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EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LECOR / UNA HISTORIA DE ADORACIÓN


por HUGO GIOVANETTI VIOLA

un webguión seccionado en 40 episodios y escritos como base para una miniserie que producirá elMontevideano / Laboratorio de Artes

TERCERA ENTREGA

Juan Mendoza y el cabildante Manuel Artecona concertan un encuentro con Sebastián Abreu, el mariscal casadero que llegó de Maldonado. Magdalena Pena de Mendoza va a borracha a la misa y conoce al mariscal Diogo Porto. Paloma Mendoza, que también está en la misa, sufre un flechazo recíproco de adoración con Porto, cuya esposa vive en la Corte de Río de Janeiro.

EPISODIO III

PRIMERA HISTORIA 1 / INT. DÍA

Juan Mendoza y el cabildante Artecona charlan narigueando rapé en el patio del Cabildo.

Artecona: Yo puedo asegurarle que los dos mariscales portugos pertenecen a la créme de la Corte de Río de Janeiro, mi querido don Juan.

Juan Mendoza: A mí la honorabilidad que me interesa garantizar es la del Mariscal Abreu, porque Porto es casado.

Artecona: Honorable es cualquier noble dispuesto a compartir su vida y su patrimonio con una damisela criolla, porque va en garantía de la unión de los pueblos.

Don Juan (estornudando varias veces compulsivamente): ¿Y el amor?

Artecona: ¿Pero qué más amor podemos pretender que la voluntad de un excelso extranjero de consumar una unión sagrada en nuestra catedral, y además bendecida por nuestro Vicario?

Don Juan: ¿Y es verdad que el Barón de la Laguna está cortejando a Rosa de Herrera y Basavilbaso?

Artecona: Ciertamente. Y el Mariscal Calado enlazará con Dolores Oribe.

Don Juan: ¿Y usted cree que un sacramento alcanza para que un solterón tratante de cortesanas respete a una muchacha? Y ya no hablo de amor.

Artecona: Tengamos fe en los pueblos. ¿Me acompaña a la misa?

SEGUNDA HISTORIA I / INT. DÍA

Paloma, Julia y Pandora entran a la catedral y la esclava les deposita adelante las alfombritas para arrodillarse.

Julia (emperifollada, al igual que Paloma, por un rizado de tirabuzones bananeros y un peinetón con forma de pantalla): ¿Te das cuenta que si doña Pancha nos hubiese recibido no llegábamos a tiempo a la misa?

Paloma: A esas intercesiones que parecen capricho del azar mi amor las llamaba obras de la arquitectura divina.

Julia: ¿Tu enamorado era masón?

Paloma: No tuve tiempo para conocer esa clase de secretos.

Julia: En Maldonado hay muchos artigueños masones. Pero lo que tenemos que pensar ahora es que después de la invasión tu casamiento con ese mozo hubiese sido imposible. Aunque estuviese vivo.

Paloma: Hubiese sido imposible de todas maneras porque yo lo quería y él no hacía nada más que adorarme.

Julia: ¿Y cuál es la diferencia?

Paloma: A mí Dios me condenó a llevar a Nuestra Señora adentro. Ningún hombre me ve parada sobre la tierra. Yo soy carne de altar. ¿No es triste?

Julia: Yo diría triste y dulce. Como mi canción. Trilce.


PRIMERA HISTORIA 2 / EXT. DÍA


Juan Mendoza y Artecona llegan a la escalinata de la catedral unos minutos después de la entrada de Paloma, Julia y Pandora.

Artecona: ¿Qué le pasa a su mujer?

Juan Mendoza: Tiene una gripa asmática y le recomendaron cama.

Artecona: Pero si allí viene a buscarnos como si estuviera en un bergantín pillado por un tifón en Santa Catalina.

Juan Mendoza: Ella sufre tos con vértigo.

Artecona (murmura para no ser oído): Y con tufo a cognac.

Magdalena: Me enteré que hay gestiones para proveerle un mariscal a la yegüita madrina.

Artecona huele desesperadamente el rapé para poder escaparse estornudando mientras se forma un pequeño borbollón alrededor de la mujer borracha.

Magdalena: Y yo pienso proponerle al apuesto Barón Le-Cor que nuestro Baltasar sea el monarca de ébano en la próxima epifanía.

Y cuando va a caerse de cabeza contra la escalinata aparece un oficial portugués que la recoge del brazo con una piedad azul y la guía majestuosamente hacia las puertas de la catedral.

SEGUNDA HISTORIA 2 / INT. DÍA

Paloma: Mi padre siempre cuenta que durante el peor temporal que azotó a Montevideo el hermano mayor se quedó ciego por abrigar a las crías de una gata que se había volado junto con el techo.

Pandora: ¿Cómo así?

Julia: Le dio pena. Y dicen que los gatitos le chuparon el pecho toda la noche aunque igual amanecieron muertos.

Pandora: ¿Y él por qué quedó ciego?

Paloma: Lo estragaron los relámpagos. Y esa noche se hundió una fragata en el Buceo que venía en tránsito de Buenos Aires a España y no pudo virar a cobijo de nuestro puerto. Se la comió una sola hinchada de lomo del río.

Julia: Nuestra Señora de la luz.

Paloma: Rafaela Villagrán me hizo pensar en eso.

