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EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LECOR / UNA HISTORIA DE ADORACIÓN


por HUGO GIOVANETTI VIOLA

un webguión seccionado en 40 episodios y escrito como base para una miniserie que producirá elMontevideano / Laboratorio de Artes

SEGUNDA ENTREGA

EPISODIO II

Juan Mendoza le cuenta al barbero que está invitado a un baile en el Fuerte o Casa de Gobierno donde le será presentado un mariscal portugués recién llegado de Maldonado, y se queja de tener que buscarle partido a su hija. Mientras tanto Paloma, Julia y Pandora van a ver a Rosalía Villagrán de Artigas o Rafaela y su madre, Francisca Artigas de Villagrán. Sólo pueden hablar con Josef María Artigas, único hijo sobreviviente del matrimonio de José Gervasio Artigas con Rafaela, que ya vive hace años en un estado de demencia total.

PRIMERA HISTORIA 1 / INT. DÍA

Don Juan Mendoza sentado en una barbería desde donde se ve la catedral. Martín, un hombrecito que es el ayudante de navaja del patrón, lo llena de jabón hasta la nariz y le refriega la barba sin parar de hablar de la primera procesión masónica que se hizo en el año 7 bajo el dominio de los ingleses.

Martín: Y yo no sé si usted recuerda que fue una ceremonia de tanto relumbrón que hasta quedó estampada en aquel periódico que se llamaba Estrella del Sur.

Juan Mendoza (sacándose espuma de un ojo): ¿Se precisa tanta lengua para enjabonar bien?

Martín (riéndose con picardía): ¿Es que usted no conoce el dicho de Bonaparte: Barbero mudo, tienda sin parroquianos?

Juan Mendoza: Lo que dijo Bonaparte fue que el mejor adorno de la mujer es el silencio. Vos te estás refiriendo a un refrán andaluz: Barbero sin chistar y mujer sin pico, échese usted a buscarlo. Pero yo hoy vine a afeitarme aquí porque en mi casa se terminó la paz.

Martín: Ah. Su mujer dio guerra.

Juan Mendoza: Eso es de mi coleto.

Martín: Entonces puedo ofrecerle chascarrillos o cuentos verdes que todavía coletean de frescos.

Juan Mendoza: Yo lo único que quisiera es que alguien me afeitara las espinas que me clavaron los ingleses en el corazón.

SEGUNDA HISTORIA 1 / EXT. DÍA

Paloma, Julia y Pandora caminan con parasoles por una calle empedrada. La esclava carga la guitarra y sigue fumando en pipa.

Julia: Toma ya. Por lo menos con los portugos el Cabildo escuchó a los santos patronos y les empedró dos calles.

Paloma: Sí. Tanteando vecinos forrados. Y a real y medio la vara cuadrada.

Julia: Una bicoca.

Paloma: Y sin embargo hubo muchos currutacos que se quejaron de la gabela y no quisieron contribuir. Pero ahora que en estas calles ya no se ven caballos pudriéndose entre las ratas le elevaron una representación a Lecor para colaborar, siempre que les reduzca la pretensión del Ayuntamiento.

Pandora: Lo que a mí me parece es que dentro de poco van a encontrar a un molembo podrido entre las ratas, si mi marido vuelve a meter las mazamorras en el mosquitero de doña Magdalena.

Julia: Pero no te la agarres con Baltasar, pobrecillo. ¿Qué culpa tuvo él?

Pandora: La de ser macho.

Paloma (carcajeando): ¿Y Nuestro Señor acaso no era macho?

Pandora: Lo que pasa es que la Magdalena de Nuestro Señor no usaba mosquitero.

PRIMERA HISTORIA 2 / INT. DÍA

Aparece el patrón de la barbería y le hace una seña al ayudante de navaja para que se vaya al fondo.

Barbero: Y ahora resulta que hasta el mismo Artigas terminó liado con la chusma británica.

