sábado

LA ÚLTIMA NOUVELLE PUBLICADA POR J. D. SALINGER


Hapworth 16, 1924

SEGUNDA ENTREGA


Siguiendo con mi descripción confidencial y algo presuntuosa de la Sra. Happy, a quien estoy seguro aprenderán a amar o compadecer, está pasando por momentos dolorosos en su vida privada, tratando de evitar que su infeliz vida matrimonial arruine la felicidad y dulce carga de tener un bebé. Está embarazada, a pesar de que todavía le faltan seis o siete meses para que ese evento que tan mal comprende, tenga lugar. Para ella es una lucha constante. Es una pobre niña con la barriga hinchada y la cabeza llena de basura conmovedora, producto de la confusión, la lectura de libros demenciales escritos por doctores que comparten sus mismos horizontes estrechos y por la información suministrada por una querida amiga, con quien compartía el cuarto en el colegio y soberbia jugadora de bridge, por lo que me ha dicho, llamada Virginia. Desafortunadamente, todo el campamento esta lleno de matrimonios echados a perder, pero ella, la Sra. Happy es la única que está embarazada, que yo sepa. Por lo tanto, en ausencia de la mencionada Virginia, la Sra. Happy ha contratado mis servicios como confidente, siendo estos servicios los de un niño de siete años, por si no se dieron cuenta. Me provoca una preocupación sin límites, y ocasionalmente, me avergüenza decirlo, es un divertimento trivial el que sea totalmente inconsciente de estar usando a un niño de mi edad como auditorio; sin embargo, es a la vez una gran conversadora, aunque tímida y si no derramara sus tristes pensamientos conmigo, seguramente lo haría con cualquier otra alma sensitiva que encontrase. Uno está obligado a tomar todo lo que ella dice con mucha cautela. La absoluta honestidad en la conversación le es completamente ajena. Ella cree ser una persona muy afectuosa, mientras considera que el Sr. Happy es un insensible. Es una teoría muy común, pero, desafortunadamente, una total basura. Juro por Dios que el Sr. Happy puede no ser el premio mayor de la lotería, pero definitivamente es una persona afectuosa. Por el contrario, lamentablemente la Sra. Happy tiene un corazón muy tierno pero es poco afectuosa. ¡Uno espera impaciente la próxima desilusión cuando no está deseando secretamente su belleza! ¡Ni siquiera se da cuenta cuándo debe alzar a un niño pequeño como vuestro Buddy, que está separado de su madre y seres queridos, y darle un beso decente, que resonaría en el bosque entero! ¡No tiene idea de la necesidad terrible de un beso común y corriente en este vasto mundo mezquino! Una pequeña y encantadora sonrisa es insuficiente. Una deliciosa taza de cocoa decorada con malvaviscos no es un sustituto adecuado a un beso o un abrazo afectuoso cuando se trata de un niño de cinco años. Sospecho que ella tiene más problemas de los que cree. Si no soy capaz de ayudarla aunque sea un poco con mi conversación antes de que termine el verano, esta encantadora belleza corre el riesgo de caer en la inmoralidad y puedo prever sutilmente su caída a partir de su actual mero flirteo y conversación femenina. Debido a su insensibilidad y profunda falta de generosidad, corre el riesgo de entregarse al amor sensual con cualquier extraño que sea atractivo, siendo como es tan orgullosa y autorreferencial como para compartir sus innumerables encantos con alguien quien realmente la ame. Estoy muy alarmado. Desafortunadamente, mi posición es totalmente falsa en esos momentos de crisis dialéctica, fluctuando entre los buenos consejos sensibles y mi corruptor deseo de que abra la puerta desnuda. Si tienen un momento, queridos Bessie y Les, así como los pequeños, recen por que encuentre una honrosa salida de esta ridícula y enloquecedora situación. Recen como quieran, usando vuestras propias palabras, pero haciendo hincapié en que no soy capaz de mantenerme equilibrado mientras me debato entre los sanos y perfectos consejos y los simples deseos del cuerpo y los genitales, a pesar de su juvenil tamaño. Tengan confianza en que vuestras plegarias no se irán por el resumidero, simplemente exprésenlas con palabras y serán absorbidas de la manera que les expliqué en aquella cena el invierno pasado. Si Dios me escoge como instrumento en este asunto, puedo ser de ayuda ilimitada a esta preciosa y conmovedora niña. La raíz del infierno privado del Sr. y la Sra. Happy está en que no han logrado transformarse perfectamente en un solo cuerpo. Con una cuidadosa y audaz explicación del método adecuado, puede lograrse en un momento. Podría demostrárselos fácilmente si Desiree Green estuviera aquí, quien es excepcionalmente audaz y de mente abierta para ser una niña de ocho años, pero también me las puedo arreglar sin demostración alguna. ¡No duden en rezar por mí en este delicado asunto! ¡Waker, viejo, principalmente me dirijo a ti y a tus asombrosos e inocentes poderes como suplicante! Recuerden que no puedo escapar a mi responsabilidad excusándome en que soy sólo un niño de siete años. Si me excusara con argumentos tan débiles e inaceptables sería un mentiroso, un cobarde y un fraude que usa excusas baratas y corrientes. Desafortunadamente, no puedo abordar al esposo, el Sr. Happy, sobre estas cuestiones. No es demasiado abordable, en esta o cualquier otra cuestión imaginable. Incluso si una situación propicia emergiera, prácticamente tendría que conseguirle una silla cómoda para que me prestara completa atención. En su vida anterior se dedicaba a fabricar cuerdas, aunque no muy hábilmente, en algún lugar de Turquía o Grecia, no estoy seguro. Fue ejecutado por fabricar una cuerda defectuosa, que tuvo como resultado las muertes de algunos escaladores influyentes; sin embargo, en la raíz del asunto hay una increíble obstinación y arrogancia, además de negligencia. Como les dije antes de partir, estoy tratando afanosamente de cortar las visiones mientras estamos aquí para disfrutar de un verano placentero y normal. Nueve veces de diez, es una completa pérdida de tiempo dejarlas pasar libres por la mente, independiente de si la persona en cuestión considerara útil, fantasmal o abiertamente desagradable una discusión abierta del tema.

