para Chico Buarque
Todavía no me dijiste en qué posición querés que te pose -empezó a desnudarse Shirley en el atelier de laTorre / Laboratorio de Artes.
-Es que don Hugo nunca me explicó cómo se hace para depurar un esqueleto tan triste -tardó en confesar el muchacho-hombre de mirada enjoyadamente perruna.
-Muy poético -se sentó en el suelo agarrándose las rodillas la chiquilina con complexión de garza. -Pero tampoco me hagas parecer una anoréxica.
-Lo mejor es que no poses, si no tenés ganas.
-¿Ganas? Ya debe hacer una semana que poner la performance en el pub y trabajar en el quilombo me dan el mismo asco, ¿entendés? Esta mañana leí por cuarta o quinta vez El pozo y te juro que me siento muchísimo peor que Eladio Linacero. Porque en la última página el tipo cierra los ojos y sonríe en paz. Yo eso ni lo concibo.
-Bueno, pitufa. Cuando vos terminaste de pintar el Cristo en la claraboya parecías Franny Glass tirándole un beso al techo.
-Mirá, loco: no sigan echándole la culpa a las pedradas de los guachos de mierda. Y además no se olviden que Gení siempre anduvo enamorada. Y yo estoy desenamorada de todo.
-¿De Dios también?
-Dios es otro todo, Horacio. Tengo frío.
-Vestite, si querés. Tenemos todo el tiempo del mundo.
-Ah. Yo pensé que ibas a depurarme el esqueleto hoy, por lo menos -murmuró Shirley con una devoción lastimante y enseguida chilló: -Y no me hables más del mundo o te escupo. Te juro que te escupo. Dale, loco. Laburá. Todavía no me dijiste en qué putísima posición querés que te pose.
-Una cosita más. ¿Te enteraste que Juana descubrió que el mejor verso de Gení y el Zeppelin está mal traducido?
-¿Otra vez con Chico Buarque? Yo me voy.
-Esperá un poco, carajo. Tené fe y esperá que acaba de empezar a funcionar la arquitectura divina.
-¿Vos sabés que no parece que estuvieras fumado? Armá otro, dale.
-No te pongas estúpida. El asunto es que cuando se dice que Gení es buena como son pocas se está sustituyendo una frase que dice que Gení es un pozo de bondad.
-No me había dado cuenta.
-Casi nadie se da cuenta. Y lo que ahora querría es que poses con las piernas abiertas y pintar eso: lo que le ve Linacero a Ana María en la aventura de la cabaña.
-Si no fueras Horacio pensaría que sos el peor de los degenerados que me banco allá arriba.
-Pero soy un discípulo de don Hugo y lo que quiero es pintar a Nuestra Señora penetrada por la PAX-LUX del Espíritu Santo.
Entonces la muchacha se tiró boca arriba para ofrecer su tajo y los ojos se le pusieron más dorados que el vellocino.
-Es que don Hugo nunca me explicó cómo se hace para depurar un esqueleto tan triste -tardó en confesar el muchacho-hombre de mirada enjoyadamente perruna.
-Muy poético -se sentó en el suelo agarrándose las rodillas la chiquilina con complexión de garza. -Pero tampoco me hagas parecer una anoréxica.
-Lo mejor es que no poses, si no tenés ganas.
-¿Ganas? Ya debe hacer una semana que poner la performance en el pub y trabajar en el quilombo me dan el mismo asco, ¿entendés? Esta mañana leí por cuarta o quinta vez El pozo y te juro que me siento muchísimo peor que Eladio Linacero. Porque en la última página el tipo cierra los ojos y sonríe en paz. Yo eso ni lo concibo.
-Bueno, pitufa. Cuando vos terminaste de pintar el Cristo en la claraboya parecías Franny Glass tirándole un beso al techo.
-Mirá, loco: no sigan echándole la culpa a las pedradas de los guachos de mierda. Y además no se olviden que Gení siempre anduvo enamorada. Y yo estoy desenamorada de todo.
-¿De Dios también?
-Dios es otro todo, Horacio. Tengo frío.
-Vestite, si querés. Tenemos todo el tiempo del mundo.
-Ah. Yo pensé que ibas a depurarme el esqueleto hoy, por lo menos -murmuró Shirley con una devoción lastimante y enseguida chilló: -Y no me hables más del mundo o te escupo. Te juro que te escupo. Dale, loco. Laburá. Todavía no me dijiste en qué putísima posición querés que te pose.
-Una cosita más. ¿Te enteraste que Juana descubrió que el mejor verso de Gení y el Zeppelin está mal traducido?
-¿Otra vez con Chico Buarque? Yo me voy.
-Esperá un poco, carajo. Tené fe y esperá que acaba de empezar a funcionar la arquitectura divina.
-¿Vos sabés que no parece que estuvieras fumado? Armá otro, dale.
-No te pongas estúpida. El asunto es que cuando se dice que Gení es buena como son pocas se está sustituyendo una frase que dice que Gení es un pozo de bondad.
-No me había dado cuenta.
-Casi nadie se da cuenta. Y lo que ahora querría es que poses con las piernas abiertas y pintar eso: lo que le ve Linacero a Ana María en la aventura de la cabaña.
-Si no fueras Horacio pensaría que sos el peor de los degenerados que me banco allá arriba.
-Pero soy un discípulo de don Hugo y lo que quiero es pintar a Nuestra Señora penetrada por la PAX-LUX del Espíritu Santo.
Entonces la muchacha se tiró boca arriba para ofrecer su tajo y los ojos se le pusieron más dorados que el vellocino.
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