viernes

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LECOR / UNA HISTORIA DE ADORACIÓN


por HUGO GIOVANETTI VIOLA

un webguión seccionado en 40 episodios y escrito como base de una miniserie televisiva que producirá elMontevideano / Laboratorio de Artes

SÉPTIMA ENTREGA

El militar retirado y librero escocés Edward Harley, que vive en Montevideo desde el fin de la ocupación inglesa, se atiende en la barbería de don Cipriano. Paloma y Julia salen a caminar por la plaza de la verdura, y Artecona las noticia de la muerte del hermano de Porto en la zanja reyuna. Más tarde el escocés y las muchachas asisten a la capilla ardiente que se celebra en la Iglesia Matriz. Porto despide públicamente a su hermano y Paloma se va de la catedral con la sensación de que le han crecido alas.

EPISODIO VII

PRIMERA HISTORIA 1 / INT. DÍA

Edward Harley, un escocés que está cerca de los cincuenta años y es el librero más importante de Montevideo, empieza a recibir los navajazos del barbero y habla sin mover un músculo.

Harley: Hoy hace once años y un día que invadí esta ciudad.

Barbero: Ciertamente. Y hoy hace un año y trece días que la ciudad está invadida por tercera vez desde que era española.

Harley: Eso es porque va a ser libre. Se necesita mucho infierno para conquistar la felicidad.

Barbero: Nunca lo había pensado.

Harley: Y el verdadero infierno empieza después de que uno es libre.

Barbero: Disculpe que esta vez no lo comprenda, Vuestra Merced.

Harley: Hoy es la primera vez que soy feliz en cuarenta y ocho años, porque me desperté enamorado del dolor. No hay otra libertad.

En ese momento entra corriendo Martín, el ayudante de navaja.

Martín: Los cañones que escuchamos esta mañana eran los de la batería del Cerrito, y acaban de traer a un portugo muerto en una carretilla.

Harley: Lo único que hay que aprender es que la vida no es como uno quiere que sea.

SEGUNDA HISTORIA 1 / INT. DÍA

Paloma Mendoza toma mate con Julia en la casa de su tía segunda, Selva Primavera.

Julia: Entonces no hay casamiento.

Paloma: A mí lo que me importa es que se celebre el baile de los esponsales.

Julia: Pero tú estás tonta, guapa. La guerrilla de bosta que hubo anoche en tu patio ya se comenta en toda la calle de las tiendas.

Paloma: Ca. Les entró el julepe de no poder forrarse con el ajuar de Paloma Mendoza.

Julia: Es que si no hay casorio no hay ajuar.

Paloma: Yo dije que se tiene que celebrar el baile de los esponsales.

Julia (tapándose la boca desorbitadamente): No me digas que vas a organizar un sarao nada más que porque te apetece clavarle el garfio al mariscal Porto.

Paloma: No es que me apetezca, Julia. Es cosa de vida o muerte.

Julia: ¿Tan así?

Paloma: Tan así. ¿Vamos a pasear un poco?

Julia (murmurando aparte): Cosa de vida o muerte.

PRIMERA HISTORIA 2 / INT. DÍA

Harley: Lo increíble es que desde me decidí a desertar de la Armada de Su Majestad y vivir vendiendo libros no cortejé a ninguna mujer. Y eso que me tiran de la capa.

Barbero: Si tirarán. Pregúntele a los portugos.

Harley: Anoche soñé con una damisela que frecuentaba en Edimburgo. Estábamos en un paseo campestre y cuando ya nos íbamos al bosque a joder como bestias a ella empezaron a lloverle laguitos de sangre.

Barbero: Justo ese día. Bueno, suele pasar.

Harley: Pero no debía ser la lluvia que usted piensa, porque de golpe aquellos charcos se convirtieron en una especie de escorpión y supe que lo tenía que matar.

Barbero: Madre mía.

Harley: Y lo horrible es que a nadie le importaba aquel monstruo sangriento. Ni siquiera lo veían.

Martín asoma la cabeza por el cortinado del fondo como si estuviera oyendo un cuento de luces malas.

Harley: Y entonces lo hice reventar de un tacazo.

Barbero: Toma ya.

Harley: Y santas pascuas. Me desperté feliz.

SEGUNDA HISTORIA 2 / EXT. DÍA

Paloma y Julia caminan por la vereda del Cabildo.

Paloma (carcajeando): Fijate cómo nos miran. Parece que nos hubiésemos maquillado con bosta.

Julia: Ahí viene tu alcahuete.

Paloma: Me cago en las pelucas de todos los cabildantes que le vendieron el culo al rey don Juan.

Artecona (reverenciándolas): Señorita Paloma, ha ocurrido una desgracia que enluta al excelentísimo Barón de la Laguna y a todo el ejército pacificador. Los diabos de Frutos mataron al hermano del mariscal Porto en la zanja reyuna.

