sábado

LA ÚLTIMA NOUVELLE PUBLICADA POR J. D. SALINGER


Hapworth 16, 1924

CUARTA ENTREGA

¡Me despido por un breve interludio de días u horas! Voy a tener la sencilla piedad y cortesía de tratar de terminar de escribirles, se los aseguro, padres y hermanos, que son ustedes demasiados buenos y generosos como para tener un pariente que requiere tanta atención, pero no puedo evitarlo. Los extrañamos más de lo que podemos expresar en palabras. Ahí tienes una de las pocas oportunidades para la que la lengua humana realmente vale la pena. Bessie, ocúpate de aquel pequeño asunto que ya hemos discutido. También, por favor, te pido que digas "basta" más seguido entre las actuaciones cuando estás de gira; entre otras razones que no tengo derecho a discutir libremente ahora, porque cuando no descansas y estás harta es cuando piensas más seriamente en dejar de actuar definitivamente. Te ruego que no te apresures. Te ruego que martilles el hierro, tal y como hablamos anteriormente, cuando esté al rojo vivo. De otra manera, si abandonas una carrera notable a la temprana edad de 28 años, no importa cuántos ilustres años lleves en ella, estarás jugando con el destino a destiempo. Cuando se espera el momento justo, el destino puede soportar grandes desafíos, pero a destiempo, desafortunadamente los errores son comunes y costosos. ¿Recuerdas nuestra sobria e íntima conversación el día que trajeron el precioso horno nuevo? Se trataba de lo siguiente: excepto cuando estás en el escenario u ocupada con algo complicado, durante las horas restantes por favor trata de respirar solamente por la narina izquierda exclusivamente, para volver lentamente, en otros momentos a la narina derecha. Para que la respiración comience en la narina adecuada, te recuerdo, a modo de repaso, que se debe colocar cálidamente el puño en la axila opuesta, presionando levemente, o simplemente debes recostarte unos minutos sobre el flanco contrario a la narina deseada. Te aseguro nuevamente, que no hay regla que diga que esto no pueda hacerse con franco disgusto, pero trata, cuando el disgusto crezca, de sacarte mentalmente el sombrero ante Dios, en honor de las magníficas complicaciones del cuerpo humano. ¿Es tan difícil ofrecer un saludo breve y afectivo a este artista insondable? ¿No es altamente tentador sacarse el sombrero ante alguien que es al mismo tiempo libre de actuar de manera misteriosa y en otras, sin ningún misterio? ¡Oh, mi Dios, es todo un Dios el que tenemos! Como te dije cuando estábamos disfrutando por primera vez los placeres del nuevo equipamiento de nuestra cocina, este asunto de las narinas puede abandonarse en un instante, en el exacto momento que uno deja completamente en las manos de Dios la respiración, la vista, el oído y el resto de funciones enloquecedoras; sin embargo, somos meramente seres humanos, condenadamente remisos a este tipo de confianza en las tranquilas horas y situaciones cotidianas. Para compensar esta omisión, tan conmovedora como falsa, para confiar en Dios completamente, debemos caer en los vergonzosos mecanismos sensibles con que contamos; sin embargo, no son nuestros, lo que es otro costado gracioso y maravilloso del asunto: ¡los vergonzosos mecanismos sensibles son también de Él! Esta es sencillamente mi opinión personal acerca de este asunto, pero está lejos de ser impulsiva.

Si el resto de mi carta les parece un poco brusca e impersonal, por favor perdónenme, voy a dedicar lo que queda de ella a la economía de palabras y fraseología, que es el punto más flojo de mi construcción escrita. Si les sueno algo frío y brusco, recuerden que es sólo un ejercicio y que no soy frío y brusco cuando mis padres y hermanos están involucrados; ¡por el contrario!

