viernes

NO PUEDO CON TODO / MINISERIE WEB

NADIE PUEDE CON TODO (II)
SEGUNDA ENTREGA

SHIRLEY 2

Jean-Paul no tuvo más remedio que colgarse la pipa igual que si fuera un chupete y demoró mucho en contrapreguntar con la calva chorreante:
-En qué sentido querés ser mi esposa.
-No me salgas con la teoría del enganche espejismal entre el ánima y el ánimus porque me la sé al toque -se le rindieron sedosamente las turgencias a la muchacha muy maquillada: -Quiero ser tu mujer desde que te hice pasar al Laboratorio y me besaste la mano. ¿Okey? Y mientras te contábamos la historia del descuartizamiento de Ángel hasta necesité tener hijos contigo.
-Pero en la última mollejada me dijiste que tu verdadero marido siempre iba a ser el Espíritu Santo.
-Eso fue hace dos meses. Y después me atacó la semana de tripa triste más infernal que tuve desde que nací y cuando me despertaba sentía que me habían vaciado una volqueta de mierda en el cerebro. Ni siquiera en el pelo. Me peinaba todo bien pero ahí estaba el loco. Yo pensé que había cagado y vomitado a Satanás para siempre pero volvió peor. ¿Entendés?
-Soy psicólogo, Shirley.
-¿Por qué te dejó Candela?
-Esas son cosas mías.
-Ah, perdón.
-No te ofendas. Yo lo único que sé es que se borró de golpe con un torero porque yo no sabía querer a nadie. Esa fue la sentencia.
-Y ahora la cagó el torero.
-Todavía no sé muy bien cómo fue.
-¿Ella te pedía hijos?
-No. Al revés.
-¿Y por qué no quería hijos?
-Estaba terminando un posgrado y bailando flamenco para pagarse la universidad.
-Puro verso. Tenía miedo. La cagada es que yo le agarré tanto horror al Satanás de las volquetas que quedé embarazada por gusto.
-¿Cuándo?
-Hace dos semanas. Con el negro degenerado que se cree que es mi novio. Y me pasé tres días vomitando y cuando sentí que lo que tenía adentro también era una mierda me lo saqué enseguida. Y ahora tengo que llegar a ser lo que soy pero te necesito a vos, corazón. Y yo sé que te gusto. ¿Vos sabías que hasta el padre Fidel ocupó en el quilombo cuando fue a visitar a Naná? Con ochenta años, loco. Y se puso a llorar porque tuvo una madre muy perversa y todavía es alcohólico.
-Eso no me interesa.
-Yo embrujo al que se me cante. ¿Entendés?
-¿Un matecito?
-Dale. Me zarpé un poco.

CANDELA 2

Jean-Paul había alquilado un minúsculo chalé de veraneo de los años cuarenta, y organizaba las mollejadas en un anti-jardín sin garage y con cuerda para secar la ropa.
-Me imagino que viste La noche oscura de Saura -se colgó un jazmín del país en la oreja Candela.
-Acabo de verla en un seminario que dio mi hermano en el Laboratorio.
-Y yo terminé el posgrado con un trabajo sobre las mutaciones del ánima que plantea esa película.
-¿Traigo el helado?
-Esperá un rato -se tiró en el pasto la mujer-muchacha incendiada por un vestido turquesa de tela de cebolla: -Quisiera hablar de Shirley.
-Todo bien.
-Lo que contás de esa muchacha me hace acordar demasiado a San Juan de la Cruz en la celda.
-Y por qué demasiado -se enchupetó con la pipa el hombre de calva color geranio. -Ojo con el sol, flaca.
-Un ratito, nomás. Vos sabés lo que se extraña este cielo. ¿Esa dama del reino que viste en el short-cut es la verdadera Shirley?
-Todavía no.
-Y el Ángel que apareció descuartizado frente a la Torre del Vigía qué tiene que ver con ella.
-Era el ángel guardián de la pitufa, tal cual: un ex-compañero de clase hijo de un Juez mafioso que le avisó que iban a enfardarles el quilombo con pasta base. Y la mafia lo limpió, por supuesto. Pero una muchacha ciega del Laboratorio lo vio sentado en un ventanal después que lo mataron.
-No te olvides que yo no soy católica.
-Bueno, lo podés tomar como una iluminación en un sentido gnóstico.
-Perdoname, pero la que tiene que haber quedado más descuartizada que nadie es Shirley. Y si se siente igual que el santico en Toledo y no puede encontrar rápido al Amado va a terminar cortándose. Está en la tapa del libro.
-Ella ya hizo un intento en el liceo.
-¿Y ahora por qué anda tan eufórica? ¿Por el short-cut?
-Eso le importa un pito.
-Pero empezó a ir a misa y todo. ¿No se habrá hecho un aborto?
Entonces Jean-Paul se metió en el petit chalet a las zancadas y cuando volvió con el helado murmuró:
-Flaca, yo te llegué a hacer algún comentario sobre lo que se hablaba en la consulta cuando eras mi mujer.
-Ah. Entonces se hizo un aborto.
-¿Por qué no seguís con Saura?
-Mirá que yo te dejé porque estaba embarazada, Jean-Paul. No hubo ningún torero.

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