UN VIOLINISTA IRREVERENTE
TSUNAMIZA EL CHARCO GLOBAL
SEGUNDA ENTREGA
TSUNAMIZA EL CHARCO GLOBAL
SEGUNDA ENTREGA
(Textos de Cosme Marina tomados del programa del concierto SER GIDON KREMER / AUGE Y CAÍDA DEL MÚSICO CLÁSICO, 25 / 10 / 2009.)
La comedia empieza donde se agotan los recursos de la tragedia. Una simple mirada al título es suficiente para darse cuenta de lo mucho que está en juego: Auge y Caída del Músico Clásico.
Gidon Kremer ha desarrollado una relación insólita y especial con el virtuoso dúo musical y teatral Igusdeman & Joo, dúo que ha alcanzado una gran popularidad tras obtener hasta la fecha quince millones de “hits” en el foro de Internet Youtube. Gidon Kremer y Igudesman & Joo muestran al público episodios de la vida de un músico, algunos absurdamente reales, otros completamente inventados…
La historia empieza en la escuela y nos transporta a las aulas donde un profesor obliga a sus estudiantes a cruzar las fronteras entre distintos estilos de música. Consigue así que toda la orquesta toque danzas irlandesas y transforme a Bach en Astor Piazzolla. Nuestra historia termina en el estudio de grabación donde un entusiasta productor de discos aterroriza a los artistas con sus ideas de marketing.
Dentro de esta locura todo el mundo quiere ser Gidon Kremer. Los músicos le imitan, e incluso se hacen pasar por él. Un tema de fondo es el cine y algunas obras legendarias arregladas de forma innovadora por compositores como Ennio Morricone y Nino Rota.
Vivimos en una época en la que la economía de mercado tiraniza al arte. La calidad de una obra es juzgada por el volumen de sus ventas. Todos miramos de reojo las estadísticas de ventas, el lugar que ocupa en la lista de los más vendidos y la presencia en los medios de comunicación. Cuanto más popular, mejor… ¡Todo el mundo quiere ser una gran estrella!
Como consecuencia, demasiado a menudo todos perdemos de vista el verdadero significado de la música: la inspiradora unión de los sentimientos y la razón, la expresión más íntima y profundamente emocional del alma.
Ser Gidon Kremer lanza una mirada crítica y divertida a la música clásica a través de una lupa. Viéndola tan de cerca esperamos poder conseguir una saludable distancia de todas las formas de “empobrecimiento” comercial.
Entre los compositores de los cuales escucharéis obras maestras, o fragmentos de ellas, se encuentran Bach, Chaplin, Dvorak, Dunayevski, Haydn, Igudesman, Joo, Kupkovic, Mahler, Mozart, Piazzolla, Prokofiev, Rochberg, Rota, Schnittke, Schostakowitsch, J. Strauss.
Para un músico del prestigio internacional de Gidon Kremer la difusión de la música clásica a un público lo más amplio posible es objetivo ineludible. De ahí que en su trabajo con la Kremerata Báltica lidere proyectos al margen de los conciertos más estandarizados en la convicción de que lo que entendemos por música culta también tiene una lectura divertida que puede servir perfectamente de pórtico de entrada a un mundo diverso más allá de los encorsetados cauces por los que, demasiadas veces, transita. Esta es, sin duda, la premisa inicial para este concierto un tanto diferente en el que Kremer y sus músicos unen fuerzas a las de otros dos peculiares y fantásticos intérpretes para hacer un recorrido estilísticamente asombroso. En la misma la música está arropada por una puesta en escena en la que la luz y otros elementos van encadenando el programa con el propio Kremer y muchas de las músicas que más le han influido a lo largo de su vida como hilos conductores.