Para evitar que se me olvide, antes de terminar esta carta, prácticamente te ruego de rodillas, Bessie, que cantes con tu propia voz abandonada cuando hagas "Bambalina" con Les. Te ruego que no tomes el camino seguro de costumbre y suenes como si estuvieras sentada en una maldita hamaca en el medio del escenario, bajo una sombrilla encantadora: esto le sienta bien y parece natural en alguien como Julia Sanderson, una artista agradable, por cierto, ¡pero tú eres una persona tempestuosa y perturbadora, con profundos arranques de encantadora rudeza y atractiva pasión! Les, si estás de nuevo en el ruedo, también tengo algo que pedirte. Por favor, esfuérzate mucho en hacer lo que te pedí la próxima vez que grabes un disco. ¡Cualquier palabra o nota sostenida que rimen libremente con "mí", "rubí" o "ti" son muy peligrosas y ladinas en estas circunstancias! ¡Arenas movedizas en los alrededores! Excepto cuando estás cantando en público o enzarzado en una acalorada o enfadada discusión familiar, tu acento, te lo aseguro, es indetectable para cualquiera que no sea yo mismo o Buddy o Boo Boo u otra persona bajo el hechizo de poseer oídos pródigos. Te pido que no malinterpretes estas líneas. Personalmente, le tengo a tu acento un cariño sin remedio, es absolutamente conmovedor. Sin embargo, la cuestión es cómo suena tu acento a la miríada de personas con oídos que no tiene tiempo ni inclinaciones a escucharte sin prejuicios, el público en general encuentran el acento francés, irlandés, escocés, sureño, sueco, yiddish y muchos otros, confortablemente curiosos y agradables en sí mismos, pero un franco e indisimulado acento australiano no parece propenso a generar una recepción cálida: es prácticamente a prueba de resultar agradable o divertido en sí mismo. Ese es el triste estado de las cosas, por culpa de la estupidez y esnobismo generales, ¡pero debes enfrentarlo cuando grabas! Si puedes lograrlo sin que te haga infeliz o te presione en exceso, o que te provoque un sentimiento de que estás despreciando u ofendiendo al pueblo australiano de tu infancia, por favor, deja a tu acento fuera de las grabaciones, aún a pesar de que nosotros, tus parientes, lo disfrutamos enormemente! ¿Estás furioso conmigo? Por favor no te enojes. El único interés egoísta en mi corazón, respecto a este asunto tan grave, es tu profundo y tortuoso deseo de al fin lograr un gran éxito. Con las disculpas del caso, graciosamente salgo de este presuntuoso tema: te quiero, viejo.

Los siguientes mensajes rápidos son para los mellizos y Boo Boo. Por favor pídanle a Boo Boo que los lea por sí misma, sin ninguna ayuda de sus padres, lo cual es perfectamente capaz de hacer. ¡Esa maravillosa niña de ojos negros puede hacerlo si lo intenta!

Boo Boo, ¡practica tu escritura de palabras completas! ¡No me interesa el alfabeto por sí mismo! ¡No caigas de nuevo en las excusas convencionales! ¡No te refugies otra vez y astutamente en tu tierna edad, te lo ruego! No nos eches en cara de nuevo que ni a Martine Brady o Lotta Davilla o a cualquier niño de cuatro años que conozcas, le piden que lea y escriba con relativa fluidez. No soy el caprichoso hermano de ellos, soy tu hermano caprichoso. En muchas ocasiones he dado mi palabra de honor de que eres, por naturaleza, una lectora exhaustiva, igual que Buddy y yo mismo; ¡si no lo fueras, con gusto arrojaría mi capricho al viento con alegría! Para un lector exhaustivo, es muy recomendable que empiece tempranamente con la lapicera y el ojo. ¡Como recompensa inmediata, piensa en el placer indecible que le proporcionarías a tu increíble hermano y a mí mismo con una postal ocasional! ¡Si supieras cuánto admiramos y disfrutamos tu letra manuscrita y tu inigualable elección de las palabras! Sólo tienes que escribir dos o tres palabras en tu forma particular en una postal y correr al lobby o dársela a un empleado de tu elección. También, mi querida, inolvidable Srta. Beatrice Glass, por favor trabaja más duro en tus modales y etiqueta en privado y en público. Me importa mucho menos como te comportas en público que cómo lo haces cuando estás absolutamente sola en una habitación solitaria; ¡cuando accidentalmente mires profundamente en un espejo abandonado, deja que se refleje una niña con tacto sorprendente y brillantes ojos negros!

