SOBREVIVIR (¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE AMOR?)
El domingo pasado fue estrenada, en el Salón Lumière de la Escuela de Cineastas del Uruguay, una obra inédita del teatrista uruguayo Mario Erramuspe: Sobreviviente.
Los responsables de esta puesta autogestionaria fueron alumnos de nuestra trinchera estrellada, auspiciados y asesorados por profesores integrantes o amigos de elMontevideano / Laboratorio de Artes.
Y lo que se concretó se puede definir como una auténtica fiesta dolorosa.
El recién bautizado grupo L’trapie aceptó el complicadísimo desafío planteado por Erramuspe de bucear en el laberinto de la supervivencia humana en su más alta significación dialéctica: la temporal / puntual y la universal / eterna.
Y llegaron al arte.
Porque la irradiación simbólica de este trabajo coral exasperado y tierno, tan lleno de suspenso narrativo como de frontales reflexiones filosóficas, no se puede isomorfizar con definiciones conceptuales.
En todo caso, hay un título del gran Raymond Carver que podría apalabrar con cierta exactitud la esencia de la puesta: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?
Pero Sobreviviente nos cachetea con una búsqueda muchísimo más honda.
Una fiesta dolorosa es una construcción estética que sosiega con belleza a la intrincada conjugación de nuestros dragones interiores en vertiginosa interacción con los desafíos sociales.
Y el que barra debajo de la alfombra la responsabilidad de parirse simbólicamente a sí mismo y completar sus bodas interiores en dirección a una digna adultez, las ha de pasar amargas, para hablarlo en Atahualpa Yupanqui.
Y agregamos las imborrables advertencias y afirmaciones de Silvio Rodríguez al respecto:
El que tenga una canción tendrá tormenta / el que tenga compañía soledad / el que siga buen camino tendrá sillas / peligrosas, que lo inviten a parar. / Pero vale la canción buena tormenta / y la compañía va soledad / siempre vale la agonía de la prisa / aunque se llene de sillas la verdad.
Después de realizar un mes de gira por el interior, Sobreviviente se instalará en El tinglado.
No se olviden de verla porque esta obra los empujará punzantemente a recordar que uno de los mandamientos máximos es no abortar nuestra fe por miedo a la desesperación suicida que se especializa en inyectarnos la culturita.
El domingo pasado fue estrenada, en el Salón Lumière de la Escuela de Cineastas del Uruguay, una obra inédita del teatrista uruguayo Mario Erramuspe: Sobreviviente.
Los responsables de esta puesta autogestionaria fueron alumnos de nuestra trinchera estrellada, auspiciados y asesorados por profesores integrantes o amigos de elMontevideano / Laboratorio de Artes.
Y lo que se concretó se puede definir como una auténtica fiesta dolorosa.
El recién bautizado grupo L’trapie aceptó el complicadísimo desafío planteado por Erramuspe de bucear en el laberinto de la supervivencia humana en su más alta significación dialéctica: la temporal / puntual y la universal / eterna.
Y llegaron al arte.
Porque la irradiación simbólica de este trabajo coral exasperado y tierno, tan lleno de suspenso narrativo como de frontales reflexiones filosóficas, no se puede isomorfizar con definiciones conceptuales.
En todo caso, hay un título del gran Raymond Carver que podría apalabrar con cierta exactitud la esencia de la puesta: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?
Pero Sobreviviente nos cachetea con una búsqueda muchísimo más honda.
Una fiesta dolorosa es una construcción estética que sosiega con belleza a la intrincada conjugación de nuestros dragones interiores en vertiginosa interacción con los desafíos sociales.
Y el que barra debajo de la alfombra la responsabilidad de parirse simbólicamente a sí mismo y completar sus bodas interiores en dirección a una digna adultez, las ha de pasar amargas, para hablarlo en Atahualpa Yupanqui.
Y agregamos las imborrables advertencias y afirmaciones de Silvio Rodríguez al respecto:
El que tenga una canción tendrá tormenta / el que tenga compañía soledad / el que siga buen camino tendrá sillas / peligrosas, que lo inviten a parar. / Pero vale la canción buena tormenta / y la compañía va soledad / siempre vale la agonía de la prisa / aunque se llene de sillas la verdad.
Después de realizar un mes de gira por el interior, Sobreviviente se instalará en El tinglado.
No se olviden de verla porque esta obra los empujará punzantemente a recordar que uno de los mandamientos máximos es no abortar nuestra fe por miedo a la desesperación suicida que se especializa en inyectarnos la culturita.
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