Juan Mendoza: Falta mucho por ver, todavía. No se asombre si el desertor irlandés termina de Comandante General de la Marina del protectorado.

Barbero: ¿Peitro Canbél?

Juan Mendoza: Un pirata anarquista. Nos hundimos, compadre.

Barbero: Yo lo que le preguntaría al Director Pueyrredón es qué podríamos ganar si Buenos Aires triunfa en las tratativas para desalojar a los portugueses.

Juan Mendoza: ¿Ganar nosotros? Nada. En ese caso las hordas de Artigas nos caerían como langosta y se acabarían la libertad y la gloria del país.

Barbero: Sería calamitoso.

Juan Mendoza: Siempre fue calamitoso. Y yo voy a morirme sin entender por qué a Su Majestad británica se le ocurrió invadir este río color mierda, por más bendito puerto que tengamos.

Barbero: Porque los imperios viven levantando palacios con la mierda que roban: es la alquimia política. Papelito canta, compadre. Y agacha que viene la bomba, como decíamos en el Sitio.

SEGUNDA HISTORIA 2 / INT. DÍA

Paloma, Julia y Pandora se paran en una esquina a abanicarse.

Julia: ¿Tú conoces el cuento de cuando los hijodalgos de la muy fiel y devota ciudad de San Felipe y Santiago se cansaron de chapalear a oscuras en el barro y empezaron a badajear las campanitas de la Matriz vieja para llamar a los santos patronos?

Pandora: Como en las rogativas para la lluvia.

Paloma: Debe haber sido cuando se organizaron las primeras toraidas en el hueco. Porque eso fue a beneficio del empedrado.

Julia: Claro. En el año de gracia de 1775. Y los santos les contestaron que intercederían frente al Señor para que les diera un empedrado con faroles y buenos gobernantes siempre que se ayudaran a sí mismos y amaran el bien.

Pandora: Eso es muchísimo más difícil que hacer llover, ña Julia.

Julia: Y además los hijodalgos les pidieron a los patronos ser liberados de indios, herejes y piratas, para que la Banda Oriental pudiera ser una nueva tierra de promisión.

Pandora: Ca. Y los negros nos salvábamos porque nos precisaban para que los mosquitos del paraíso tuvieran a quien chuparle la sangre.

Paloma: No te deslengües, conga.

Julia: Lo triste es que los santos hicieron las promesas felicísimos pero antes de volver al cielo les recordaron que los pueblos tienen lo que merecen.

PRIMERA HISTORIA 3 / INT. DÍA

Barbero: Me enteré que su sobrina Julia vino de Maldonado en la misma goleta que trajo a los dos mariscales portugos.

Juan Mendoza: Sí. Artecona prometió presentármelos esta noche en el baile que les ofrece el Barón.

Barbero: ¿Son casaderos?

Juan Mendoza: Abreu, solamente. El otro se llama Porto y la esposa vive en Río de Janeiro y no puede viajar porque sufre de reuma cardíaco.

Martín (apareciendo desde el fondo): ¿Voy hasta la Recoba, patrón? Balvín llega a las once y conviene encargarle el costillar porque hoy va a haber mucho paseo a la playa y a las tres vuela todo.

Barbero: Traé un bazo de harina flor, también. Y ponete anteojeras para no enamorarte demasiado.

Juan Mendoza (cuando quedan solos): La mujer es como el diablo / parienta del alacrán / cuando ven a un gaucho pobre / alzan la cola y se van.

Barbero (levantando la navaja): Ahora quédese durito porque no hoy no vacuné a nadie, todavía. Martín está tan enamorado de su hija Paloma que dice que tendrían que ponerla a ella en el altar y no cabría la gente en la catedral.

Juan Mendoza (suspirando): ¿Por qué cambiarán tanto las mujeres, compadre? ¿Por qué se irán poniendo tanto más tristes que nosotros, carajo? A veces son chiquitas y ya parece que el diablo les hubiese desvirgado el corazón. No se puede creer.