Walt, hemos recibido tu mensaje a través de Bessie. Nos sentimos encantados de recibirlo, aunque es una tontería desde el vamos. Todos somos demasiado malditamente proclives a refugiarnos en nuestra tierna edad. Tener tres años no es una maldita excusa válida para no hacer las cosas sencillas que discutimos en el taxi rumbo a la estación de tren; me río burlonamente de los años, los asuntos triviales y las costumbres corrientemente relacionadas con tener la tierna edad de tres años. ¡En realidad, tú mismo eres tal vez más capaz de una risa burlona y saludable acerca de esas creencias prejuiciosas que nadie que conozca! Si, como dices, está tan "horriblemente caluroso" para practicar, por lo menos usa tus zapatos de baile constantemente, durante las comidas, en tus pies bajo la mesa, o cuando vagas por la habitación o el lobby de el hotel en el que estés parando; de todas maneras ¡déjatelos puestos en tus sorprendentes pies mágicos por lo menos dos horas por día!

¡Waker, el mismo pedido, absolutamente malvado y tiránico, se aplica a hacer malabarismos con este calor! Si está demasiado caluroso para hacer malabarismos, por lo menos lleva contigo algunos de tus malabares preferidos, aquellos de tamaño razonable, en tus bolsillos durante el bochornoso día. Sé que Buddy estaría de acuerdo conmigo si ustedes, muchachos incomparables, decidieran, de un día para otro, abandonar por completo las carreras que han elegido. ¡Sin embargo, al no haber tomado todavía esa decisión, y hasta que lo hagan, es terriblemente necesario que no se separen de la profesión que han elegido por más de dos o dos horas y media seguidas! Vuestros zapatos de baile y malabares deben ser tratados como queridos amantes irracionales que no pueden soportar ninguna separación de vuestras personas que duren más de 24 horas. Vuestro espléndido hermano y yo, como Dios sabe, hacemos lo propio estando en este lugar, a pesar de los incontables obstáculos y vergüenzas. Si lo anterior parece presumido de mi parte, que Dios tenga la simple y rudimentaria cortesía de castigarme de la manera más severa, pero les aseguro que no es la intención; simplemente les estoy diciendo que cualquiera de ustedes dos pueden hacer las mismas cosas que hacen sus hermanos mayores: nuestra propia inestabilidad, les aseguro, es igual a la de cualquier otra persona de este mundo.

Boo Boo, estoy más que disgustado conmigo mismo por haber escrito una sola cosa dirigida a ti y que esa cosa sonara desfavorable y bastante desagradable. La verdad parcial es así: tus modales y etiqueta se están volviendo mejores cada día. Si insisto vehementemente en una o dos discrepancias, es porque tú adoras las cosas agradables y como salidas del Ritz y siempre prefieres que Bessie o yo, te leamos libros de niños y adultos de buena posición, aristocráticos y amables, usualmente ingleses que muestran excelentes modales, buen gusto en el vestir y en la decoración, así como inexpugnables características de clase alta en cualquier aspecto visible. ¡Oh, mi Dios, eres una niña graciosa y divertida! ¡Tomas los corazones de tus hermanos por asalto! ¡Estás entre el precioso puñado de personas que he conocido aquí y allá que probablemente tenga el permiso absoluto de Dios de no tener que reflexionar nada! Esa es una bendición encantadora y magnífica, y no tengo intenciones de criticarla, pero a la vez resulta que soy tu hermano; no tengo más remedio que asegurarte que si creces y sos consciente de que tus excelentes modales públicos que parecen salidos del Ritz son meramente superficiales, librándote de ellos para comportarte como un sucio cerdo cuando estás sola en una habitación, sin que nadie te mire salvo tú misma, no te sentirás contenta y ello te corroerá sutilmente.

¡Ya no tiranizaré a nadie más! ¡Adiós a todos en este interludio! ¡Les enviamos nuestros corazones desnudos!

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