EL NUEVO TESTAMENTO DEL TEATRO (*)
EUGENIO BARBA Y JERZY
GROTOWSKI (6)
¿Qué significa, en la
práctica, trabajar con el actor “santificado”? (2)
El factor decisivo en
este proceso es la técnica que el actor tenga de la penetración psíquica. Debe
aprender a utilizar su papel como si fuera un bisturí de cirujano, para
disecarse. No es una cuestión de retratarse bajo ciertas circunstancias dadas,
o de “vivir” una parte; tampoco presupone ese tipo de actuación, de
distanciamiento que el teatro épico ha preconizado y que se basa en un cálculo
frío. Lo importante es utilizar el papel como un trampolín, como un instrumento
mediante el cual estudiar lo que está escondido detrás de nuestra máscara cotidiana
-el meollo más íntimo de nuestra personalidad-, a finde sacrificarlo, de
exponerlo.
Se cae en un exceso no
sólo para el actor sino también para el auditorio. El espectador entiende,
consciente e inconscientemente, que tal acto es una invitación que se le dirige
para hacer lo mismo, con lo que a menudo se engendra la oposición o la indignación,
porque en nuestros esfuerzos diarios tratamos de ocultar nuestra verdad íntima,
no sólo ante los ojos del mundo sino ante nosotros mismos. Tratamos de huir de
nuestra verdad en tanto que aquí se nos invita a detenernos y a dirigir una
mirada más profunda. Surge el miedo de ser transformados en columnas de sal si
miramos hacia atrás, como la esposa de Lot.
La realización de este
acto al que nos estamos refiriendo -autopenetración, exposición- exige una
movilización de todas las fuerzas físicas y espirituales del actor que está en
un estado de disponibilidad ociosa, de disposición pasiva, con lo que se logra
un alto grado de actuación activa.
Es necesario acudir a un
lenguaje metafórico para decidir que el factor decisivo en este proceso es la
humildad, una predisposición espiritual: no hacer algo, sino refrenarse
de hacer algo; de otra manera el exceso se volvería imprudencia en lugar de
sacrificio: el actor debe actuar en estado de trance.
Trance, tal y como lo
entiendo, es la habilidad de concentrarse en una forma teatral particular que
puede ser obtenida mediante un mínimo de buena voluntad.
Si intentara expresar lo
anterior con una sola frase diría que en última instancia se trata de una
entrega total. Uno debe ofrecerse totalmente, con la más profunda intimidad,
con confianza, como cuando uno se entrega en amor. Aquí está la clave.
Autopenetración, trance, exceso, la disciplina formal en sí misma: todo
esto puede realizarse siempre que uno quiera entregarse totalmente,
humildemente, sin defensa. Este acto culmina en un clímax: produce alivio.
Ninguno de los ejercicios en los distintos campos del entrenamiento del actor
debe convertirse en un ejercicio para lograr habilidad. Se ha de desarrollar un
sistema de signos que conduzcan al proceso indescriptible e inasible de la
autoentrega.
Puede parecer raro y
traer a la mente cierta forma de “charlatanería”. Si queremos apegarnos a
fórmulas científicas, podemos decir que es un uso particular de la sugestión,
que conduce a una realización ideoplástica. Personalmente debo admitir
que no nos importa utilizar estas fórmulas de “charlatanería”. Cualquier cosa
que tenga sentido poco usual o mágico estimula la imaginación tanto del actor
como del productor. Creo que debe desarrollarse una anatomía del actor; por
ejemplo, encontrar los diversos centros de concentración del cuerpo para lograr
diferentes formas de actuación, buscando aquellas áreas corporales que en el
actor sirven a menudo de fuentes de energía. La región lumbar, el abdomen y el
área que rodea el plexo solar funcionan constantemente como fuente de energía.
En este proceso es esencial la elaboración de una guía que frene a la forma, es decir, crear la artificialidad. El actor que logra un acto de autopenetración va por un camino que se determina a través de reflejos variados de sonido y de gestos que funcionan como una especie de invitación para el espectador. La sensibilidad está conectada siempre con ciertas contradicciones y discrepancias. La autopenetración indisciplinada no es liberación, es una especie de caos biológico.
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