuestro tour, mi viejo, no se ha separado de mi ridículo cuerpo desde que me lo confiaste. En este mismo momento, lo estoy colocando sobre el cubrecama, ante mis ojos, para examinarlo cuidadosamente. El 19 de este mes, tú y la intoxicante Sra. Glass -demonio del lecho de brasas y brindis de mil continentes, para ser justos con ese precioso demonio- estarán yéndose del Teatro Cort, que florezca eternamente, y saldrán rumbo a Nueva York para cumplir un compromiso en el Albee, como aquí dice, de Brooklyn. Quisiera Dios que nosotros, tu hijo Buddy y yo, estuviéramos con ustedes y que otros dos desconocidos tuvieran esta oportunidad de mantenerse fuera de las calles y del calor sofocante de los trenes, habitaciones de hotel y otros apiñados alojamientos todo el verano. Este es mi pedido sin más comentarios jocosos. Cuando estén confortablemente afincados en Manhattan, por favor pasen por la biblioteca, por el ala anexa de costumbre y mándenle nuestros saludos así como nuestro amor a la incomparable Srta. Overman. Cuando puedan pídanle que se ponga en contacto de nuestra parte con el Sr. Wilfred G. L. Fraser, del Consejo de la biblioteca, así podremos acceder a su amable, espontáneo y posiblemente intempestivo ofrecimiento de enviarnos cualquier material de lectura mientras estemos fuera. No me gusta nada pedirle a la Srta. Overman, una persona bastante ocupada, que se meta en este lío, pero ella tiene la dirección de verano del Sr. Fraser, quien no quiso dárnosla a nosotros antes de irnos, tal vez por cómicos motivos. Si pudiera evitar pedirle a la Srta. Overman que diera ese paso, lo haría gustoso, no me alegra en absoluto aprovecharme de su tiempo libre; en este mundo la amistad siempre está siendo corrompida por intereses personales y demás, lo que es un dilema harto vicioso, a pesar del costado cómico del asunto. De todas formas, tal vez ustedes puedan recordarle brevemente que el Sr. Fraser en persona nos ofreció este servicio fuera de lo común espontáneamente, dejándonos bastante asombrados, se los aseguro. Nos dijo que nos enviaría cualquier libro que pidiéramos personalmente o que le pediría a alguien que lo hiciera con su autorización si él estuviera fuera de la ciudad, asumiendo que algún amigo o pariente de confianza se encargaría de los gastos del envío. Para no seguir dándole largas a este asunto, a continuación les mando una lista en bruto de libros para que les sirva de guía a ustedes y a la Srta. Overman que agradeceríamos fueran enviados en esta dudosa dirección. El Sr. Fraser no nos dijo cuantos libros consentiría en enviarnos por lo que me he tomado mucha libertad en la cantidad. Por favor pídanle a la Srta. Overman que intervenga y reduzca el número, usando su sabia discreción. Resumiendo, es lo que sigue:

Italiano interactivo, de R. J. Abraham. Él es una persona amable y rigurosa, nuestro buen amigo de los viejos tiempos de Español.

Cualquier libro intolerante o tolerante sobre Dios o sencillamente religión, escrito por personas cuyos apellidos comiencen con cualquier letra después de la H. Para estar seguros incluyan la H misma, aunque me parece que ya la he agotado.

Cualquier magnífica, muy buena, meramente interesante o lamentablemente mediocre, poesía que no sea ya demasiado familiar y admirada por nosotros, sin importar la nacionalidad del poeta. Hay una buena lista de poemas muy leídos en mi escritorio en Nueva York, incorrectamente titulada 'equipamiento deportivo', a menos que finalmente se hayan desecho del apartamento y hayan puesto todo en depósito a último momento; han olvidado mencionarlo en vuestra correspondencia y yo olvidé preguntarles en el entusiasmo de la deliciosa llamada telefónica desde LaSalle.