¡Esta carta va a ser muy larga! ¡Aguanta, Les! Te doy permiso para leer una cuarta parte de la misma. Siéntanse libres de atribuir la longitud de la carta a una inesperada disposición de tiempo libre, a la que me referiré brevemente. Explicado terrenalmente, el asunto es que me lastimé severamente una pierna y estoy confinado en una cama ¡vaya un cambio afortunado! ¿Adivinen quién obtuvo permiso para acompañarme y atenderme? ¡Vuestro amado hijo Buddy! ¡Debe estar por volver en cualquier momento!

Hemos recibido algunas amonestaciones más desde vuestra sorprendente llamada desde el Hotel LaSalle, la cual fue un inmenso placer, a pesar de la espantosa conexión. He perdido mi precioso reloj nuevo durante el reciente Período Acuático; sin embargo todos van a bucear para recuperarlo esta tarde o mañana, así que no se preocupen, al menos que lo encuentren completamente anegado. Volviendo al tema de las amonestaciones, la mayoría fueron por tener nuestra cabaña continuamente desordenada, y otro montón de ellas por no cantar en los fogones o por irnos de ellos sin permiso. Y así vamos. Jesús, espero que puedan sentir a la distancia cuanto los extrañamos, queridos Bessie y Les y esos tres pimpollos de mi corazón! ¡Quisiera Dios que una simple carta estuviera libre de la carga de la soberbia construcción escrita! Uno empieza a perder las esperanzas de sonar como uno mismo, vuestro hijo y hermano, y a atender las excelentes demandas de la construcción espléndida. Esta parece ser una de las futuras desesperanzas de mi vida, pero le prestaré profunda atención y espero llegar a una honorable tregua.

