TERCERA ENTREGA
CINCO: LA FONTE
En Febrero se nos presenta a Juan flagelándose arrodillado mientras enhebra el comienzo del Cantar del alma que se huelga de conocer de conocer a Dios por fe con versos sueltos que integrarán más adelante el Cántico espiritual y la llamada Noche oscura.
Y este villancico extrañamente formulado en endecasílabos utiliza la forma gallega arcaica fonte, que el poeta toma del famoso romance Fonte Frida y con amor, y nos anuncia otra búsqueda que no es más ni menos que la de Eladio Linacero en El pozo: la contemplación purificadora de la gruta sagrada donde tendrá que penetrar el Espíritu Santo para que haya Hombre Nuevo.
Entonces se produce la primera aparición sobrenatural de Ana de Jesús en lo hondo de la ballena: la muchacha se saca mansamente la túnica y espera que el hombre roto la rodee acariciándole apenas la desnudez en una especie de danza que puede ser considerada sin la menor exageración como una de las escenas más eróticas de la historia del cine.
Y antes de desaparecer y cuando él ya le da la espalda ella lo reanima sosteniéndolo y empujándolo para que camine y después comprobamos que le dejó la túnica vestal, la vestidura impregnada de fecundidad, en el piso de la celda.
Juan ya puede poseer la irradiación espejismal del arcoiris y empezar a apartar los lastres mundanales para empezar el vuelo.
Según lo explica el propio Jung, lo que se produce en esta alucinación inventada por Saura para el santico, es una trasmutación alquímica:
Para librar al alma de sus trabas y su enturbamiento, sus dos orígenes, su forma esencial y su “materia”, deben desprenderse de sus vinculaciones toscas y superficiales. Es como si el espíritu y el alma se separasen para, después del divorcio, volver a casarse. La materia amorfa se pone al fuego, se funde, se purifica, para finalmente, concretarse en la imagen de un perfecto cristal.
La forma “refundida” del alma se aparta aún del espíritu que todo lo abarca: todavía pertenece a la existencia limitada; pero, por así decirlo, se deja penetrar por la luz del espíritu que todo lo invade y se encuentra en comunicación viva con la materia prima de todas las almas. (…) Esto se debe a que la alquimia se funda en una contemplación puramente cosmológica y, por tanto sólo puede referirse al ultracósmico Ser de Dios de modo indirecto (subrayamos nosotros). Sin embargo, dado que la realización alquímica puede representar una etapa del camino que conduce a su objetivo supremo, ha sido incorporada a la mística cristiana y a la islámica. La transformación alquímica pone al medio del conocimiento humano en contacto inmediato con el divino rayo de luz que, irresistiblemente, tira del alma hacia arriba para hacerla gustar por anticipado del reino de los cielos.
Y esta refundición y posesión simbólica de la ella imprescindible que inventa el cineasta es un punto de articulación narrativo que, insistimos, ya había explorado Onetti en 1939, cuando los lectores decentes de El pozo lo acusaron de degenerado.
En Febrero se nos presenta a Juan flagelándose arrodillado mientras enhebra el comienzo del Cantar del alma que se huelga de conocer de conocer a Dios por fe con versos sueltos que integrarán más adelante el Cántico espiritual y la llamada Noche oscura.
Y este villancico extrañamente formulado en endecasílabos utiliza la forma gallega arcaica fonte, que el poeta toma del famoso romance Fonte Frida y con amor, y nos anuncia otra búsqueda que no es más ni menos que la de Eladio Linacero en El pozo: la contemplación purificadora de la gruta sagrada donde tendrá que penetrar el Espíritu Santo para que haya Hombre Nuevo.
Entonces se produce la primera aparición sobrenatural de Ana de Jesús en lo hondo de la ballena: la muchacha se saca mansamente la túnica y espera que el hombre roto la rodee acariciándole apenas la desnudez en una especie de danza que puede ser considerada sin la menor exageración como una de las escenas más eróticas de la historia del cine.
