martes

Jorge Boccanera - palma real [VIII Premio Casa de América de Poesía Americana]


XVII
(FRIDA/ AUTORRETRATO)


La delicada pinta palabrotas, calaveras de azúcar,
pájaros a cuerda.
Hierven los monos en el árbol que canta: “El dolor
no hace hijos, no limpia la cocina, no ve tras la
ventana, no llena vasos”.

Virgen de los Dolores cuida de sus pericos, su
sindicato colosal, su vida de papel maché, cuida
su carcajada, su aeroplano de trapo, sus milagros
de fierro, su gran desobediencia, cuida su venadita
de sarape rojo.

La embadurnada de amarillo se trenza el pelo que le
falta.

No hay miedo en sus pinceles, dice: trágame tierra.

¿Café?: tonos de mole.
Verde oscuro: presagio y malas nuevas.
Solferino es azteca, sangre vieja de tuna.

¿Y lo demás? ¿El gran lago morado? ¿El rosa
buganvilla? ¿La luz tibia?
Amarillo es delirio y camisa de fuerza.
¿Amor? Azul cobalto.
Magenta es como un grito, pero el azul marino es
la distancia.
Negro: los hospitales.

Los monos vibran dentro de los colores, cuando
la muñeca rapada pinta pitahayas y puñales.
Su autorretrato es viento y traje de tehuana,
un espinazo de ceniza, unas alitas de petate.

Junto a la delicada, la pelona toma su tequila.
Sobre un lila de espanto, la calaca, teje la filigrana
del desierto,
dispone sus encajes de púas, aceita su rueda dentada.
Cuando cae la tarde, un rostro envuelto en hojas de

periódico rueda en la gran pecera del bosque.

Y sobre los árboles llovidos de vendajes,
monos desafinados cantan:

“Si Adelita se fuera con otro... ”.

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