domingo

38 / LOS VERDUGOS LAS PREFIEREN SANTAS [Milagros de una Puta]


Shirley cerró su cuarto y después de explicarles a los plancha que por esa noche no había más joda se fue a sentar con Enzo Comendatore.
-Che, Paco -sacó de golpe un porrito la chiquilina para ensartárselo en la oreja recién cicatrizada: -Me gustaría hablar a solas con ustedes. ¿Podés dejar al Pescado un rato en la barra?
Y apenas entraron al despacho donde colgaba el Cristo que pintó Leonardo Regusci a los cuatro años empezó a tronar larguísimamente y el cantinero-actor parecido a Zitarrosa suspiró:
-Acá se sigue respirando el perfume de Naná.
-Hablando de Naná -se le pusieron muy colorados los cachetes-aletas al empresario mafioso: -El día que conocí a Chico Buarque en un recital que organizamos en Italia a beneficio de la resistencia uruguaya le pregunté si la Gení de la ópera era un travesti pero se hizo el sordomudo.
-¿No me prestás el saco, Paquito? -prendió el porro ovillándose en el sillón de terciopelo Shirley y Enzo Comendatore le sondeó las rodillas igual que si pensara en chupárselas descuartizadas.
Entonces el hombre engominado a lo Zitarrosa le cubrió la desnudez muy mal defendida por el body color sangre a la puta adolescente y se volvió a sentar reacomodándose la hinchazón de la canana:
-¿Qué precisás, pitufa?
-Ver si sale una transa -casi sonrió la chiquilina invadida por una especie de antifaz estrellado: -Porque no pienso traicionar nunca más a la Virgen que llevo adentro. Y Gení no es un travesti, escribidor. Soy yo. Así que llamá rápido al Juez y a la policía y suspendé el allanamiento donde van a enfardarnos dentro de dos horas.
-No te entiendo.
-Rápido -saltó Shirley para sacar el 38 de Paco y sostenerlo con las dos manos: -A vos te importan un carajo el quilombo y el Laboratorio de Artes. Me querés a mí, loco.
-¿Y vos cómo sabés lo del allanamiento?
-Me lo contó un ángel. ¿O te creés que la arquitectura divina deja de funcionar mientras Satanás se hace la paja con los paraísos truchos?
-Y vos querés jugar a Gení y el zeppelin -le reverberó el congelamiento a Comendatore: -Todo bien.
-Llamá rápido. Y si no te hacen caso te van a quedar los sesos hechos puré contra el cielorraso al estilo Hemingway.
-Tranqui, pitufa.
-Dale, carajo. Hoy Dios me permite todo. ¿Entendiste?
Y después que el ex-asesor de candidatos mesiánicos y actual paperback writer hizo las llamadas y se frotó las manos como un destripador en celo Shirley se persignó entre el cascabelear de otro truenazo y devolvió la pistola y el saco murmurando:
-Toda tuya, verdugo.


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