por HUGO GIOVANETTI VIOLA
un webguión seccionado en 40 episodios y escrito como base para una miniserie televisiva que poroducirá elMontevideano / Laboratorio de Artes
QUINTA ENTREGA
EPISODIO V
Juan Mendoza conoce en el baile del Fuerte a los mariscales Abreu y Porto, gracias a la intermediación del cabildante Artecona. Paloma, Julia y Pandora llevan a Josef María Artigas a ver los candombes que se bailan en las canchitas del Cubo del Sur. Cuando termina la danza Pandora lleva a Paloma a un cuchitril de extramuros donde vive la mai mandinga Yemanjá del Mar dulce, que instruye a la muchacha en los pasos a dar para empoderarse del espíritu de Porto.
PRIMERA HISTORIA 1 / INT. NOCHE
Juan Mendoza hinca una rodilla frente a la Virgen de la capilla del Gobernador que hay en el Fuerte, vestido de etiqueta: calzón corto, media de punto, zapatos de raso negro con hebillas de oro, camisa con pechera plegada, puños con volados, corbata blanca alta, chupetín de raso, alfiler de pecho, frac negro y reloj con cadena. Está empolvado y lleva pintado un lunar. Usa peluca y tiene un tricornio en la mano. Desde el gran salón de Gobierno contiguo, donde se está celebrando el baile, llega el sonido de un minué.
Juan Mendoza (jadeando en voz baja): Sacratísima Inmaculada: ¿por qué no puedo verte nada más que en los ojos de mi hija?
Las inflexiones de la frase de Mendoza se van alternando con primeros planos del rostro fragmentado de la Virgen, para generar la sensación de diálogo.
Juan Mendoza: San Benito lo formuló en su Regla: Que nuestro espíritu concuerde con nuestra voz. Mens nostra concordet voci nostrae. ¿Por qué siento que le estoy hablando a Paloma en lugar de hablarte a ti, Madre mía?
En el rostro de la Virgen se superponen las facciones de Paloma y Juan Mendoza se persigna, cerrando los ojos lacrimosos.
Juan Mendoza: ¿Cómo es posible que te venga a vender a uno de esos mariscales que parecen tiburones acechando naufragios?
El cabildante Artecona se acerca con un taconeo apurado y cuando escucha orar a Juan Mendoza se frena, pero el otro le agarra un brazo a ciegas.
Juan Mendoza: Ya voy, compadre. Enseguida me arrastro dignamente a conocer al futuro verdugo de Nuestra Señorita. Ahora entiendo la vergüenza que debieron sentir los fariseos.
SEGUNDA HISTORIA 1 / EXT. DÍA
Final de un baile al aire libre en las canchitas de la costa del sur donde las naciones negras bailan sus tangos o candombes.
Julia (señalando a una mulata exuberante que baila acaparando la atención del público de alcurnia): Nunca me hubiera imaginado que Yemanjá del Mar Dulce fuera conga.
Pandora (llamándola aparte a Julia): Esa liberta engualichadora es una mandinga llegada de Bahía, señora.
Julia: No sabía que quedaban mandingas en esta plaza.
Pandora: Ella llegó cuando era una guría y vivió en la república democrática que fundaron los agitadores haitianos en las islas del Yí. Dos meses les duró el fandango revolucionario.
Julia: Pero yo a los negros nunca les escuché nombrar a Yemanjá.
Pandora: En los orixás de Bahía Yemanjá es la madre del mundo. La patrona del agua. ¿Comprendés? En África era la diosa de un río pero cuando desembarcó en el Brasil se volvió agua salada. Y esta sinvergüensiña de Aurora se hace llamar Yemanjá del Mar Dulce. ¿Comprendés?
Paloma (llegando con José María, que carga un paquete de papel de estraza y tiene el mameluco lleno de restos de rosquete): ¿Vamos a llevar al niño?
Pandora (haciéndole una seña de complicidad): Lo lleva Julia, señorita. Así nosotras podemos visitar a Aurora en extramuros antes que suene el cañonazo. Yemanjá del Mar Dulce sabe trabajar rápido.