Y antes de desaparecer y cuando él ya le da la espalda ella lo reanima sosteniéndolo y empujándolo para que camine y después comprobamos que le dejó la túnica vestal, la vestidura impregnada de fecundidad, en el piso de la celda.
Juan ya puede poseer la irradiación espejismal del arcoiris y empezar a apartar los lastres mundanales para empezar el vuelo.
Según lo explica el propio Jung, lo que se produce en esta alucinación inventada por Saura para el santico, es una trasmutación alquímica:
Para librar al alma de sus trabas y su enturbamiento, sus dos orígenes, su forma esencial y su “materia”, deben desprenderse de sus vinculaciones toscas y superficiales. Es como si el espíritu y el alma se separasen para, después del divorcio, volver a casarse. La materia amorfa se pone al fuego, se funde, se purifica, para finalmente, concretarse en la imagen de un perfecto cristal.
La forma “refundida” del alma se aparta aún del espíritu que todo lo abarca: todavía pertenece a la existencia limitada; pero, por así decirlo, se deja penetrar por la luz del espíritu que todo lo invade y se encuentra en comunicación viva con la materia prima de todas las almas. (…) Esto se debe a que la alquimia se funda en una contemplación puramente cosmológica y, por tanto sólo puede referirse al ultracósmico Ser de Dios de modo indirecto (subrayamos nosotros). Sin embargo, dado que la realización alquímica puede representar una etapa del camino que conduce a su objetivo supremo, ha sido incorporada a la mística cristiana y a la islámica. La transformación alquímica pone al medio del conocimiento humano en contacto inmediato con el divino rayo de luz que, irresistiblemente, tira del alma hacia arriba para hacerla gustar por anticipado del reino de los cielos.
Y esta refundición y posesión simbólica de la ella imprescindible que inventa el cineasta es un punto de articulación narrativo que, insistimos, ya había explorado Onetti en 1939, cuando los lectores decentes de El pozo lo acusaron de degenerado.
SEIS: LA ENDEMONIADA
El ánima -o contrafigura sexual interna o femineidad interior que completa al varón- puede verse proyectada en modelos de carne y hueso o también en los sueños, representada por imágenes que van desde la prostituta seductora y el hada numínica a la guía espiritual.
Y es en Marzo que Saura, recurriendo a una invasión de manos trepadoras que le arañan el pecho al Juan soñante con una espectralidad digna del pater Buñuel, hace emerger a la hembra rapiñera parada frente a la cama. Esta otra ella es la portadora de las tentaciones que le imprimen los Calzados al santico para que abandone la reforma teresiana.
Y la actriz que representa a la predadora es la misma que encarnó a Ana de Jesús y también la que levitará en la aparición final de la Virgen en la celda, ordenando la fuga. Este recurso de unicidad actoral con variables simbolizará magistralmente las mutaciones del ánima que nos obligan a elegir la salvación o la autodestrucción a la que nos puede arrastrar el enganche con el Eros.
San Juan de la Cruz tuvo dos carceleros durante su prisión, pero Saura nos presenta siempre al segundo, al guardián-ángel que ahora aparece de madrugada a despertar al hombre ensangrentado que en un primer momento reacciona como un poseso rabioso y después de calmarse termina por contarle una experiencia donde fue derrotado por el demonio.
La base del caso es verídica y transcurrió en el convento de la Encarnación en Ávila, donde una monja agustina que entró a los cinco años y llegó a dominar completamente las Escrituras sin haber recibido ninguna enseñanza, hizo un pacto de sangre infantil con el predator y terminó ofreciendo un espectáculo masturbatorio perpetuo que el aterrorizado director de almas trató de exorcizar por orden de la Inquisición.
Según los testimonios históricos la curó, pero el cineasta utiliza la historia para hacer alucinar al santico, en un tercer flashback realmente repulsivo, con su propia figura practicándole sexo oral por debajo de la colcha a la muchacha histérica.