¡Miles de gracias por vuestra divertida y deliciosa carta y las postales! Nos sentimos aliviados y contentos de saber que Detroit y Chicago no estuvieron muy duros, Les. Estuvimos encantados también de saber que el joven Sr. Fay estaba también en cartel en la Ciudad Ventosa; jugosas noticias para ti, Bessie, si es que todavía conservas esa pasión social inofensiva por ese notable muchacho. Estuve todo un año queriendo escribirle una carta sorpresiva desde nuestra cómica charla cuando compartimos un taxi durante aquel hermoso diluvio; es un muchacho inteligente y original y va a ser ampliamente imitado y plagiado muy pronto, recuerden mis palabras. ¡Después de la amabilidad, la originalidad es una de las cualidades más sorprendentes y la más difícil de hallar! Por favor, no dejen de contarnos todo lo que pase en sus futuras cartas, las cosas más triviales y dulcemente irrisorias, las más legibles. La noticia sobre “Bambalina” es excelente y más que entusiasmante. ¡Den todo de sí, se los ruego! Es una canción encantadora. Si la graban antes de que termine el campamento, envíennos de inmediato uno de los primeros discos, ya que hay una vitrola no muy sana en la cabaña de la Sra. Happy y me aprovecharé de nuestra amistad, llegado el caso. ¡Sigan trabajando así! ¡Jesús, son una talentosa y magnífica pareja! Mi admiración por ustedes sería igualmente ilimitada aunque no estuviéramos relacionados, se los aseguro. Bessie, esperamos que estés nuevamente de excelente ánimo, querida, y que no estés muy descontenta por haber vuelto a las giras tan pronto. Si no has hecho todavía lo que para tranquilizarme me juraste mil veces hacer, por favor ve y hazlo de una vez. Es un quiste, en mi humilde opinión, y un buen doctor lo quemará o sacará sin problemas. He hablado con un médico que parecía bueno, cuando veníamos para aquí en el tren y me dijo que no dolía nada sacarlos, que un pequeño corte sería suficiente. Oh Dios, el cuerpo humano es tan conmovedor, con sus innumerables defectos y quistes y despreciados lunares que aparecen y desaparecen en los cuerpos de los adultos cuando menos se espera. Uno se siente tentado una vez más a sacarse el sombrero ante Dios y su día de descanso; personalmente no puedo imaginarlo a Él repartiendo quistes humanos, defectos y extraños lunares faciales y granos!! ¡Nunca lo he visto hacer nada que no fuera en esencia magnífico! No me detendré más en este delicado tema y meramente les enviaré a los cinco algo así como 50.000 besos. Buddy haría lo propio si estuviera aquí. Esto me lleva a otro tema delicado, mucho me temo. Bessie y Les, les hablo a ustedes directamente. No se ofendan pero ambos están entera, absoluta y muy dolorosamente equivocados respecto a que no él no extraña a nadie salvo a mi; refiriéndome, por supuesto a Buddy. Me harían muy feliz, francamente hablando, si no me tiraran con esa dolorosa y errónea basura otra vez por teléfono, querido Les. Es muy difícil salir ileso de una conversación cuando tu amado y talentoso padre dice algo tan hiriente, equivocado y bastante estúpido. La maravillosa persona de que estamos hablando, no hace alarde de sus sentimientos como la mayoría de las personas, incluyendo ustedes y yo mismo. Lo primero que tienen que recordar sobre este pequeño y sorprendente muchacho es que siempre estará dispuesto a cerrar la puerta tras de sí en cualquier habitación en donde haya una generosa cantidad de lápices afilados y montañas de papel. No tengo el poder ni estoy dispuesto a alterar su rumbo, es un viejo tema que trae a colación innumerables cuestiones de honor, se los aseguro. Como sus amados padres, probablemente no sea humanamente posible que aligeren su carga, pero no deben, se los ruego, arrojar el peso del reproche deliberadamente sobre su pequeña espalda. Aparte de estas sutiles cuestiones, él es la más inspirada creación de Dios que conozco, siempre deseoso de no vivir una existencia de segunda mano según recomienda casi cada persona con la que se topa. El será quien guíe hábil y sutilmente a cada hijo de esta familia mucho tiempo después de que yo me vuelva inútil o haya desaparecido. Es una falta de respeto inexcusable para un niño de mi edad dirigirse a su amado padre de esta manera, pero ustedes no saben nada sobre Buddy. Pasemos rápidamente a tópicos menos sensibles.