PRIMERA HISTORIA 2 / EXT. NOCHE
Juan Mendoza se para a mirar el centro del patio del Fuerte, mientras se sigue escuchando la música del baile.
Juan Mendoza: ¿Te acordás del jardín que mandó hacer Elío acá en el patio?
Artecona: Fue el jardín más bonito que tuvimos en Montevideo. Trajeron carretillas de flores de las que cultivaba el finado Maciel en el Miguelete.
Juan Mendoza: Y mi mujer fue la que me enseñó el nombre de cada flor. Había tacos de reina, espuelas de caballero, rositas del perdón, alelíes, zinnias, lirios.
Artecona: Yo me acuerdo de las borlas de oro que trajo de su casa Balvín y Vallejo.
Juan Mendoza: Lástima que a los muchachos de Otorgués les dio por arrasarlas en el tiempo de la Patria. No queremos ni las flores de los godos, decía Soler. Y ahora nosotros queremos que los portugos se lleven a nuestras hijas.
Artecona: Y no crea que yo me olvido que la Biblioteca Pública del Fuerte se la debemos al gobierno de Artigas.
Juan Mendoza: Montevideo siempre fue una patria de nadie, Artecona. Y ahora que se fue a pique la Purificación estas murallas parecen una cancha de pelota para que nos matemos entre todos. Ya no sabemos ni quién es quién, compadre.
Artecona: Sorbed una narigada que voy a buscar a los mariscales.
Juan Mendoza (cuando se queda solo): Las flores se necesitan tanto como los libros. Son muchachas de la tierra. Son libros de la tierra.
SEGUNDA HISTORIA 2 / EXT. ATARDECER
Pandora y Paloma llegan por un camino de tierra a un cuchitril de extramuros desde donde se ve la muralla que llega hasta el mar.
Pandora: Si Lecor no hubiese vuelto a abrir la puerta de San Juan no hubiésemos podido llegar a patita.
Paloma: Lo que yo no columbro es en qué puede meter baza para mi provecho la barragana de mi propio padre.
Pandora: Ella conoce mejor que nadie las bóvedas del corazón, bonitiña.
Yemanjá del Mar Dulce (gritando y carcajeando desde adentro): Entren, bonecas. Entren a meterle chuza al dragón.
Pandora (ya sentada con Paloma frente a una mesa llena de velas, imágenes y caracoles): Los dragones son los machos de este mundo, mai santa.
Yemanjá del Mar Dulce: Entonces te volvés San Jorge y les sacás las tripitas al sol. Como una lavandera.
Pandora: Para una liberta es fácil hablar.
Yemanjá del Mar Dulce: Hablar en pelota y clavado en dos palos no es fácil para naide. Preguntáselo al dios de los blancos. Pobresiño. Y no hay naide que no viva en pelota y clavado en dos palos. ¿Para qué me trajiste a la menina?
Pandora: Sufre de adoración.
PRIMERA HISTORIA 3 / EXT. NOCHE
Artecona sale del baile con los mariscales Abreu y Porto, y se acerca a Juan Mendoza.
Artecona: Cumplo con la sacratísima misión de enlazar en amistad a dos guerreros libertadores con un hacendado montevideano respetuoso del Rey y de la nación azotada por los odiosos Caribes del Sur.
Abreu (intercambiando reverencias con su tricornio): La derrota de estos hombres sin Rey ni religión es inminente, meu amigo.
Juan Mendoza: A esta altura de mi vida me conformaría con que no fuera derrotada totalmente mi honra.
Porto: Ayer tuve ocasión de coñecer a su esposa en la catedral, vuestra merced.
Juan Mendoza: A mi esposa y a mi hija.
Abreu: Antes de hablar de su hija preferiría obtener información estratégica para entablarle asedio a una tigra que vos os manducáis, según me informó un teniente: Yemanjá del Mar Dulce. ¿Sabéis que ése es el nome que le dan a la diosa do mar los esclavos de Bahía? Y apuesto a que esta confitura es mandinga tapada.