Nuevamente, las obras completas del Conde León Tolstoy. Esto no será una molestia para el Sr. Fraser, lo será para la cordial hermana de la Srta. Overman, ella misma una hermosa solterona muy segura de sí, a quien la Srta. Overman se refiere conmovedoramente como su 'hermanita', a pesar de que ha dejado atrás hace muchos años los rubores de la juventud. Ella –la Srta. Overman menor– posee las obras completas del Conde y tal vez consienta en prestárnoslo nuevamente, ya que sabe que cuidamos apasionada y adecuadamente los libros que nos confían los amigos. Por favor, hagan hincapié, tratando de no herir los sentimientos de estas damas sensibles, que no nos envíen nuevamente 'Resurrección' o 'La Sonata Kreutzer' ni tampoco 'Los Cosacos', ya que una relectura insensible de estas obras maestras no es necesaria ni deseable. No se lo digan, ya que no es del todo adecuado, pero particularmente queremos reencontrarnos con Stefan y Dolly Oblonsky, quienes capturaron nuestros corazones, humanidad y atención cuando los conocimos. Ellos son los personajes, marido y mujer, de "Anna Karenina" absolutamente magníficos. Por supuesto que el joven y sensato héroe del libro es también completamente absorbente, así como su querida y futura esposa, una niña adorable a fin de cuentas. Sin embargo, son muy inexperientes y estando aquí necesitamos mucho más la compañía de un pícaro encantador, de sincera bondad en sus tripas y corazón.

La plegaria Gayatri, de autor anónimo, preferentemente con la versión original junto a la traducción al inglés; que es absolutamente hermosa, sublime y refrescante. A propósito, quiero referirme ahora a un asunto importante para Boo Boo, no vaya a olvidarme luego de mencionarlo. ¡Boo Boo, niña maravillosa! ¡Te pido que deseches por completo la plegaria temporal que me pediste que te diera para antes de acostarte! Si te parece bien, sustitúyela por esta otra, que elimina el problema de tus objeciones en torno a la palabra "Dios".
No hay una ley absoluta que diga que tienes que usar la palabra si te causa problemas. Ensaya con esta, que es así: "Soy una niña a punto de irme a dormir, como todas las noches. La palabra 'Dios' es un problema, debido a que la misma es usada y respetada, tal vez con fe suprema, por dos niñas amigas mías, las jóvenes Lotta Davilla y Marjorie Herberg, a quienes considero considerablemente crueles, así como mentirosas desde el vamos. Le hablo al concepto sin nombre, preferentemente sin forma o atributos ridículos, que siempre ha sido lo suficientemente amable y encantador como para guiar mi destino tanto entre como durante el espléndido y conmovedor uso de cuerpos humanos. Querido concepto, dame instrucciones buenas y razonables para mañana, mientras estoy durmiendo. No es necesario que yo sepa cuales son esas instrucciones, ni el desarrollo o la comprensión de las mismas, pero estaré agradecida de llevarlas conmigo de alguna manera. Asumiré, temporalmente, que esas instrucciones se revelarán potentes, efectivas, alentadoras y bastante intensas, dado que dejo mi mente tranquila y bastante vacía, tal como sugirió mi presuntuoso hermano mayor". Para terminar di "Amén" o simplemente "Buenas noches", como prefieras o te parezca adecuado si es sincero y espontáneo. Eso es lo único que se me ocurrió en el tren, pero lo reservé para enviártelo en cuanto pudiera. Sin embargo, ¡úsalo solamente si no te parece de mal gusto! ¡Modifícalo tan libre y fervorosamente como quieras! Si es de mal gusto o vergonzante, deséchalo sin una pizca de arrepentimiento y espera a que vuelva a casa y pueda libremente reconsiderar el asunto. ¡No creas que soy infalible! ¡Soy completamente falible!

La lista para el Sr. Fraser continúa ahora al azar:

Don Quijote, de Cervantes, de nuevo ambos tomos si no es mucho problema. Ese hombre es un genio más allá de cualquier comparación fácil o barata. Espero que la Srta. Overman nos envíe esto personalmente y no el Sr. Fraser, ya que me temo que es bastante incapaz de prestarnos una obra maestra sin agregar un comentario personal y su enloquecedora y condescendiente evaluación. Como homenaje a Cervantes preferiría recibir su obra por correo sin ningún comentario inútil y demás basuras innecesarias.

