lunes

GUIONES ELABORADOS EN LA ESCUELA DE CINEASTAS DEL URUGUAY


TE TOCA LLORAR

Diego Abelenda

Escena 1

Living de una casa, una mujer y un muchacho hablando en voz baja.

Madre: No te preocupes, vas a tener todo nuestro apoyo.

Hijo (dándole un abrazo): Gracias, mamá.

Padre (acercándose a ellos y aplaudiendo): Bravo. ¡Qué artista que sos! Cómo ablandás a tu madre ¡Siempre hacés lo mismo!

Hijo: Hola, ¿no? Podrías saludar. ¿Por qué me decís que siempre hago lo mismo?

Padre: ¡Y...! Cuando no tenés plata siempre venís a pedir.

Hijo: Yo no vine a pedir plata.

Padre: ¿Qué te crees? ¿Que soy tarado?

Hijo: No. Vine a hablar con mamá de otra cosa.

Padre: ¿Te creés que no sé que tu madre a escondidas mías te sigue dando plata, después de la última tremenda cagada que te mandaste? Cuando te dijimos BASTA.

Madre: Viejo... no es tan así.

Padre: ¡Todavía lo defendés!

Madre: ¿Y qué querés que haga?

Padre: Es FLOR DE PELOTUDO. ¿Hasta cuándo vamos a seguir tapándole los agujeros y las cagadas?

Madre e Hijo se quedan en silencio.

Padre: ¡A ver! ¡¿Qué tiene que pagar ahora?! Los intereses usureros de las tarjetas, las cuotas de otro auto o... EL ABORTO de la mina de turno... ¿Qué mierda más?

Madre: Por favor, ¡CARLOS!

Padre: ¡Te me vas de acá! No vengas a jodernos más.

Hijo: ¿Me vas a echar?

Padre: Tengo la autoridad para hacerlo.

Hijo: Mirá que ya no tengo diez años y no estás en la comisaría.

Padre: ¿Me estás desafiando?

Hijo: Sí, te desafío. ¡¿Y qué?! Vos siempre el mismo milico cagón que se desquita con la familia.

Padre (llevándose la mano derecha debajo del saco): ¿A quién llamás milico cagón?

Hijo: Sí, sacá el revólver, sacalo.

Madre (yendo rápido hacia su esposo): ¡Pará, viejo! ¿Qué hacés?

Hijo: Dejalo, dejalo... si es muy macho.

Padre (con el revólver en la mano): Vení, vení.

Hijo: A ver qué macho que sos, todo lo arreglás a la fuerza. Laputamadrequeteparió.

Madre: ¡Viejo, por Dios! Guardá ese revólver que va a pasar una desgracia.

Padre: ¡La desgracia fue el momento que nació éste!

Madre: Calmate, viejo.

Padre: No, no me voy a calmar. Andate, Pablo. O te cago a tiros.

Hijo: Dale tirá, así terminás de una vez con tu desgracia. No tengo nada que perder.

Madre: No digas eso, Pablo.

Escena 2

El Padre entra al dormitorio y encuentra a la mujer sentada en el borde de la cama con una estampita de la Virgen en la mano.

Padre (arrancándole la estampita de las manos): ¡Y vos tirá a la mierda eso! ¿Te creés que hablándole a un pedazo de papel vas a cambiar la situación? Tu hijo ya está podrido.

Madre (pegando un grito y largándose a llorar): ¡NOOOO! ¡Qué hacés! Dejame. Vos no sabés nada.

El Padre rompe la estampita en cuatro.

Padre: ¡¿No sé nada de qué?!

La Madre sigue llorando sin contestarle y se arrodilla en el piso.

Padre: ¡Contestá! ¿De qué no sé nada?

Madre (recogiendo los pedazos de la estampita): No vino a pedir plata.

Padre: ¡¿Ah no?!

Madre: Si lo hubieras escuchado...

Padre: ¿Qué tenía que escuchar? ¿A qué mierda vino entonces?

La madre junta los pedazos de la estampita y las aprieta contra su pecho.

Madre: Vos siempre el mismo. Tiene razón Pablo.

Padre: ¿El mismo qué? ¿Si no vino por guita o por una cagada que se mandó a qué vino?

Madre: A decirme que fue al médico por un dolor que tenía y le diagnosticaron cáncer en el hígado.

Escena 3

Amanecer. La madre y el padre de Pablo acostados en su dormitorio.

Padre (se levanta agarrándose retorcidamente el estómago y camina hacia la mesita de luz de su esposa, enciende la lámpara y observa la estampita partida en cuatro): El que está así soy yo.

Madre: Apagame la luz, por favor.

Padre: No entiendo cómo podés hablarle con tanto amor a un pedazo de papel y a mí no.


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