La propuesta de Kremer no puede ser más original y genuina. Bajo el título genérico de “Auge y Caída del Músico Clásico” -toda una declaración de principios por su parte y que habla mucho y bien de su sentido del humor- nos presenta una serie de creaciones en las que, como quien no quiere la cosa, se van entremezclando nutridas obras maestras junto a otras quizá menos conocidas por el gran público a primera vista pero perfectamente identificables a través de uno de los canales de difusión musical más omnipresentes del último siglo, el cine. De hecho, el concierto se inicia con uno de los compositores más apreciados de las últimas décadas, tanto en el cine más de autor como en el de difusión más popular, el italiano Ennio Morricone, autor de la banda sonora de filmes de Passolini, Bertolucci, Brian de Palma, Almodóvar o Giuseppe Tornatore. Precisamente la música que Morricone escribió para la película Malena de Tomatore abre la actuación. A lo largo de la misma, con la participación de Aleskey Igudesman y Richard Hyung-ki Joo, se realizará un peculiar recorrido por la historia de la música clásica desde el Barroco hasta nuestros días. Además, varias de las obras que se escucharán están escritas por Igudesman y Joo, que también han realizado peculiares arreglos de otras muy conocidas de autores como Mozart, Bach o Piazzolla -como el Ave Astor/Libertango, Mozart Bond- y otras muy divertidas como Smile de Chaplin. En el itinerario también tiene cabida el universo cinematográfico de Federico Fellini a través de dos de sus grandes películas, La dolce vita y 8 ½, ambas características del estilo neorromántico del célebre compositor romano Nino Rota, autor de algunas de las músicas de referencia de la gran etapa dorada del cine italiano. Conviven con la música de cine obras como Caprice Variations del compositor norteamericano George Rochberg, el tercer movimiento de la Sonata para violín solo, op. 115 de Sergei Prokofiev, un Rondó con brío de forma ternaria, de gran exigencia virtuosística o el Allegretto de la Sonata para violín y piano, op. 13, de Dmitri Shostakovich con arreglos de Tsynman y aquí denominada Scherzo de carácter dramático y enfático, casi una enérgica marcha de intensidad espectacular, que no da tregua al oyente. Y también otras como Terremoto extraídas de las célebres Siete últimas palabras de nuestro Salvador en la Cruz Op. 51 de Joseph Haydn encargada por la cofradía de la Santa Cueva de Cádiz o Elegía, última parte de las Cuatro piezas románticas op. 75 -pequeñas joyas de ensoñador carácter lírico-, de Antonin Dvorak.
Y como cierre, un pasaje de Adagio de la inacabada Décima Sinfonía de Gustav Mahler, obra austera de sonoridades aceradas y cortantes que sirve de recapitulación a una mirada desenfadada hacia el gran repertorio clásico, y exenta de prejuicios y comandada por uno de los músicos de referencia de nuestro tiempo.
Gidon Kremer ha desarrollado una relación insólita y especial con el virtuoso dúo musical y teatral Igusdeman & Joo, dúo que ha alcanzado una gran popularidad tras obtener hasta la fecha quince millones de “hits” en el foro de Internet Youtube. Gidon Kremer y Igudesman & Joo muestran al público episodios de la vida de un músico, algunos absurdamente reales, otros completamente inventados…
La historia empieza en la escuela y nos transporta a las aulas donde un profesor obliga a sus estudiantes a cruzar las fronteras entre distintos estilos de música. Consigue así que toda la orquesta toque danzas irlandesas y transforme a Bach en Astor Piazzolla. Nuestra historia termina en el estudio de grabación donde un entusiasta productor de discos aterroriza a los artistas con sus ideas de marketing.
Dentro de esta locura todo el mundo quiere ser Gidon Kremer. Los músicos le imitan, e incluso se hacen pasar por él. Un tema de fondo es el cine y algunas obras legendarias arregladas de forma innovadora por compositores como Ennio Morricone y Nino Rota.
Vivimos en una época en la que la economía de mercado tiraniza al arte. La calidad de una obra es juzgada por el volumen de sus ventas. Todos miramos de reojo las estadísticas de ventas, el lugar que ocupa en la lista de los más vendidos y la presencia en los medios de comunicación. Cuanto más popular, mejor… ¡Todo el mundo quiere ser una gran estrella!
Como consecuencia, demasiado a menudo todos perdemos de vista el verdadero significado de la música: la inspiradora unión de los sentimientos y la razón, la expresión más íntima y profundamente emocional del alma.
Ser Gidon Kremer lanza una mirada crítica y divertida a la música clásica a través de una lupa. Viéndola tan de cerca esperamos poder conseguir una saludable distancia de todas las formas de “empobrecimiento” comercial.
