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JOSEPH CAMPBELL - EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (152) Psicoanálisis del mito

 1 / EL FIN DEL MICROCOSMOS (1)

 

El poderoso héroe de las fuerzas extraordinarias -el que puede levantar el Monte Govardhan con un solo dedo, y llenarse con la gloria terrible del Universo- es cada uno de nosotros: no el ser físico que se refleja en el espejo, sino el rey que está en su interior. Krishna declara: “Yo soy el que se asienta en el corazón de todas las creaturas. Soy el principio, el medio y el final de todos los seres.” (1) Este es precisamente el sentido de las plegarias por los muertos, en el momento de la disolución personal: que el individuo debe ahora retornar al momento de su conocimiento prístino de la divinidad creadora del mundo que durante su vida se refleja dentro de su propio corazón.

 

“Cuando el individuo se debilita -sea porque llegue a la debilidad por la edad o por la enfermedad-, se libera de sus miembros como un mango o una higuera se libera de su vínculo, y luego se apresura a volver a la vida, de acuerdo con la entrada y el lugar de origen. Así como los nobles, los policías, los cocheros, los jefes de los pueblos esperan con comida, bebida y alojamiento al rey que viene y gritan: ‘¡Aquí viene! ¡Aquí viene!’, así esperan todas las cosas a aquel que ha adquirido el conocimiento y gritan: ‘¡Aquí viene el Imperecedero! ¡Aquí viene el Imperecedero!’” (2)

 

Esta idea puede encontrarse en los textos funerarios del antiguo Egipto, en que el muerto se refiere a sí mismo como un solo ser con Dios:

 

Yo soty Atum, el que estaba solo;

Soy Re, en su primera aparición.

Soy el Gran Dios, generador de sí,

El que inventó sus nombres, el señor de los dioses,

Al que nadie se acerca entre los dioses.

Ayer existí, conozco el mañana.

El campo de batalla de los dioses se hizo cuando yo hablé.

Y sé el nombre del Gran Dios que está allí.

“Alabanza de Re”, es su nombre.

Yo soy el gran Fénix que está en Heliópolis. (3)

 

Pero, como en la muerte del Buddha, la fuerza para remontarse a través de las épocas de la emanación depende del carácter del hombre cuando vivía. Los mitos hablan de una prodigiosa jornada del alma con obstáculos que deben ser sobrepasados. Los esquimales de Groenlandia enumeran una marmita hirviendo, un hueso pélvico, una gran lámpara ardiente, guardianes monstruosos y dos rocas que se entrechocan y se abren. (4) Esos elementos son rasgos normales del folklore popular mundial y de la leyenda heroica. Los hemos estudiado antes en nuestro capítulo de “La aventura del Héroe”. Y han recibido el más elaborado y significativo desarrollo en la mitología de la última jornada del alma.

 

Notas 

(1) Bhagavad Gita, 10: 20.

(2) Brihadaranyaka Upanishad, 4. 3. 36-37.

(3) James Henry Breasted, Development of Religion and Thought in Egypt (Nueva York, Charles Scribner’s Sons, 1912), p. 275. Comparar con el poema de Taliesin, pp. 220-221, supra.

(4) Franz Boas, Race, Language, and Culture (Nueva York, 1940), p. 514. Ver supra, pp. 95-96.

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