domingo

HÉCTOR GARBARINO: UNA VISIÓN DE LA LOCURA Y LA MUERTE [última entrega]


(reportajes recuperados)


LA TEORÍA DEL SER Y EL PROBLEMA DE LA MÍSTICA


Usted habló al comienzo de que podía haber un enlace del ser con la mística.

Nosotros hemos estudiado a la mística especialmente. Freud se ocupó de ella en los últimos años de su vida: decía que era la autopercepción del ello más allá del yo (este más allá del yo es lo que nosotros posteriormente desarrollamos con el narcisismo del ser). Pero Freud cae en una contradicción, ya que el ello no se puede percibir a sí mismo. Nosotros proponemos al ser, como el órgano capaz de percibir al ello ilimitado. En cuanto a los místicos, todos ellos hacen esfuerzos para anular el yo. Tanto los orientales como los occidentales creen que esa es la única forma de acercarse a Dios o al Todo, de ponerse en continuidad con él y salirse de este mundo.

¿Tenemos un nuevo hombre en el consultorio psicoanalítico?

Habría que hablar no de un hombre sino de distintos tipos de hombres. El hombre neurótico es una cosa y el hombre con patología narcisista es otra. Para el primero la teoría freudiana sigue válida pero no es así para el hombre psicótico. Para dar cuenta de eso es que creamos la teoría del ser. Freud tuvo la sagacidad, que aprendió de Breuer, de escuchar a la histeria que en su momento era la patología por excelencia. Hicieron de la histeria una ciencia. Ahora creo que es necesario saber escuchar a los enfermos graves, sin pensar que dicen irrealidades. No digo que no exista el delirio, pero sí que hay muchos aspectos que llamamos delirantes porque no los entendemos. El psicótico entra en otras realidades, que debemos imaginar para poder entenderlas: si lo hiciéramos, aprenderíamos mucho más de la psicosis.

Siempre me impresionó lo que decía Schreber: “¿Quién me iba a decir a mí que las sensaciones que experimentamos no son ciertas?”. Tenía razón, porque la psicosis los hace experimentar sensaciones en su cuerpo que después se traducen, no es que las inventen.

Últimamente hemos estado estudiando la melancolía. Una paciente me decía: “Como, y no soy yo quien come. Me parece que no tengo paladar porque no siento el gusto: no tengo paladar”. Se dice, cuando se oye esto, que se trata de un delirio de negación, porque niega el paladar, porque lo que dice es que no tiene gusto a las cosas, a causa de su patología. Experimenta un desmantelamiento de las sensaciones porque su yo está limitado, aplanado. No hay representaciones de sí que den cuenta de que está comiendo. Conserva la función de comer, pero como dice Lisardo Valdez, es una función “sin sentidor”. Adelantamos mucho si escuchamos al paciente psicótico, que nos muestra la transformación del tiempo y el espacio que experimenta.

¿Qué es lo que caracteriza a estas patologías graves?

Lo que más las define es la angustia de no ser, provocada por la posibilidad de que la urdimbre básica que nos conecta y nos sostiene pueda desmantelarse, cayendo el sujeto en aquel sentimiento oceánico.

¿Está hablando de la pérdida del yo?

No, esto es algo más. El no ser lleva a la despersonalización, que provoca una angustia mucho más llevadera. La angustia de no ser es de las más terribles, son las angustias impensables de que hablaba Winnicot. Es la angustia de la destrucción interna. Un agujero en el ser que el delirante trata de volver a tejer con el delirio. La nuestra es una teoría aproximativa que en el futuro será superada. Creemos que tiene su aporte en este momento. Toda teoría apunta a establecer nuevas conexiones para lo cual se debe hacer un salto con respecto a la teoría anterior. Nuestra teoría del ser sería imposible sin la presencia de tantos otros, comenzando por Freud. A mí me ha interesado mucho la música y los espacios en los que se desarrolla. También me interesa la física. Einstein decía que una ciencia crece y se fecunda a punto de partida de otras ciencias. A Freud el mecanismo newtoniano le permitió hacer una teoría psicoanalítica que aún hoy perdura para la neurosis. La física de hoy es otra, es la cuántica, la de la relatividad. Nos plantea otros problemas, está mucho más interesada en la relación del hombre con el cosmos. Esto constituye un nuevo golpe narcisista. El primero tal vez haya sido el descubrimiento por Copérnico de que la tierra no era el centro del universo. Y Freud consideraba como un nuevo golpe narcisista -posterior a Copérnico y a Darwin- el hecho de que el ser racional se haya sentido dependiente de un inconsciente que lo supera. Hoy día los físicos nos muestran, además, que somos sólo parte de un planeta insignificante y esto es así aunque el narcisismo yoico se resista a creerlo. Hay programas como Cosmos de Sagan que nos dan la medida nuestra, nos ubican. Lo que más caracteriza al hombre es el hecho de que forma parte del universo; haber sido constituido, en sus orígenes, en su formación, a punto de partida de éste. Esto me parece que es la esencia de lo humano y también de las artes, de la creación y de la ciencia también.


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