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IDEA VILARIÑO - LAS LETRAS DE TANGO

 

PRIMERA ENTREGA

 

PRÓLOGO DEL EDITOR

 

No es casual la aparición de esta obra en las actuales circunstancias. El tango que no es folklore, por carecer de la condición sine que non que es la anonimia, está por serlo. Ya estamos viendo al tango con una cierta perspectiva de cosa tradicional.

 

La profesora Idea Vilariño, que a su condición de poetisa suma la de crítica, ha abordado el estudio de las letras de tango con método y un criterio que son propios de la praxis del folklore.

 

El presente trabajo, por ser el primero dentro de la especialidad, no será definitivo, pero en cambio es el que ha señalado el rumbo y ha sentado un criterio especulativo y una perspectiva metodológica para analizar literaria, sociológica y lingüísticamente las letras de tango.

 

Existe una seria dificultad, como la autora lo ha señalado, para analizar las letras de tango. Es la falta de repertorios o colecciones sistematizados. El trabajo de catalogación y clasificación debe ser previo a su análisis o estudio.

 

Idea Vilariño nos da, además de un trabajo doctrinario y especulativo, una antología de letras sistemáticamente clasificadas.

 

INTRODUCCIÓN

 

Me siento ufano de criollismo cuando veo que la más universal creación sudamericana ha trascendido de la Rambla del Centro: el Cabaret-Tango.

José Enrique Rodó (1)

 

Proponerse el estudio del tango en tanto que literatura implica dos sobreentendidos: el de su importancia y el de su valor como hecho expresivo. Parece inútil esclarecer la primera. El tango desbordó pronto sus estrechas fronteras primitivas, su ámbito rioplatense, para afirmarse en Uruguay y Argentina en escala nacional como un ingrediente cultural vivo e insoslayable. Y no se detiene ahí: desde el momento muy temprano en el que, como dice Vega, París lo lanza y lo universaliza, el tango se incrusta de manera perdurable en todo el mundo de habla española, en especial en América Latina. Es entonces para ella lo que el jazz para la América de habla inglesa. Y, si bien es cierto que ese primer impacto fue, naturalmente, el de la música y la danza, no hay duda de que su permanencia, su vigencia actual se deben, en mayor medida, a su letra.

 

Del hecho estético se hablará después. Aclaremos sí, ahora, que hay que buscarlo a cierto nivel. En materia de letras se nos inflige todo, y tratándose un material comerciable ese todo comprende una buena parte de productos torpes, inauténticos o groseros, impuestos por modos y razones que no tienen que ver con sus méritos. La discriminación se hace, por otra parte, con toda poesía, con todo arte, que nos ocupan sólo a partir de un mínimo de calidad.

 

El tango está justificado, explicado, por sus mejores obras, por aquéllas excepcionales que sólo tienen parangón en alguna vieja letra de jazz, en algún negro spiritual, en el cante, porque tocan el pobre dolor, la vulgar miseria del hombre, porque hablan de las cosas de la vida, patéticas, sucias, desamparadas, ridículas; pero al lado de las piezas más hondas hay todo un mundo de obras eficaces o atractivas, que cantan bien y que van quedando en la memoria popular acrecentando lenta pero irresistiblemente el caudal increíble -son miles de letras- que ella atesora.

 

En las páginas que siguen citamos ejemplos tomados en todos los niveles de habilidad, inspiración e incluso de alfabetismo, desinteresándonos de la indigencia de vocabulario, las faltas de concordancia, de pobrezas varias, con tal que expresen lo que buscan, que digan, trasmitan bien su objeto. Así, al mismo tiempo, se da una idea cabal, un espectro más amplio de esa masa diversa.

 

Por otra parte, y pese al título y al objeto de esta obra, esos ejemplos no se buscarán exclusivamente en las letras de tango. El vals criollo y la milonga convivieron y coincidieron con él en forma tan extrema que no puede separárseles. Compositores, orquestas, cantores, ambientes, público, fueron y son comunes; las antologías los recogen indistintamente; las audiciones de tango las mezclan. Podría observarse que esos autores, orquestas y cantores cultivaron también en su momento el pasodoble, el fado, el foxtrot; pero mientras éstas fueron compañías superficiales y momentáneas, el vals y la milonga estuvieron ligados al tango desde su origen y nunca se separaron de él. Es cierto que no hay una confusión total. El vals, por ejemplo, venía de una tradición romántica, de sentimientos delicados y lenguaje cuidado, y los hombres de tango respetaron eso reservándolo casi siempre para sus letras más finas y sentimentales.

 

Se citarán también algunos estilos, canciones, etc., cuando sus caracteres o motivos coincidan con los del tango, puesto que, en alguna medida, entran en el cuadro.

 

En cuanto al ordenamiento de los versos, no siempre será el que quiso el autor. Para unificar el criterio, puesto que a veces citaremos con texto a la vista y a veces de memoria, los dividiremos según se cantan.

 

No está demás prevenir al lector acerca de la desventaja en que se ven estas letras al presentarse separadas, despojadas de su música. Falta aquí esa complicidad esencial que las une indisolublemente. Se dirá que si fueran muy buenas lucirían de todos modos: y no; ésta es poesía que nace cantada, al servicio de una música y contando con esa música. En todos los casos se puede estar seguro de que la canción real es mucho mejor que su descarnada palabra en el papel.

 

Montevideo, 1962.

 

Notas 

(1) JOSÉ ENRIQUE RODÓ, El camino de Paros, Barcelona, Ed. Cervantes, 1928.


(EDITORIAL SCHAPIRE / BUENOS AIRES, 1965)

1 comentario:

Beatriz Oggero dijo...

Gracias, Alvaro, esperaré por las proximas entregas. Idea Vilariño es una de las mujeres uruuayas a quienes más admiro. Por su profesionalismo, su sensibilidad, su compromiso y su libertad. Ella trazó un camino a seguir.

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