Juan Mendoza: No os hacía tan urgido de voluptuosidad.
Abreu (carcajeando): Como dicen vocés: Una puñeta sola tomada con buenos antecedentes vale por cincuenta virgos.
Porto: Disculpadlo, Vuestra Merced. Las copas traen morriña.
SEGUNDA HISTORIA 3 / INT. NOCHE
Yemanjá del Mar Dulce: ¿Y él quién es?
Pandora: El mariscal Diogo Porto, que acaba de llegar de Maldonado.
Yemanjá del Mar Dulce: Hambre de primer ojo. ¿En la iglesia?
Pandora: En la iglesia.
Paloma: Pero lo mío no es hambre.
Yemanjá del Mar Dulce: Adorar es mucho más que manducar, rapaza. Ahora tienen que empoderarse los dos. Uno del otro. Rápido.
Paloma: Pero él es casado, mai.
Yemanjá del Mar Dulce: Empoderarse es otra coisa que casarse, meu bein. Tienen que atravesar caminando el arcoiris y quedarse para siempre en la alma del otro. Es un amor del cielo y no de la tierra.
Pandora: ¿Y cómo se consigue?
Yemanjá del Mar Dulce (tirando los caracoles): Él la va a hacer volar a Paloma. Muy pronto. Todavía no sé cómo.
Paloma: ¿Y yo qué hago?
Yemanjá del Mar Dulce: Le agarrás una mano y le metés adentro tus siete colores.
PRIMERA HISTORIA 4 / EXT. NOCHE
Abreu: ¿Me dispensáis si antes de seguir falando de la tigra bahiana y la damisela en flor le cambio el agua a mis compotas, Vuestra Merced? Nao puedo mais. Y se me hace que ya ni llego al retrete. Pero hay un buen establo.
Artecona: Os acompaño de mil amores, libertador Abreu.
Porto (con la misma hondura azul con la que recogió a Magdalena en la escalinata de la iglesia): ¿Un cigarro?
Juan Mendoza: Lo que me gustaría es mascar tabaco con cianuro, mariscal Porto.
Porto: Ah. Pero eso is pecado.
Juan Mendoza: Yo soy un fariseo.
Porto: Los que vivimos esclavizados por mujeres con corazao de hielo tenemos que aprender a perdonar al mundo.
Juan Mendoza (soplando el humo hacia el patio): Bien habláis. Y pensar que al principio las contemplamos como si fueran flores bailando en el viento.
Porto: La pena es que para Abreu vostra filia no va a ser una flor ni siquiera frente al altar.
Juan Mendoza: ¿Y por qué os preocupáis tanto por mi Paloma?
Porto: Es piedad, os lo juro. Escuchad cómo choran as estrelhas: no es el viento del sur.
SEGUNDA HISTORIA 4 / INT. NOCHE
Yemanjá del Mar Dulce (a Paloma): Tú tenés en un pecho a la esposa de Oxalá. ¿Tu corazón es puro?
Paloma: Soy mala pero pura.
Yemanjá del Mar Dulce: Y en el pecho sin corazao tenés a Oxún, la diabla. Pero no es mala: es puta.
Pandora: Eso nos pasa a todas.
Yemanjá del Mar Dulce: Pero vos lo querés a tu negro. Y ella no tiene hombre.
Pandora: Y ahora quieren vendérsela a un macho que es pura bosta, maisiña.
Yemanjá del Mar Dulce (mirando los caracoles): La Muerte los va a obligar a cruzar el arcoiris.
Paloma: ¿Y después que lo agarre qué pasa?
Yemanjá del Mar Dulce (poniendo una perla en una bolsita): Después hay que correrlo con este talismán en la mano y enlazarlo. Entonces él se vuelve un esqueleto de hielo y se monta en el círculo. Y ese empoderamiento es mucho más fuerte que la huesuda, niña. Ahora te vasimbora porque ya va a sonar el cañonazo.
Paloma (poniendo una onza de oro en la mesa y recogiendo la perla): Tengo miedo.