SEGUNDA HISTORIA 3 / EXT. DÍA

Paloma, Julia y Pandora se paran en la esquina de un ranchito con un tejado español ya muy decrépito y se miran de reojo.

Paloma: ¿Y vos estás segura que la madre de Rafaela nos recibirá?

Julia: A mí va a recibirme porque me conoce desde gurisa. Y cuando se casaron y vivían en el Cordón ella me hacía tocar siempre y lloraba de amor como Julieta.

Pandora: ¿La suegra de Artigas?

Julia: No: Doña Pancha todavía no vivía con ellos en esos tiempos. A la que le encantaban los estudios de Fernando Sor era a Rosalía.

Pandora: ¿Pero se llama Rosalía o Rafaela?

Paloma: Mirá, si seguís chillando le cuento lo de Baltasar a mi padre y te mando a sacar las castañas a vos y ojalá te achicharres hasta los caracuses.

Julia: Shhhh. La esposa de Artigas se llama Rosalía, pero en la familia siempre le dijeron Rafaela. Yo una vez vi una carta que le mandó el General desde Paso de Polanco en 1810.

Pandora: Pero todo el mundo dice que la tiene tirada. Bueno, aunque se llame Artigas no va a dejar de ser un macho como cualquiera.

Paloma: Ella ya estaba completamente loca, negra. Y no sigas quejándote, porque vos serás una esclava pero no sufrís de miseria de amor como nosotras.

PRIMERA HISTORIA 4 / INT. DÍA

Juan Mendoza: Me imagino que usted sabe cuál fue el peor temporal que azotó esta plaza, compadre.

Barbero: Dicen que fue el del otoño de 1752, cuando se hundió un buque portugués que se había refugiado en el Buceo.

Juan Mendoza: Dicen bien. La fragata se llamaba Nuestra Señora de la Luz. Iba en tránsito de Buenos Aires a España y no pudo volver a puerto y el mar se tragó a la gente y a los caudales de un solo bocado.

Barbero: Acá venía siempre un buzo que de vez en cuando se zampaba un litro de aguardiente y dos de vino y bajaba a desenterrar morondangas, nomás.

Juan Mendoza: Los borrachos inventan cualquier cosa para que se les alegre un poco el mosquitero.

Barbero: No le entiendo.

Juan Mendoza: No importa. Esa noche yo no había nacido, pero el temporal se llevó volando a una gata que había en casa y mi hermano se quedó toda la noche tirado arriba de las crías y perdió la visión de tanto pispar relámpagos.

Barbero: No se puede creer.

Juan Mendoza: Y yo siento que vivo así con Paloma. Como si le hubiera puesto el alma arriba para que los tiburones sepan que no van a poder destripármela en un repelús. Y al mismo tiempo tengo que buscarle partido. ¿No se anima a degollarme en vez de vacunarme?

SEGUNDA HISTORIA 4 / EXT. DÍA

Un niño de unos doce años abre apenas la puerta del ranchito y sondea a las mujeres con una fosforescencia impasible.

Julia: Buenos días, José María. Yo conozco a tu madre y a tu abuela desde antes que tú nacieras. ¿No le podrías decir a doña Pancha que vino Julia Torres Pena a dejarle un afecto?

José María: Pero ellas están enterrando a Francisca Eulalia en el fondo.

Julia (relojeando relampagueantemente a Paloma y a Pandora): ¿Y de tarde podré verlas?

José María: Cuando el mate, nomás. Porque antes que suene el ángelus entierran a Petronila.

Julia: ¿Las entierran todos los días?

José María: No. Al cielo se va el domingo.

Julia: ¿Y tu padre te sigue escribiendo?

José María (sonriendo): Va a mandarme otro monito.

Pandora (mientras vuelven hacia la plaza): ¿Y cuándo fue que murieron las gurías?

Julia: Francisca Eulalia en el 7 y Petronila en el 9.

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