Entre los compositores de los cuales escucharéis obras maestras, o fragmentos de ellas, se encuentran Bach, Chaplin, Dvorak, Dunayevski, Haydn, Igudesman, Joo, Kupkovic, Mahler, Mozart, Piazzolla, Prokofiev, Rochberg, Rota, Schnittke, Schostakowitsch, J. Strauss.
Para un músico del prestigio internacional de Gidon Kremer la difusión de la música clásica a un público lo más amplio posible es objetivo ineludible. De ahí que en su trabajo con la Kremerata Báltica lidere proyectos al margen de los conciertos más estandarizados en la convicción de que lo que entendemos por música culta también tiene una lectura divertida que puede servir perfectamente de pórtico de entrada a un mundo diverso más allá de los encorsetados cauces por los que, demasiadas veces, transita. Esta es, sin duda, la premisa inicial para este concierto un tanto diferente en el que Kremer y sus músicos unen fuerzas a las de otros dos peculiares y fantásticos intérpretes para hacer un recorrido estilísticamente asombroso. En la misma la música está arropada por una puesta en escena en la que la luz y otros elementos van encadenando el programa con el propio Kremer y muchas de las músicas que más le han influido a lo largo de su vida como hilos conductores.
La propuesta de Kremer no puede ser más original y genuina. Bajo el título genérico de “Auge y Caída del Músico Clásico” -toda una declaración de principios por su parte y que habla mucho y bien de su sentido del humor- nos presenta una serie de creaciones en las que, como quien no quiere la cosa, se van entremezclando nutridas obras maestras junto a otras quizá menos conocidas por el gran público a primera vista pero perfectamente identificables a través de uno de los canales de difusión musical más omnipresentes del último siglo, el cine. De hecho, el concierto se inicia con uno de los compositores más apreciados de las últimas décadas, tanto en el cine más de autor como en el de difusión más popular, el italiano Ennio Morricone, autor de la banda sonora de filmes de Passolini, Bertolucci, Brian de Palma, Almodóvar o Giuseppe Tornatore. Precisamente la música que Morricone escribió para la película Malena de Tomatore abre la actuación. A lo largo de la misma, con la participación de Aleskey Igudesman y Richard Hyung-ki Joo, se realizará un peculiar recorrido por la historia de la música clásica desde el Barroco hasta nuestros días. Además, varias de las obras que se escucharán están escritas por Igudesman y Joo, que también han realizado peculiares arreglos de otras muy conocidas de autores como Mozart, Bach o Piazzolla -como el Ave Astor/Libertango, Mozart Bond- y otras muy divertidas como Smile de Chaplin. En el itinerario también tiene cabida el universo cinematográfico de Federico Fellini a través de dos de sus grandes películas, La dolce vita y 8 ½, ambas características del estilo neorromántico del célebre compositor romano Nino Rota, autor de algunas de las músicas de referencia de la gran etapa dorada del cine italiano. Conviven con la música de cine obras como Caprice Variations del compositor norteamericano George Rochberg, el tercer movimiento de la Sonata para violín solo, op. 115 de Sergei Prokofiev, un Rondó con brío de forma ternaria, de gran exigencia virtuosística o el Allegretto de la Sonata para violín y piano, op. 13, de Dmitri Shostakovich con arreglos de Tsynman y aquí denominada Scherzo de carácter dramático y enfático, casi una enérgica marcha de intensidad espectacular, que no da tregua al oyente. Y también otras como Terremoto extraídas de las célebres Siete últimas palabras de nuestro Salvador en la Cruz Op. 51 de Joseph Haydn encargada por la cofradía de la Santa Cueva de Cádiz o Elegía, última parte de las Cuatro piezas románticas op. 75 -pequeñas joyas de ensoñador carácter lírico-, de Antonin Dvorak.
Y como cierre, un pasaje de Adagio de la inacabada Décima Sinfonía de Gustav Mahler, obra austera de sonoridades aceradas y cortantes que sirve de recapitulación a una mirada desenfadada hacia el gran repertorio clásico, y exenta de prejuicios y comandada por uno de los músicos de referencia de nuestro tiempo.
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