Yemanjá del Mar Dulce: La pura tiene miedo pero la puta no.
un webguión seccionado en 40 episodios y escrito como base para una miniserie televisiva que poroducirá elMontevideano / Laboratorio de Artes
QUINTA ENTREGA
EPISODIO V
Juan Mendoza conoce en el baile del Fuerte a los mariscales Abreu y Porto, gracias a la intermediación del cabildante Artecona. Paloma, Julia y Pandora llevan a Josef María Artigas a ver los candombes que se bailan en las canchitas del Cubo del Sur. Cuando termina la danza Pandora lleva a Paloma a un cuchitril de extramuros donde vive la mai mandinga Yemanjá del Mar dulce, que instruye a la muchacha en los pasos a dar para empoderarse del espíritu de Porto.
PRIMERA HISTORIA 1 / INT. NOCHE
Juan Mendoza hinca una rodilla frente a la Virgen de la capilla del Gobernador que hay en el Fuerte, vestido de etiqueta: calzón corto, media de punto, zapatos de raso negro con hebillas de oro, camisa con pechera plegada, puños con volados, corbata blanca alta, chupetín de raso, alfiler de pecho, frac negro y reloj con cadena. Está empolvado y lleva pintado un lunar. Usa peluca y tiene un tricornio en la mano. Desde el gran salón de Gobierno contiguo, donde se está celebrando el baile, llega el sonido de un minué.
Juan Mendoza (jadeando en voz baja): Sacratísima Inmaculada: ¿por qué no puedo verte nada más que en los ojos de mi hija?
Las inflexiones de la frase de Mendoza se van alternando con primeros planos del rostro fragmentado de la Virgen, para generar la sensación de diálogo.
Juan Mendoza: San Benito lo formuló en su Regla: Que nuestro espíritu concuerde con nuestra voz. Mens nostra concordet voci nostrae. ¿Por qué siento que le estoy hablando a Paloma en lugar de hablarte a ti, Madre mía?
En el rostro de la Virgen se superponen las facciones de Paloma y Juan Mendoza se persigna, cerrando los ojos lacrimosos.
Juan Mendoza: ¿Cómo es posible que te venga a vender a uno de esos mariscales que parecen tiburones acechando naufragios?
El cabildante Artecona se acerca con un taconeo apurado y cuando escucha orar a Juan Mendoza se frena, pero el otro le agarra un brazo a ciegas.
Juan Mendoza: Ya voy, compadre. Enseguida me arrastro dignamente a conocer al futuro verdugo de Nuestra Señorita. Ahora entiendo la vergüenza que debieron sentir los fariseos.
SEGUNDA HISTORIA 1 / EXT. DÍA
Final de un baile al aire libre en las canchitas de la costa del sur donde las naciones negras bailan sus tangos o candombes.
Julia (señalando a una mulata exuberante que baila acaparando la atención del público de alcurnia): Nunca me hubiera imaginado que Yemanjá del Mar Dulce fuera conga.
Pandora (llamándola aparte a Julia): Esa liberta engualichadora es una mandinga llegada de Bahía, señora.
Julia: No sabía que quedaban mandingas en esta plaza.
Pandora: Ella llegó cuando era una guría y vivió en la república democrática que fundaron los agitadores haitianos en las islas del Yí. Dos meses les duró el fandango revolucionario.
Julia: Pero yo a los negros nunca les escuché nombrar a Yemanjá.
Pandora: En los orixás de Bahía Yemanjá es la madre del mundo. La patrona del agua. ¿Comprendés? En África era la diosa de un río pero cuando desembarcó en el Brasil se volvió agua salada. Y esta sinvergüensiña de Aurora se hace llamar Yemanjá del Mar Dulce. ¿Comprendés?
Paloma (llegando con José María, que carga un paquete de papel de estraza y tiene el mameluco lleno de restos de rosquete): ¿Vamos a llevar al niño?
Pandora (haciéndole una seña de complicidad): Lo lleva Julia, señorita. Así nosotras podemos visitar a Aurora en extramuros antes que suene el cañonazo. Yemanjá del Mar Dulce sabe trabajar rápido.