Un cierto congresista de los Estados Unidos, un compañero de guerra del Sr. Happy visitó el campamento el fin de semana pasado. Dado que es una de las personas más impresentables que he visto en muchos años, es sabio no escribir su nombre en esta carta personal. Un aire de insinceridad y corrupción personal pasó sobre el campamento y la atmósfera todavía apesta. La alcahuetería y risa artificial de parte del Sr. Happy está más allá de cualquier descripción posible. En la privacidad de un encuentro rápido bajo el alero de su cabaña, le pedí a la Sra. Happy que tuviera mucho cuidado en no permitir que el congresista y las asquerosas reacciones del Sr. Happy debido a su presencia, la afectaran a ella y al maravilloso pequeño embrión mientras dura esta desagradable situación. Ella estuvo de acuerdo. Más tarde ese día, y sólo por complacerla a ella, dolorosamente acepté el pedido del Sr. Happy de que Buddy y yo fuéramos a su cabaña después de la cena a cantar y hacer algunas rutinas para su invitado, es decir, el congresista en cuestión. Sé que no tenía derecho de aceptar una corrupta invitación en nombre de mi amado hermano menor; secretamente estoy deseando que el Todopoderoso me llame al orden, con dureza, por esta asunción criminal; no es prerrogativa mía tomar decisiones al vuelo sin consultar a este joven brillante. Sin embargo, lo consulté después de haber aceptado la invitación, poniéndonos de acuerdo privadamente en no llevar nuestros zapatos de tap cuando fuéramos, pero ese fue un alivio falso, un autoengaño. ¡En el calor de la velada, aceptamos bailar con nuestros zapatos comunes! Irónicamente, estuvimos perfectos, mientras la Sra. Happy tocaba el acordeón como acompañamiento, es muy difícil para nosotros no estar magníficos si una hermosa criatura sin talento nos acompaña espantosamente con un acordeón; nos conmueve hondamente y nos divierte un poco, también. Debido a nuestra extrema juventud somos vulnerables, divertidas contrafiguras cuando hay hermosas muchachas sin talento involucradas en el asunto. Estoy tratando de solucionarlo, pero es un problema bastante severo.

¡Por favor, por favor, POR FAVOR, no se vuelvan impacientes e indiferentes con esta carta debido a su acumulativa longitud! ¡Cuando estén a punto de abandonar, evoquen rápidamente todo el tiempo de ocio que tengo entre manos hoy y cuánto necesito tener una plácida comunicación con los cinco miembros ausentes de la familia de mi corazón! No estoy hecho para las continuas ausencias, nunca dije que estuviera hecho para ellas. Además, la mayoría de mis noticias e información general promete ser muy absorbente, deliciosa y emoliente.