Raja-Yoga y Bhakti-Yoga, dos libros conmovedores, pequeños y prácticos, perfectos para el bolsillo de cualquier inquieto muchacho normal de nuestra edad, escritos por Vivekananada de la India. Él es uno de los más originales, emocionantes y plenos entre los gigantes de este siglo con que me he topado; mi simpatía personal hacia él nunca dejará de crecer ni terminará mientras viva, se los aseguro. Habría dado sin dudarlo diez o más años de mi vida por estrechar su mano o por lo menos decirle un rápido y respetuoso 'hola' en alguna populosa calle de Calcuta o cualquier otro lugar. Él estaba completamente familiarizado con las luces que les mencioné anteriormente y mucho más de lo que yo lo estoy. Espero que él no me hubiera considerado una persona demasiado elocuente y sensual. Esta idea endemoniada me persigue a menudo cuando ese nombre inmenso pasa por mi mente; una experiencia muy enigmática y triste; y desearía que hubiese una mejor base de entendimiento entre las personas sensuales y no sensuales de este universo. No tengo estómago para las diferencias de ese tipo, personalmente no puedo soportarlas, lo cual es otra señal inequívoca de inestabilidad.

Para una primera lectura o relectura, les pido las ediciones más pequeñas posibles de los siguientes escritores de genio o mero talento:

Charles Dickens, ya sea sus benditas obras completas o en cualquier formato o apariencia. Mi Dios ¡yo te saludo, Charles Dickens!

George Eliot; sin embargo, no todo lo de ella. Por favor déjenlo a criterio de la Srta. Overman o el Sr. Fraser. Como, pensándolo bien, la Srta. Eliot no es muy estimada por mi corazón o mi mente, dejar esta decisión en las manos de la Srta. Overman o el Sr. Fraser me da la oportunidad, que tanto necesito, de ser cortés y respetuoso, como corresponde a mi ridícula edad, sin tener que pagar un alto precio por ello. Este pensamiento es bastante desagradable y bordea el cálculo, pero no puedo evitarlo. Me avergüenzo de él, pero estoy muy preocupado respecto a mi actitud inhumana hacia los consejos poco confiables. Estoy esforzándome por encontrar un curso de acción para un asunto de esta índole que sea a la vez humano y aceptable.

William Makepeace Thackeray, pero no todo. Por favor pídanle a la Srta. Overman que deje que el Sr. Fraser se ocupe de esto personalmente. No hay peligro, salvo por los dos libros de él que ya he leído. Como en el caso de la Srta. Eliot, él es excelente, pero me temo que no puedo sacarme el sombrero ante él en rendida gratitud, por lo que esta es otra asquerosa buena oportunidad, de caer en el gusto personal del Sr. Fraser. ¡Me doy cuenta que en estos momentos estoy expresando mis horribles debilidades y cálculos enfrente de mis queridos padres y hermanos menores, pero mis manos están atadas. ¡Tampoco tengo ningún derecho excusable de mostrarme como una persona o joven más fuerte de lo que soy en realidad, es decir, un joven que no es condenadamente fuerte, de acuerdo a cualquier parámetro humano!

Jane Austen, ya sea íntegramente o en cualquier modo o forma, salvo "Orgullo y Prejuicio", que ya lo tengo en mi poder. No voy a perturbar el genio incomparable de esta muchacha con afirmaciones dudosas; ya he herido los sentimientos de la Srta. Overman de manera inexcusable negándome a hacer comentarios sobre esta chica, pero ni siquiera tengo la pizca de decencia de lamentarlo siquiera un poco. Estando en un apuro, me gustaría encontrarme con alguien en Rosings, pero no puedo entrar a discutir sobre el genio de esta mujer, tan magnífico y personal para mí. He hecho algunos esfuerzos débiles, humanos, pero en manera alguna meritorios.

