miércoles

ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (89) - M. BAJTIN


 EL PROBLEMA DEL AUTOR (8)

 

3 / 5 La sustitución del contexto axiológico del autor por el contexto literario

 

La forma no puede tener como referente a uno mismo; al hacerlo nos volvemos otros con respecto a nosotros mismos, o sea, dejamos de ser nosotros, de vivir a partir de nosotros mismos, llegamos a ser poseídos por el otro; por lo demás, una referencia semejante (no exactamente, por supuesto) en todos los dominios del arte con la excepción de algunos géneros líricos y de la música, destruye la importancia y el peso valorativo de la forma: además, de este modo no se puede profundizar y ampliar la contemplación artística: en seguida se manifiestan la falsedad, y la percepción se vuelve pasiva y decaída. En un acontecimiento artístico participan dos: uno es real pasivamente, otro es activo (el autor-contemplador); la desaparición de uno de los participantes destruye el acontecimiento artístico, y nos queda tan sólo una ilusión del acontecimiento artístico que es una falsedad (una mentira artística de uno mismo); un acontecimiento artístico resulta irreal porque no se ha cumplido verdaderamente. La objetividad artística es una bondad, y esta no puede dejar de tener objeto, no puede estar suspendida en el vacío, y se le debe oponer valorativamente el otro. Algunos géneros del arte se dice que no tienen objeto (ornamento, arabesco, música); esto es correcto en el sentido de que en ellos no hay un contenido objetual definido, pero por supuesto existe el objetivo en nuestro sentido, el objetivo que les confiere una objetividad artística. Percibimos la resistencia de una conciencia potencial puramente vital e inconclusa desde el interior de la música, y sólo por eso percibimos la fuerza y el peso valorativo de la música apreciando su avance como el triunfo y la superación: pero mortal y de carácter ético-cognoscitivo (la infinitud penitente, la posibilidad de una inquietud eterna, fundamental y recta), percibimos también el gran privilegio del acontecer: el de ser otro, el de encontrarse fuera de otra conciencia potencial, el de su propia posibilidad que dona, resuelve y concluye, el de su propia fuerza normal realizable estéticamente; creamos una forma musical no en el acto valorativo ni tampoco en medio de otras formas musicales (una música entre otra música), sino en el acontecer de la vida, y sólo esta circunstancia le confiere seriedad, significado y peso del evento. (Un arabesco de estilo puro; detrás de un estilo siempre percibimos un alma potencial.) Así, pues, en un arte no objetual hay contenido, es decir, una intensidad resistente del acontecer de una vida potencial, pero indefinida e indiferenciada objetualmente.

 

De este modo, la forma no tiene un significado sólo dentro de un mundo de formas. El contexto de valores en que se realiza y cobra sentido una obra literaria no es sólo contexto literario. Una obra de arte debe sugerir la realidad valorativa y eventual del héroe. (La psicología viene a ser un momento igualmente técnico, falto de un carácter de acontecer.)

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