Como ustedes saben muy bien, nunca cambiamos demasiado en nuestros corazones. Sin embargo, estamos poniéndonos un poco bronceados y lucimos como niños y acampantes saludables. Necesitaremos de toda la maldita salud que podamos acumular, estén seguros. Recientemente sucedió un incidente desagradable. Además de la información corriente de que somos hijos de los estimados Gallagher & Glass y que somos animadores bastante talentosos y experientes por derecho propio gracias a vuestro ejemplo, se ha corrido el rumor en el campamento de que ambos, vuestro pequeño hijo Buddy y yo, hemos sido grandes lectores desde una edad temprana y que por lo tanto, tenemos ciertas habilidades, hacemos proezas, somos diestros y poseemos capacidades de valor muy incierto y las más graves responsabilidades, estando estas últimas adheridas a nuestros seres como cemento desde nuestras últimas presentaciones, en particular las dos últimas y más duras. Vuestro hijo Buddy se está llevando la peor parte. Se requieren hombros anchos para soportarlo, se los aseguro. ¡Consideren, si tienen un minuto, la jugosa novedad y pasto para el rumor y la malicia, que significa un niño de cinco años que es un lector experto y escritor que mejora su fluidez a diario y quien es también, a pesar de su ridícula edad, una autoridad en los secretos del rostro humano y sus conmovedoras máscaras, vanidades, accesos de coraje puro y amedrentadoras trampas! Esa es la situación actual de mi pequeño compañero. Continúen imaginando lo que inevitablemente sucede si esta información confidencial comienza a filtrarse y a transformarse en un hecho probado o en un rumor persistente entre los acampantes y consejeros. Esto es más o menos lo que ha sucedido. Desafortunadamente, como él bien lo sabe, la mayor parte de la reciente conmoción es nuestra imperdonable culpa. ¡Oh, mi Dios, es esta una extraña y sorprendente compañía con la que transitar el accidentado camino de la vida! Aquí les narro el apestoso incidente por entero: el Sr. Nelson, un neófito de nacimiento y entusiasta de las patrañas y el chisme, está a cargo del comedor, como ya les conté, junto con la Sra. Nelson, una mujer ruidosa, infeliz e inspirada metelíos. Cuando no hay nadie en el comedor, es el único lugar tranquilo donde uno puede conseguir un poco de bendita privacidad. En la tarde de un martes muy caluroso, Buddy le apostó al Sr. Nelson que podía memorizar el libro que el Sr. Nelson estaba leyendo, en veinte minutos o media hora. Si lo hacía perfectamente, entonces el Sr. Nelson, como recompensa y para demostrar su aprecio por el controversial logro, nos dejaría, a los hermanos Glass, usar el placentero comedor vacío durante nuestro tiempo libre para leer, escribir, estudiar lenguaje y otras dolorosas necesidades privadas, tales como evacuar nuestras mentes de opiniones y puntos de vista de segunda o tercera mano que zumban por el campamento como moscas. ¡Mi Dios, como deploro y desapruebo los pactos de cualquier tipo, sean de parte de adultos responsables o de adultos sin honor! Sin que yo supiera este terrible hecho, este sorprendente, independiente muchacho, siguió adelante con su pacto con el Sr. Nelson, a pesar de nuestras innumerables discusiones en la madrugada, acerca de la conveniencia de mantener nuestras bocas firmemente cerradas respecto a algunos de nuestros talentos y peculiaridades. Afortunadamente, el incidente no significó una gran pérdida o debacle alguna. El libro en cuestión resultó ser "Maderas duras de Norteamérica" de Foley y Chamberlain, dos hombres magníficamente modestos y tranquilos, largamente admirados debido a mi experiencia lectora, con un amor infeccioso por los árboles, especialmente por la haya y el roble blanco; ¡tienen una preferencia encantadora, irracional por la haya! Como consecuencia, el intercambio de palabras entre Buddy y yo no fue insoportablemente duro o desagradable; no hubo lágrimas de por medio, gracias a Dios. Sin embargo, Whitey Pittman, el consejero jefe, originario de Baltimore, Md., y casi un íntimo del Sr. Nelson, se enteró de la proeza y libérrimamente se aprovechó de la oportunidad para beneficiarse de ella en sus conversaciones. Cuando está en todo su esplendor, tiene un don impresionante para incrementar su propio prestigio a expensas de un niño; es un inteligente carroñero y parásito conversacional. Es la misma persona, un tipo de veintiséis años -ningún jovenzuelo obviamente- quien le dijo a Buddy en medio de una multitud de extraños: “Se suponía que eras un niño ingenioso”. ¿Es esa una observación concienzuda que hacerle a un niño de cinco años? Gracias a Dios, por la vergüenza y honor de la familia entera, que no tenía un arma decente encima cuando esa indignante observación de mierda fue pronunciada; sin embargo, casi enseguida, tuve la oportunidad de decirle a Roger Pittman, tal el nombre completo que su desventurados padres le dieron, que lo mataría a él o a mi mismo, posiblemente antes de que cayera la noche, si nuevamente se dirigía de esa manera al muchacho, o a cualquier otro niño de cinco años, en mi presencia. Sospecho que habría podido reprimir el impulso criminal en el momento crucial, pero uno debe reconocer dolorosamente que una vena de inestabilidad corre a través de mi como un río turbulento y ello no puede ser ignorado; he dejado esta problemática inestabilidad sin resolver en mis dos vidas anteriores, para mi disgusto y desesperación, y no podré corregirla con plegarias amistosas y joviales. Sólo puede corregirse con un esfuerzo tenaz de mi parte y gracias a Dios no puedo rezar honorable e íntimamente para que alguna divina aparición surja para hacer mis deberes; la sola posibilidad me revuelve el estómago. Sin embargo, la lengua humana, puede fácilmente ser la causa de mi rápido declinar en esta vida, a menos que logre cambiar. Desde que llegamos he estado tratando como loco de dejar un amplio margen para la mala voluntad, el miedo, los celos y el corrosivo disgusto del lugar común. No lean esta afirmación precipitada en voz alta a los mellizos o la dejen caer prematuramente en los oídos de Boo Boo, pero admito con terribles lágrimas corriendo por mi inestable rostro, que no guardo en mi corazón una esperanza ilimitada por la lengua humana tal y como la conocemos.