John Bunyan. Si me estoy poniendo demasiado conciso y seco, por favor discúlpenme, pero sucede que corro hacia una abrupta finalización de esta carta. Francamente no le he dado a este hombre una justa oportunidad cuando yo era más joven, por considerarlo un ser incapaz de otorgarle el beneficio de la tortuosa duda a unas pocas debilidades humanas, como la pereza, la codicia y muchas otras. ¡Yo, personalmente, he conocido docenas y docenas de espléndidos y conmovedores seres humanos en esta vida, que disfrutan enormemente de la pereza y sin embargo son seres a los que uno puede recurrir cuando se los necesita, y que son una compañía excelente y beneficiosa para los niños, tal como el perezosísimo y delicioso Herb Cowley, quien fuera despedido de un mediocre trabajo teatral a otro! ¿Le ha fallado alguna vez el perezoso de Herb Cowley a sus amigos cuando lo necesitaron? ¿No son su alegría y sentido del humor un apoyo sutil a los extraños que están de paso? ¿Cree John Bunyan que Dios tiene algún prejuicio enloquecido en tomar estas cosas con tranquila consideración el día del Juicio Final, las cuales, en mi opinión son bastante comunes entre los hombres? En mi relectura de John Bunyan, espero otorgar a su genio natural y conmovedor un mayor reconocimiento y admiración, pero su actitud general me temo sea una molestia permanente. Él es demasiado áspero para mi gusto. Ahí es cuando una buena releída privada de la conmovedora, espléndida Sagrada Biblia, viene muy bien, preservando libremente nuestra sanidad en un día lluvioso con el incomparable Jesucristo sugiriendo libremente lo que sigue: "Sean entonces perfectos, del mismo modo que vuestro Padre en el Cielo es perfecto". Está en lo cierto; no encuentro nada de irrazonable aquí, todo lo contrario; sin embargo, John Bunyan, un guerrero cristiano bautizado, no tengan dudas, parece pensar que el noble Jesucristo dijo lo siguiente: "Sean entonces inmaculados, del mismo modo que vuestro Padre en el Cielo es inmaculado". ¡Mi Dios, esto es la inexactitud encarnada! ¿Alguien dijo algo sobre ser inmaculado? ¡"Perfección" es una palabra absolutamente diferente, dejada magníficamente en suspenso para el amable beneficio del ser humano a través de los años! Eso es lo que yo llamo la deriva emocionante, sensata. Mi Dios, ¡estoy completamente a favor de una pequeña deriva o la maldita danza se habrá terminado! Afortunadamente, mi primaria opinión basada en la dudosa información de un cerebro poco confiable, es que la deriva no es nunca condenable y que la misma nunca termina. Cuando irritantemente aparece, es cuestión simplemente de reunir de nuevo nuestras magníficas fuerzas y rever el asunto, si es necesario, con la sangre o la pena dolorosa e ignorante hasta el cuello, tomándonos mucho tiempo valioso para reconocer que aún la perfección de nuestro Dios magnífico permite una cantidad conmovedora de deriva irritante, como por ejemplo las hambrunas, las muertes prematuras de niños pequeños y de encantadoras mujeres y damas, de hombres valientes y tercos y muchos otros ejemplos de despropósitos shockeantes para la opinión del cerebro humano. Sin embargo, si sigo con este razonamiento, declinaré firmemente conceder a este inmortal autor, John Bunyan, una relectura decente este verano. Paso rápidamente al próximo autor de esta lista desordenada.

Warwick Deeping: recomendado, sin mucha esperanza pero calurosamente, por alguien muy agradable que conocí casualmente en la biblioteca principal. A pesar de que las consecuencias son por lo general desastrosas, estoy absoluta y tal vez permanentemente en contra de ignorar libros recomendados sinceramente por personas muy agradables y extraños; es muy riesgoso e inhumano y las consecuencias son muchas veces dolorosas de una manera bastante encantadora.

Otra vez las hermanas Brönte, ¡esas bellísimas muchachas! Por favor, recuerden que Buddy iba por la mitad de "Villette", un libro delicadamente conmovedor, cuando nos acercábamos al momento de tener que zarpar rumbo al campamento y como ustedes bien saben, este celoso lector no soporta ninguna interrupción que no sea absolutamente inevitable. Debemos recordar también que su sensualidad se está despertando a una edad muy temprana, y por momentos uno siente una pérdida humana al no extender carnalmente una mano a estas muchachas condenadas. En el pasado, personalmente nunca extendí una mano a Charlotte en un asunto carnal, sin embargo, en retrospectiva, sus atractivos son una maldita sorpresa.