PRIMERA HISTORIA 2 / EXT. NOCHE
Juan Mendoza se para a mirar el centro del patio del Fuerte, mientras se sigue escuchando la música del baile.
Juan Mendoza: ¿Te acordás del jardín que mandó hacer Elío acá en el patio?
Artecona: Fue el jardín más bonito que tuvimos en Montevideo. Trajeron carretillas de flores de las que cultivaba el finado Maciel en el Miguelete.
Juan Mendoza: Y mi mujer fue la que me enseñó el nombre de cada flor. Había tacos de reina, espuelas de caballero, rositas del perdón, alelíes, zinnias, lirios.
Artecona: Yo me acuerdo de las borlas de oro que trajo de su casa Balvín y Vallejo.
Juan Mendoza: Lástima que a los muchachos de Otorgués les dio por arrasarlas en el tiempo de la Patria. No queremos ni las flores de los godos, decía Soler. Y ahora nosotros queremos que los portugos se lleven a nuestras hijas.
Artecona: Y no crea que yo me olvido que la Biblioteca Pública del Fuerte se la debemos al gobierno de Artigas.
Juan Mendoza: Montevideo siempre fue una patria de nadie, Artecona. Y ahora que se fue a pique la Purificación estas murallas parecen una cancha de pelota para que nos matemos entre todos. Ya no sabemos ni quién es quién, compadre.
Artecona: Sorbed una narigada que voy a buscar a los mariscales.
Juan Mendoza (cuando se queda solo): Las flores se necesitan tanto como los libros. Son muchachas de la tierra. Son libros de la tierra.
SEGUNDA HISTORIA 2 / EXT. ATARDECER
Pandora y Paloma llegan por un camino de tierra a un cuchitril de extramuros desde donde se ve la muralla que llega hasta el mar.
Pandora: Si Lecor no hubiese vuelto a abrir la puerta de San Juan no hubiésemos podido llegar a patita.
Paloma: Lo que yo no columbro es en qué puede meter baza para mi provecho la barragana de mi propio padre.
Pandora: Ella conoce mejor que nadie las bóvedas del corazón, bonitiña.
Yemanjá del Mar Dulce (gritando y carcajeando desde adentro): Entren, bonecas. Entren a meterle chuza al dragón.
Pandora (ya sentada con Paloma frente a una mesa llena de velas, imágenes y caracoles): Los dragones son los machos de este mundo, mai santa.
Yemanjá del Mar Dulce: Entonces te volvés San Jorge y les sacás las tripitas al sol. Como una lavandera.
Pandora: Para una liberta es fácil hablar.
Yemanjá del Mar Dulce: Hablar en pelota y clavado en dos palos no es fácil para naide. Preguntáselo al dios de los blancos. Pobresiño. Y no hay naide que no viva en pelota y clavado en dos palos. ¿Para qué me trajiste a la menina?
Pandora: Sufre de adoración.
PRIMERA HISTORIA 3 / EXT. NOCHE
Artecona sale del baile con los mariscales Abreu y Porto, y se acerca a Juan Mendoza.
Artecona: Cumplo con la sacratísima misión de enlazar en amistad a dos guerreros libertadores con un hacendado montevideano respetuoso del Rey y de la nación azotada por los odiosos Caribes del Sur.
Abreu (intercambiando reverencias con su tricornio): La derrota de estos hombres sin Rey ni religión es inminente, meu amigo.
Juan Mendoza: A esta altura de mi vida me conformaría con que no fuera derrotada totalmente mi honra.
Porto: Ayer tuve ocasión de coñecer a su esposa en la catedral, vuestra merced.
Juan Mendoza: A mi esposa y a mi hija.
Abreu: Antes de hablar de su hija preferiría obtener información estratégica para entablarle asedio a una tigra que vos os manducáis, según me informó un teniente: Yemanjá del Mar Dulce. ¿Sabéis que ése es el nome que le dan a la diosa do mar los esclavos de Bahía? Y apuesto a que esta confitura es mandinga tapada.
