4 / EL HÉROE COMO AMANTE (2)
La residencia de Scathach estaba en una
isla, y a esta isla sólo podía llegarse por un peligroso puente: tenía los dos
extremos bajos y la parte del medio alta, y cuando alguien pisaba una de las
puntas la otra se levantaba y lo tiraba de espaldas. Cuchulainn cayó tres
veces. Se enfureció. Tomó impulso y dio un salto de héroe, como un salmón, y
cayó en medio del puente; el otro extremo todavía no se había levantado cuando
llegó a él; desde él brincó y llegó al suelo de la isla.
La mujer guerrera Scathach tenía una
hija -como suele pasar con los monstruos- y esta joven, en su soledad, nunca
había contemplado nada que se aproximara a la belleza de ese joven que llegó
por el aire a la fortaleza de su madre. Cuando hubo escuchado cuál era el
proyecto del joven, le descubrió cuál era la mejor manera de persuadir a su
madre para que le enseñara los secretos de valor sobrenatural. Debería
acercarse con su salto de salmón al gran tejo donde Scathach estaba instruyendo
a sus hijos, ponerla la espada entre los pechos, y debería hacer su petición.
Cuchulainn, siguiendo sus
instrucciones, logró familiarizarse con los recursos de la hechicera-guerrera,
casarse con su hija sin pagar la dote, conocer su futuro y tener relaciones
sexuales con ella misma. Permaneció allí un año, durante el cual asistió a una
gran batalla contra la amazona Aife, con quien engendró un hijo. Finalmente,
después de matar a una bruja que le disputaba una estrecha vereda a la orilla
de un precipicio, marchó hacia su hogar en Irlanda.
Tuvo todavía otra aventura de guerra y
de amor, y regresó para encontrar a Forgall el Astuto todavía predispuesto en
su contra. Esta vez decidió raptar a su hija y se casaron en la corte del rey.
La aventura en sí misma le había dado la capacidad de aniquilar toda oposición.
El único fue que su tío Conchobar, el rey, consumó sobre la desposada su
prerrogativa real antes de que ella pasara oficialmente al novio. (27)
El motivo del trabajo difícil como
requisito previo al lecho nupcial ha regido los hechos del héroe en todos los
tiempos y en todo el mundo. En las historias de este tipo el padre representa
el papel de Soporte o Garra; la solución astuta de la tarea llevada a cabo por
el héroe equivale a matar al dragón. Las pruebas impuestas son difíciles por
encima de toda medida. Parecen representar la absoluta negación, por parte del
padre ogro, a permitir que la vida siga su camino; sin embargo, cuando aparece
un candidato adecuado, ninguna de las tareas del mundo está por encima de su
habilidad. Auxiliares imprevistos, milagros en el tiempo y en el espacio,
apoyan su proyecto; el destino mismo (la doncella) presta ayuda y muestra el
punto débil del sistema paterno, Barreras, grilletes, abismos, murallas de toda
clase se disuelven ante la presencia autoritaria del héroe. El ojo del héroe
vencedor percibe inmediatamente la grieta en toda la fortaleza con que se topa,
y de un golpe la ensancha.
El más elocuente y profundo de los
elementos de esta pintoresca aventura de Cuchulainn es el de la vereda única e
invisible que fue abierta para el héroe por medio de la rueda y de la manzana.
Esto debe leerse como algo simbólico e instructivo del milagro del destino.
Para el hombre que no se deja llevar por los sentimientos que emanan de las
superficies de lo que ve, sino que responde valerosamente a la dinámica de su
propia naturaleza -para el hombre que es, como dice Nietzsche: “Una rueda que
gira por sí misma”-, las dificultades se disuelven y caminos imprevisibles se
abren ante él.
Notas
(27) The Wooing of Emer, síntesis de la traducción de Kuno Meyer, en E. Hull, op. cit., pp. 57-84.
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