Pandora: ¿Cómo así?

Paloma: Porque me la imagino como un tesoro hundido.

Julia: No vas mal.

Paloma: Hoy podríamos volver a dejarle un afecto antes de ir a la cancha.

PRIMERA HISTORIA 3 / INT. DÍA

El mariscal Diogo Porto y doña Magdalena avanzan del brazo por un pasillo lateral como un velero con la mitad de la arboladura desguazada.

Magdalena: Parece que nos estuviésemos casando arriba de la nieve.

Porto (hablando fluidamente el castellano, aunque con un acento que lo hace parecer gallego): Trate de epercibir lo que nos dice el silencio de la cruz, señora.

Magdalena (en secreto): Ya veo que usted es poeta.

Porto: No, señora. Me conformo con ver pasar a la poesía y tocarle la túnica. Pero mi inspiración téin un labio leporino.

Magdalena: Ah. Entonces usted sufre de miseria de amor. ¿Cuál es su gracia?

Porto (frenándose un momento para suspirar con los ojos cerrados): Porto. Mariscal Diogo Porto. ¿Sabe que mi paisano Abreu gosta decir que os borrachos van al cielo? Y a veces es verdad.

Magdalena: Toma ya: los famosos mariscales. Todo el mundo los nombra. ¿Y usted cómo hace para vivir siendo un ángel sin alas?

Porto: Agora la poeta es vocé.

Magdalena: Verá, Mariscal Porto. Hoy se cumplen once años justos desde que los ingleses me barnizaron el esqueleto con tinta de pulpo. Huesito por huesito. Y le puedo asegurar que mi belleza mata.

SEGUNDA HISTORIA 3 / INT. DÍA

Pandora (viendo pasar a Porto y a Magdalena): ¿Cuál era la parte de la Biblia donde se levantaban los muertos, Paloma?

Paloma (codeando a Julia): Esto sí que es encontrar una ballena en la playa, prima.

Julia: No me digas que tu madre es amiga del Mariscal Porto y nadie sabía nada. ¿Y tu padre no vino?

Paloma: No habrá querido entrar. Hala, y fijate el luto morrocotudo que se le antojó ponerse. Así que ése es Porto.

Pandora: Qué bizcocho de anís.

Julia (en el momento en que Magdalena las descubre antes de sentarse dos filas más adelante y estira el mentón hacia su hija con un odio pedante): No te olvides que éste el mariscal casado, Palomita.

Paloma: Tú me mueves, Señor / muéveme el verte / clavado en una cruz y escarnecido. / Muéveme ver tu cuerpo tan herido / muévenme tus afrentas y tu muerte. / Muéveme en fin tu amor / y en tal manera / que aunque no hubiera cielo yo te amara / y aunque no hubiera infierno te temiera.

Julia: ¿Tanto te gusta?

Pandora: ¿Pero no ves que ya le está rezando como a un dios, mujer?

Paloma: A la verdad no la adoramos porque nos guste, prima.

PRIMERA HISTORIA 4 / INT. DÍA

Magdalena: Le advierto que mi niña es la yegüita madrina más codiciada de la Muy Fiel y Reconquistadora, mariscal-ángel.

Porto: ¿Podría me explicar o mote que le asigna, señora? Nosotros no lo usamos ni en las Uropas ni en Río.

Magdalena: Ah. Acá se les llama yegüitas madrinas a las brujas arreadoras.

Porto: Pues a mí esa menina acaba de encandilarme como la Inmaculada. Con el respeto acorde.

Magdalena: Entonces ya lo embrujó. ¿Sufre mucho el frío, Porto?

Porto: Es que para nosotros en esta plaza faze frío hasta cuando faze calor.

Magdalena: Y sin embargo escuché que su mujer se quedó en el Brasil porque sufre de reuma cardíaco.

Porto: Lamentablemente.

Magdalena: ¿Y a usted nadie le explicó que después de los treinta años a las mujeres se nos congela el corazón vivamos donde vivamos?

Porto: A veces pienso iso.

Magdalena: Es ley. Y las yegüitas viven de robar ojos tristes.

SEGUNDA HISTORIA 4 / EXT. DÍA

Paloma y Julia salen de la catedral abriendo los parasoles.

Julia (a Pandora): Hoy quisiera conocer a Yemanjá del Mar Dulce.

Pandora: Va a tener que ser mañana. ¿Qué le pasa a Paloma?

Julia: Después te explico.

Paloma y Porto se miran fijo mientras bajan la escalinata y de golpe Magdalena se desprende del mariscal, que la despide con una reverencia.

Paloma (dándole el brazo a Julia): Mi padre debe estar en el Café.

Julia: Tendríamos que acompañar a tu madre.

Paloma: Ni de coña. Que se hunda sola.

Y levanta la cabeza para enfocar al ángel estatuario de la catedral que se recorta sobre el mediodía.

Paloma: Es la primera vez que me siento dueña de un hombre que también es mi dueño.

Julia (le murmura aparte a Pandora): ¿Entendiste lo que le pasa? Siente como si hubiesen subido al cielo con el portugo.

Pandora: Lástima que a esos amores les va bien nada más que en la Casa de Comedias.

Julia: Francisca Eulalia en el 7 y Petronila en el 9.

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