Materia Medica China, de Porter Smith; hete aquí un libro antiguo, casi fuera de circulación, posiblemente enojoso y sin fundamento. Sin embargo, me gustaría echarle un vistazo y, si vale la pena, dárselo a vuestro magnífico hijo Buddy como una pequeña sorpresa. No tienen idea de cuanto conocimiento dormido, sobre hierbas y la espléndida flora trae este muchacho consigo de vidas anteriores, principalmente en sus dedos espatulados. ¡A menos que interfiera con el trabajo de su vida, estos conocimientos dormidos no deben irse por el desagüe! ¡Yo, que soy dos años mayor que él soy su aplicado e ignorante alumno en esta materia! Aparte de las deliciosas comidas que nos ha brindado a Griffith Hammersmith y a mí mismo, Buddy es absolutamente incapaz de tomar una inocente flor sin examinar y oler sus raíces, de mojarla con un poco de saliva para sacarle la tierra; ¡ellas llaman a este muchacho, esperando ser oídas por sus espléndidas orejas! Desafortunadamente, la insignificante cantidad de libros sobre este tema, usualmente ingleses, están sembrados de inexactitudes, rampante tontería y deplorable superstición, siendo su marca distintiva la más gruesa exageración. Seamos nosotros, su amorosa familia, quienes volvamos con algo de esperanza y alegría a los maravillosos chinos, quienes comparten con los nobles hindúes una mente amplia y abierta sobre los asuntos del cuerpo, la respiración humana y las asombrosas diferencias entre la parte izquierda y derecha del cuerpo. Que el autor, Porter Smith, se haya dado de cuerpo y alma a este tema ilimitado nos da una refrescante esperanza de que no sea un pretencioso aficionado más en busca de hacerse un lugar en dicho campo ¡no me dejen castigar a este hombre sin darle una decente oportunidad!

Por favor envíennos los siguientes autores franceses, en cantidades convenientes y adecuadas al uso y abuso de la vida de campamento, ya sea para practicar o por puro placer, dependiendo del magnetismo individual de los autores en cuestión. Envíennos por favor, en gran cantidad, libros de Víctor Hugo, Gustave Flaubert, Honore de Balzac o más simplemente Honore Balzac, ya que éste ha agregado a su apellido el aristocrático "de" como un conmovedor toque humorístico relativamente ilegal. ¡En este mundo, la cómica lujuria por ser aristócrata es infinita! Pensándolo mejor, en un último análisis no tiene nada de gracioso. Algún día tranquilo de lluvia, cuando tengan ganas, examinen en detalle cualquier revolución efectiva desde el comienzo de la historia: profundamente, en el corazón de cada reformador importante, si no encuentran envidia personal, celos y hambre por ser aristócrata en un disfraz nuevo e inteligente, junto con un deseo de tener más comida y ser menos pobre, con gusto responderé ante Dios por mi cínica actitud. Desafortunadamente, no veo ningún remedio a este problema en lo inmediato.

En pequeñas cantidades y también en francés para practicar y por simple placer, nos gustaría recibir alguna selección de las obras de Guy de Maupassant, Anatole France, Martin Leppert, Eugene Sue. Por favor díganle a la Srta. Overman que le pida al Sr. Fraser que no incluya ninguna biografía de Guy de Maupassant por error o a propósito, particularmente aquellas de Elise Suchard, Robert Kurz, y Leonard Beland Walker, las que ya leí con indecible dolor y pena y no quiero que Buddy las lea con dolor y pena a una edad tan tierna. Como sensualistas de primera línea, me temo que necesitamos cada señal clara de alerta que podamos obtener acerca del tema de la sensualidad, pero ni su hijo Buddy ni yo tenemos la más mínima intención de morir por el falo o la espada e intentamos de corazón ir a las raíces del tema de la sensualidad, les doy mi palabra de honor. Sin embargo, declino absolutamente aceptar a Guy de Maupassant como un buen ejemplo del abuso de la sensualidad, a pesar de que sea muy tentador. Si no abusó de su miembro viril, debe haber abusado de algún otra cosa. ¡No confío en usted, Monsieur de Maupassant! ¡No confío en usted ni en cualquier otro autor monumental que tenga éxito, un día sí y un día no, a través de la baja ironía! ¡Mi inexcusable malquerencia la extiendo a usted también, Anatole France, gran ironista! ¡Mi hermano y yo, al igual que una miríada de lectores humanos, nos apersonamos con convicción y les damos una bofetada! ¡Si eso es lo mejor que pueden hacer, tengan la cortesía rudimentaria de suicidarse o quemar amablemente vuestras lapiceras!

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