Juan Mendoza: No os hacía tan urgido de voluptuosidad.
Abreu (carcajeando): Como dicen vocés: Una puñeta sola tomada con buenos antecedentes vale por cincuenta virgos.
Porto: Disculpadlo, Vuestra Merced. Las copas traen morriña.
SEGUNDA HISTORIA 3 / INT. NOCHE
Yemanjá del Mar Dulce: ¿Y él quién es?
Pandora: El mariscal Diogo Porto, que acaba de llegar de Maldonado.
Yemanjá del Mar Dulce: Hambre de primer ojo. ¿En la iglesia?
Pandora: En la iglesia.
Paloma: Pero lo mío no es hambre.
Yemanjá del Mar Dulce: Adorar es mucho más que manducar, rapaza. Ahora tienen que empoderarse los dos. Uno del otro. Rápido.
Paloma: Pero él es casado, mai.
Yemanjá del Mar Dulce: Empoderarse es otra coisa que casarse, meu bein. Tienen que atravesar caminando el arcoiris y quedarse para siempre en la alma del otro. Es un amor del cielo y no de la tierra.
Pandora: ¿Y cómo se consigue?
Yemanjá del Mar Dulce (tirando los caracoles): Él la va a hacer volar a Paloma. Muy pronto. Todavía no sé cómo.
Paloma: ¿Y yo qué hago?
Yemanjá del Mar Dulce: Le agarrás una mano y le metés adentro tus siete colores.
PRIMERA HISTORIA 4 / EXT. NOCHE
Abreu: ¿Me dispensáis si antes de seguir falando de la tigra bahiana y la damisela en flor le cambio el agua a mis compotas, Vuestra Merced? Nao puedo mais. Y se me hace que ya ni llego al retrete. Pero hay un buen establo.
Artecona: Os acompaño de mil amores, libertador Abreu.
Porto (con la misma hondura azul con la que recogió a Magdalena en la escalinata de la iglesia): ¿Un cigarro?
Juan Mendoza: Lo que me gustaría es mascar tabaco con cianuro, mariscal Porto.
Porto: Ah. Pero eso is pecado.
Juan Mendoza: Yo soy un fariseo.
Porto: Los que vivimos esclavizados por mujeres con corazao de hielo tenemos que aprender a perdonar al mundo.
Juan Mendoza (soplando el humo hacia el patio): Bien habláis. Y pensar que al principio las contemplamos como si fueran flores bailando en el viento.
Porto: La pena es que para Abreu vostra filia no va a ser una flor ni siquiera frente al altar.
Juan Mendoza: ¿Y por qué os preocupáis tanto por mi Paloma?
Porto: Es piedad, os lo juro. Escuchad cómo choran as estrelhas: no es el viento del sur.
SEGUNDA HISTORIA 4 / INT. NOCHE
Yemanjá del Mar Dulce (a Paloma): Tú tenés en un pecho a la esposa de Oxalá. ¿Tu corazón es puro?
Paloma: Soy mala pero pura.
Yemanjá del Mar Dulce: Y en el pecho sin corazao tenés a Oxún, la diabla. Pero no es mala: es puta.
Pandora: Eso nos pasa a todas.
Yemanjá del Mar Dulce: Pero vos lo querés a tu negro. Y ella no tiene hombre.
Pandora: Y ahora quieren vendérsela a un macho que es pura bosta, maisiña.
Yemanjá del Mar Dulce (mirando los caracoles): La Muerte los va a obligar a cruzar el arcoiris.
Paloma: ¿Y después que lo agarre qué pasa?
Yemanjá del Mar Dulce (poniendo una perla en una bolsita): Después hay que correrlo con este talismán en la mano y enlazarlo. Entonces él se vuelve un esqueleto de hielo y se monta en el círculo. Y ese empoderamiento es mucho más fuerte que la huesuda, niña. Ahora te vasimbora porque ya va a sonar el cañonazo.
Paloma (poniendo una onza de oro en la mesa y recogiendo la perla): Tengo miedo.
Yemanjá del Mar Dulce: La pura tiene miedo pero la puta no.
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