Paloma: Cristo. ¿Qué edad tenía?

Artecona: Treinta. Habrá una capilla ardiente esta noche en la catedral. Dispensadme la prisa.

Julia (después que Artecona se va corriendo): Estás blanca, mujer.

Paloma: ¿Sabés que lo único que me importa en la vida es dejar de ser mala?

Julia: Mala es tu madre, tonta.

Paloma: Pobrecito mi Cristo.

PRIMERA HISTORIA 3 / INT. DÍA

Harley (mientras Paloma y Julia pasan caminando frente a la barbería): Lo malo es que todas estas bellezas viven con el corazón maquillado.

Barbero (haciéndole una guiñada a Martín): Ah. Yo creí que ya nacían con el alma adobada de colorete.

Martín (frotándose las manos): Adobo y el diablo a cuatro. Por eso es que hay que ponerlas en el pincho lo antes posible, maestre.

Harley: Pero nos adoran como perritas. ¿Y nosotros qué somos?

Martín: Vergudos. Perdón: quise decir verdugos.

Harley: ¿Usted recuerda que cuando la Armada británica levantó la ocupación varias muchachas se tiraron al mar? Y el gobierno británico había durado nada más que ocho meses.

Martín: Qué desperdicio.

Harley: A la única mujer de esta plaza a la que quisiera besarle la mano es a la esposa de Artigas.

Barbero: Dicen que doña Rafaela perdió el juicio hace tiempo.

Martín: Y no tiene un mendrugo.

Harley: Un mendrugo es más fácil de conseguir que un beso.

SEGUNDA HISTORIA 3 / INT. DÍA

Paloma en su dormitorio, acompañada por Julia.

Paloma: Necesito que me acompañes a la catedral.

Julia: Pero si en la ciudad ya se comenta que no habrá casamiento, no me parece a pelo. El que está obligado a ir es tu padre, por zalamería política.

Paloma (sacando ropa): Hay que enlutarse un poco.

Julia: ¿Tanto te gusta Porto?

Paloma: No me gusta, pardiez. Pero es la única persona en el mundo que me mostró el cielo, prima.

Julia: No entiendo bien el punto.

Paloma: Recién cuando pasamos frente a la barbería don Cipriano estaba afeitando a un librero escocés que te cató con ojos de futuro marido.

Julia: Pues yo no me di cuenta ni de quién había adentro de la barbería.

Paloma: Pero yo soy muy puta. Y te aclaro que Porto no me mira igual que el patilludo.

Julia: ¿Entonces?

Paloma: El mariscal Porto me guía. Y yo veo la esperanza.

PRIMERA HISTORIA 4 / INT. DÍA

Harley (después que Martín sale a comprar tila a la plaza Matriz o de la verdura): ¿Quién era la mujer que pasó acompañando a Paloma Mendoza?

Barbero: Una prima suya que acaba de llegar de Maldonado junto con los dos mariscales portugos.

Harley: ¿Vivió allá mucho tiempo?

Barbero: Sí. Desde que era cría. La madre es parienta política de don Juan Mendoza y se vino de San Fernando cuando enviudó.

Harley: Entonces ninguna de las dos se salvó de que nuestra gloriosa Armada las violara en el 6.

Martín (vuelve corriendo): El portugo que murió en el Cerrito era el hermano del Mariscal Porto. Un teniente de artillería.

Barbero: Seguramente habrá capilla ardiente.

Harley: Hoy es la primera vez en diez años que no me afeito en casa, don Cipriano. Y Dios justo mandó pasar al lucero por la vereda. Voto a bríos que se lo agradeceré en la catedral, aunque haya honras fúnebres.

Barbero: ¿Usted no es anglicano?

Harley (persignándose): Soy escocés, maestre.

SEGUNDA HISTORIA 4 / INT. DÍA

Paloma y Julia entran a la catedral con velos negros y se arrodillan cerca del ataúd.

Julia: Toma. Es la primera vez que veo al Barón de la Laguna.

Paloma: Cata cómo te está haciendo hijos con los ojos el patilludo de la barbería. Se llama Edward Harley.

Julia: ¿Será soltero?

Paloma: Solterón. Este encuentro es lo que mi amor hubiera llamado una obra de la arquitectura divina.

Julia: No me asustes, bonitiña. Atención que va a hablar Porto.

Paloma: No. Va a hablar Cristo en él.

Porto (parándose adelante del ataúd): Yo la única honra fúnebre que quisiera rendirle a mi hermano es recordarle a todos algo que él nació sabiendo igual que los profetas: que la muerte no existe.

Paloma y Julia salen de la catedral y la muchacha se para en la escalinata y empieza a mover los hombros acompasadamente.

Julia: ¿Qué te pasa, mujer?

Paloma (levantándose el velo y cerrando los ojos sin dejar de hamacarse): Siento como si me acabaran de crecer alas, prima.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+