2 / EL FIN DEL MACROCOSMOS (3)
Y cuando Jesús estaba en el Monte de
los Olivos, sus discípulos vinieron a preguntarle: “Dinos cuándo será todo esto
y cuál es la señal de tu venida y de la consumación del mundo. Jesús les
respondió: Cuidad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, y
dirán: Yo soy el Mesías, y engañarán a muchos. Oiréis hablar de guerras y de
rumores guerreros; pero no os turbéis, porque es preciso que esto suceda, mas
no es aun el fin. Se levantarán nación contra nación y reino contra reino, y
habrá hambres y terremotos en diversos lugares; pero todo esto es el comienzo de
los dolores.
Entonces os entregarán a los tormentos
y os matarán, y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre.
Entonces se escandalizarán muchos y unos a otros se harán traición y se
aborrecerán; y se levantarán muchos falsos profetas que engañarán a muchos, y
por el exceso de la maldad se enfriará la caridad de muchos, mas el que perseverare
hasta el fin, ese será salvo. Será predicado este evangelio del reino en el
todo el mundo, testimonio para todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
Cuando viéreis, pues, la abominación de
la desolación predicha por el profeta Daniel en el lugar santo (el que leyere
entienda), entonces los que están en Judea huyan a los montes, el que esté en
el terrado no baje a tomar nada de su casa y el que esté en el campo no vuelva
atrás en busca del manto. ¡Ay de las que están encintas y de las que críen en
aquellos días! Orad para que vuestra huida no tenga lugar en invierno ni en
sábado.
Porque habrá entonces una tan gran
tribulación cual no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la
habrá, y, si no acortasen aquellos días, nadie se salvaría, mas por el amor de
los elegidos se acortarán los días aquellos. Entonces, si alguno os dijere:
Aquí está el Mesías, no le creáis, porque se levantarán falsos mesías y falsos
profetas, y obrarán grandes señales y prodigios para inducir al error, si
posible fuera, aun a los mismos elegidos. Mitad que os lo digo de antemano. Si
os dicen, pues: Aquí está, en el desierto; no salgáis; aquí está, en un
escondite, no lo creáis, porque como el relámpago que sale del oriente y brilla
hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre. Donde está el
cadáver, allí se reúnen los buitres.
Luego, enseguida, después de la
tribulación de aquellos días, se oscurecerá el sol, y la luna no dará su luz, y
las estrellas caerán del cielo, y las columnas del cielo se conmoverán.
Entonces aparecerá el estandarte del Hijo del hombre en el cielo, y se
lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre venir
sobre las nubes del cielo con poder y majestad grande. Y enviará sus ángeles
con poderosas trompetas y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, desde
un extremo del cielo hasta el otro… De aquel día y aquella hora nadie sabe, ni
los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.” (12)
Notas
(12) Mateo, 24:3-36.
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