Si el párrafo anterior es demasiado ilegible y tedioso, traten de recordar que estoy escribiendo al vuelo, a una velocidad terrible, estando la caligrafía admirable fuera de toda consideración. En unos minutos o algunos cuartos de hora, será la hora de la cena; estoy escribiendo contrarreloj. En la Cabaña de los Enanos, nos obligan a dormir como perros, diez exasperantes horas cada noche y la cabaña es sumida en la mas completa oscuridad a las nueve en punto. Le he hablado al Sr. Happy sobre este asunto muchas veces, pero sin resultados. Mi Dios, es un hombre enloquecedor, si no lo mueve a uno a la ira, lo mueve a la risa histérica, lo que significa la misma pérdida de tiempo. Si pudieras escribirle una carta amigable, corta y firme, querido Les (si puedo dirigirme a ti personalmente) diciéndole que si uno conoce los simples rudimentos de la respiración saludable, diez horas de sueño es una locura y una imposición. Por supuesto compartimos nuestras linternas, pero esta solución es muy inconveniente para nosotros, condenándonos a la pobre iluminación y al malhumor.

Es detestable de mi parte mostrarles solamente la parte oscura del campamento. A raíz de esta amarga actitud, no les he mencionado las innumerables cosas hermosas y buenas que nos rodean y, a pesar de mis sombríos comentarios del párrafo anterior, cada día ha estado generosamente salpicado de felicidad, placer sensual, regocijo y risa explosiva. Hemos visto muchos animales encantadores cuando menos lo esperábamos, tales como ardillas y serpientes no venenosas, aunque no hemos visto venado alguno. Me estoy tomando la dudosa libertad, Les, de enviarte algunas púas de puercoespín, muerto pero no enfermo, ya que pueden resultar una perfecta solución a tu viejo problema con la fragilidad y blandura de los mondadientes. El escenario en general es fascinante, tanto a nivel del piso como a los lados. ¡Para mi sorpresa y regocijo, vuestro hijo Buddy ha resultado ser sorprendentemente nemófilo! Es una revelación inesperada verlo comportarse de esta manera. A pesar de que yo disfruto de las cuestiones de campo, sucede una cosa: en el fondo de mi corazón estoy fuera de mi elemento cuando estoy lejos de las frías y acongojantes ciudades de gran tamaño, como Nueva York o Londres. Sin embargo Buddy siempre escapará de las ataduras y está a la vista que no podremos retenerlo dentro de pocos años. Me gustaría que pudieran verlo atravesar la espesura del bosque, cuando los encargados de cuidarnos no están metiéndose en nuestros asuntos, moviéndose con conmovedor sigilo como un magnífico, enérgico mensajero indio. Cada noche, nos entretenemos y enfadamos en iguales proporciones, mientras me ocupo de ponerle indecibles cantidades de yodo en su cómico cuerpo, mutilado por las espinas de zarza y otros malditos arbustos. Nuestro placentero consumo de tal vez una docena de libros antes de partir -algunos excelentes y otros mediocres- sobre plantas, las aptas para el consumo y de las otras, ha sido para nosotros una bendición soberbia, permitiéndonos cocinar muchas comidas decentes en secreto: bledo rojo al vapor, ortigas jóvenes, portulaca, así como higos tiernos, usando la taza de la cantimplora como receptáculo para la cocción y siendo frecuentemente acompañados por ese desgarrador pequeño, Griffith Hammersmith, cuyo apetito, en ambientes acogedores, causa estupor y sorpresa. Antes de que se escurra de mi mente vacía, Buddy me dijo que te pidiera, querida Bessie, que le mandaras más libretas sin rayas y también