Y enseguida le aclara al conmovidísimo carcelero: Pero esta noche el demonio me ha dado fuerzas para vencerle y ha huido con el rabo entre las patas.
En ningún momento se aclara por qué siente que el mismo demonio le dio fuerzas durante el sueño que le hizo despellejarse el pecho a uñazo limpio, pero parece evidente que la rapiñera fue desplazada definitivamente por su gemela con irradiación de altar. Y cuando el carcelero le pregunta si puede ayudarlo en algo Juan asume cuál es el verdadero recurso que le queda para pelear contra el barrial del mundo y le pide pluma, papel y tinta: Quisiera escribir unas coplillas que me andan por la cabeza.
El rollo poético ya era inaguantable. Quiero escribir pero me sale espuma, para hablarlo en Vallejo. Unos días antes, en plena tortura psíquica de los viernes y frente al inquisidor calzado que ya lo amenazaba directamente con la muerte, lo único que había atinado a responder fue: Gocémonos Amado / y entremos más adentro en la espesura / do mana el agua pura.
El ánima -o contrafigura sexual interna o femineidad interior que completa al varón- puede verse proyectada en modelos de carne y hueso o también en los sueños, representada por imágenes que van desde la prostituta seductora y el hada numínica a la guía espiritual.
Y es en Marzo que Saura, recurriendo a una invasión de manos trepadoras que le arañan el pecho al Juan soñante con una espectralidad digna del pater Buñuel, hace emerger a la hembra rapiñera parada frente a la cama. Esta otra ella es la portadora de las tentaciones que le imprimen los Calzados al santico para que abandone la reforma teresiana.
Y la actriz que representa a la predadora es la misma que encarnó a Ana de Jesús y también la que levitará en la aparición final de la Virgen en la celda, ordenando la fuga. Este recurso de unicidad actoral con variables simbolizará magistralmente las mutaciones del ánima que nos obligan a elegir la salvación o la autodestrucción a la que nos puede arrastrar el enganche con el Eros.
San Juan de la Cruz tuvo dos carceleros durante su prisión, pero Saura nos presenta siempre al segundo, al guardián-ángel que ahora aparece de madrugada a despertar al hombre ensangrentado que en un primer momento reacciona como un poseso rabioso y después de calmarse termina por contarle una experiencia donde fue derrotado por el demonio.
La base del caso es verídica y transcurrió en el convento de la Encarnación en Ávila, donde una monja agustina que entró a los cinco años y llegó a dominar completamente las Escrituras sin haber recibido ninguna enseñanza, hizo un pacto de sangre infantil con el predator y terminó ofreciendo un espectáculo masturbatorio perpetuo que el aterrorizado director de almas trató de exorcizar por orden de la Inquisición.
Según los testimonios históricos la curó, pero el cineasta utiliza la historia para hacer alucinar al santico, en un tercer flashback realmente repulsivo, con su propia figura practicándole sexo oral por debajo de la colcha a la muchacha histérica.
Y enseguida le aclara al conmovidísimo carcelero: Pero esta noche el demonio me ha dado fuerzas para vencerle y ha huido con el rabo entre las patas.
En ningún momento se aclara por qué siente que el mismo demonio le dio fuerzas durante el sueño que le hizo despellejarse el pecho a uñazo limpio, pero parece evidente que la rapiñera fue desplazada definitivamente por su gemela con irradiación de altar. Y cuando el carcelero le pregunta si puede ayudarlo en algo Juan asume cuál es el verdadero recurso que le queda para pelear contra el barrial del mundo y le pide pluma, papel y tinta: Quisiera escribir unas coplillas que me andan por la cabeza.
El rollo poético ya era inaguantable. Quiero escribir pero me sale espuma, para hablarlo en Vallejo. Unos días antes, en plena tortura psíquica de los viernes y frente al inquisidor calzado que ya lo amenazaba directamente con la muerte, lo único que había atinado a responder fue: Gocémonos Amado / y entremos más adentro en la espesura / do mana el agua pura.
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