mantequilla de manzana y cereales, ya que de esto último es prácticamente de lo que vive, debo confesar, cuando no podemos preparar una placentera comida en paz. Les aseguro que los cereales son muy nutritivos para él; su pequeño cuerpo está inusualmente diseñado para el maíz y la cebada, si quieren saber la verdad. Les escribirá muy pronto, en cuanto encuentre la oportunidad y el ánimo adecuados. ¡Mi Dios, es un niño ocupado! Nunca lo vi más ocupado, que yo recuerde. Ha escrito 6 cuentos nuevos, totalmente cómicos por momentos, acerca de un muchacho inglés que ha retornado recientemente de una estimulante aventura en el exterior. ¡Es un placer indescriptible ver a una persona de cinco años sentarse en sus ancas y escribir rápidamente una compleja trama con entusiasmo y no poca perspicacia! Les doy mi palabra de honor que ya se va a saber de este chico; no pasa un solo día que no me saque mentalmente el sombrero para agradecerles el haberlo traído al mundo; vuestra participación amorosa en el nacimiento de este muchacho me resulta inefablemente conmovedora y el cuadro en general es aún más conmovedor cuando uno considera el abominable vislumbre que tuve en el período de receso luego de Navidad, revelándome que nuestra intimidad contigo en nuestra vida anterior, si es que estás allí todavía querido Les, era bastante leve y sembrada de discordia. Continuando a discreción, respecto a mi propia escritura, he completado unos buenos veinticinco (25) poemas que no tengo en gran estima, seguidos por 16 poemas con algo de mérito pero sin generosidad perdurable, así como otros 10 que han resultado ser una imitación inconsciente y desastrosa de William Blake, William Wordsworth y otro par de genios muertos cuya súbita desaparición física no deja de herirme como una puñalada. Respecto a mi poesía, mirada en su conjunto, es pobre y echada a perder. Soy de la opinión de que el único poema de persistente interés personal que he escrito este verano es uno que no he escrito del todo. Recordarán que durante vuestra carísima llamada telefónica desde LaSalle, les mencioné que nosotros, junto con otros acampantes habíamos pasado toda la tarde en el Pesquero de Ballenas. Cuando nos dirigíamos hacia allí, nos sirvieron un almuerzo de sándwiches, bastante abundante en el Hotel Kallborn, un hotel grande y popular, frecuentado por parejas jóvenes en su luna de miel. Caminando junto al lago con Buddy y Hammersmith, vi a una pareja jugando y riendo. Sumando dos más dos y sintiendo una súbita disposición de pies a cabeza de estar en armonía con esos dos jóvenes amantes desconocidos, quise escribir un poema sugiriendo que el millonésimo novio había salpicado juguetonamente a la millonésima novia en el Hotel Kallborn; he visto personalmente a muchos novios hacer lo mismo en Long Beach y otros populares lugares de veraneo. Bessie, querida, esta es una visión que disfrutarías, que te sorprendería gratamente y ante la cual sonreirías levemente con una parte de tu corazón y tu cerebro; sin embargo, no hay mención alguna de este tópico en ninguna poesía inmortal que haya leído. Uno se queda con toda la responsabilidad. Pero pasemos sobre este tema espinoso. Para vuestra información y posiblemente la de la Sra. Overman -pero pídanle discreción ya que no tiene mucho talento para guardar secretos- lamento decirles que continuamos mejorando nuestro italiano y releyendo español de tanto en tanto. Es una insinuación malintencionada, pero sería una ganancia poder reponer las baterías.

Les, es un placer y un alivio garabatear unas líneas sin escuchar el maldito sonido de la trompeta que indica que mi ardor ha tomado las riendas de mi ser. Si estás cansado o francamente aburrido de leer, detente de inmediato, con mi sincero permiso. Admito que estoy abusando de tu buena disposición, tu paternidad y tu notoria paciencia. Se que Bessie te hará el resumen de cualquier información que siga, enciende un cigarrillo con abandono, suelta mi maldita carta como una papa caliente y ve al lobby del hotel que estés a pasarla bien, con la conciencia limpia y mi amor eterno ¡un partido de pool o pinochle podría ser refrescante!

Continuando al azar, debo decir que no somos demasiado populares con los otros acampantes de nuestro bungalow como lo son, principalmente, Douglas Folsom, Barry Sharfman, Derek Smith, Tom Lantern, Midge Immington, y Red Silverman. ¡Tom Lantern! ¿No es un nombre sorprendente con el que ir por la vida? Desafortunadamente, este joven parece determinado a no encender ninguna de sus luces, con lo que su delicioso nombre corre peligro de irse por el desagüe. Esa opinión es muy dura. Con frecuencia, mis opiniones son demasiado duras para decirlas en voz alta. Estoy tratando de solucionarlo, pero este verano le he dado rienda suelta a mi rudeza demasiado seguido como para soportarlo. ¡Que Dios te guíe, Tom Lantern, con tus luces encendidas o no! Hay un niño en el piso superior de este bungalow mal construido, que es la misma sal de la tierra; ninguna queja sobre él será demasiado excesiva, se los aseguro. Pasa su tiempo libre bajando corriendo las destartaladas escaleras o perdiendo el tiempo con vuestros inútiles hijos, discutiendo abiertamente sobre sus amigos, conocidos y enemigos de Troy, Nueva York, una villa bastante grande más allá de Albany. La vida y la humanidad le parecen por lo general magníficas, bajo su decepcionante superficie. Su valentía les rompería el corazón, o penetraría dolorosamente en él, estoy seguro: ya es bastante con decir que estamos siendo opacados. Su nombre es John Kolb, tiene ocho años y medio, un Intermedio por derecho propio, pero no había lugar para él con los Intermedios; por lo que tenemos el privilegio de tener su caballerosa compañía en este atestado edificio. ¡Les ruego que escriban su alegre nombre en vuestra memoria hoy y para siempre! Desafortunadamente, una conversación que lleve más de cinco minutos aburre a este activo muchacho hasta las lágrimas, y cuando uno levanta la cabeza, repara con conmovedor asombro, que ha desaparecido. Daría incontables años de mi vida por ser de alguna ayuda a este muchacho. Me ha dado amablemente su palabra de honor, bastante despreocupado por las razones que me llevaron a pedírsela, de que nunca tomaría whiskey o cualquier otro licor cuando sea adulto, pero tengo tristes dudas de que mantenga su palabra. Tiene una tendencia latente a beber hasta el estupor. Puede dominarlo completamente, si usa su cabeza y está despierto, pero me temo que es un muchacho demasiado amable e impaciente para usar su cabeza en algo. Tenemos su dirección en Troya, Nueva York. Si estoy vivo cuando lleguen esos años cruciales, correré a Troya, Nueva York, sin demora y actuaré inmediatamente en su ayuda, aunque deba beber yo mismo la copa que me atonte, pero tienen que entender que hemos entregado nuestros corazones a este muchacho que no alberga prejuicios en su corazón. ¡Mi Dios! ¡Un valiente muchacho de ocho años y medio es conmovedor! Es demasiado irónico, pero les doy mi palabra que la gente valiente requiere mucha más protección de lo que parece. ¡Beso tus nobles, secretos pies, John Kolb, nativo de Troya, hermano de un Héctor piadoso!

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