Sandoz congela la entrega
En vista de esta situación, la dirección comercial de Sandoz se vio obligó
a asumir una posición pública frente al problema del LSD y a dar a conocer las
medidas tomadas al respecto. El comunicado de prensa de la empresa emitido en
abril de 1966 rezaba así:
Hace pocos días la División farmacéutica de Sandoz Inc. de
los Estados Unidos dio un comunicado de prensa, según el cual se congela de
inmediato toda entrega ulterior de la dietilamida del ácido lisérgico, el
llamado LSD-25, utilizado sobre todos con fines de investigación, así como del
preparado psilocybina. Pero esta decisión no afecta sólo a los Estados Unidos,
sino que Sandoz la ha tomado también para todos los demás países, incluida
Suiza. Pese a que jamás hemos comercializado el LSD-25, descubierto en nuestros
laboratorios en 1943, ni la psilocybina, también aislada por primera vez en los
Laboratorios Sandoz en 1958 a partir de una seta mejicana, las circunstancias
especiales que han motivado nuestra medida exigen una explicación
complementaria.
El LSD y la psilocybina son preparados del grupo de los
llamados phantastica que
actúan ante todo sobre la percepción sensorial. Para la moderna investigación
psiquiátrica y psico-farmacológica sobre todo el LSD tuvo una especial
significación, porque ya en dosis mínimas provoca efectos psíquicos. Durante
muchos años, Sandoz proporcionó gratuitamente este preparado y el menos activo
psilocybina a investigadores calificados en laboratorios y clínicas en todo el
mundo. Gracias a medidas de seguridad autoimpuestas y muy severas fue posible
evitar un abuso de estas sustancias por parte de personas no competentes. Pero
lamentablemente en los últimos tiempos, sobre todo entre jóvenes de otros
países, se ha vuelto notable un creciente abuso de drogas alucinógenas. El
agravamiento de esta situación debe atribuirse, y no en última instancia, a que
una avalancha de artículos en la prensa sensacionalista ha despertado entre el
público lego a través de descripciones distorsionadas un interés insano por el
LSD y otras sustancias alucinógenas. El hecho decisivo es, sin embargo, que
recientemente ciertos productos de base para la fabricación de LSD se han
vuelto asequibles para todos en el mercado de sustancias químicas, de modo que
la producción también se ha vuelto posible para círculos irresponsables e interesados
en el contrabando y el mercado negro de estas sustancias. Además, en 1963 caducó
la última patente de Sandoz para el LSD. Pese a la seguridad de que gracias a
nuestras medidas muy restrictivas no ingresó prácticamente nada de LSD y
psilocybina fabricada por Sandoz en los canales del mercado negro, en vista del
nuevo estado de cosas hemos llegado a la convicción de que no podemos seguir
asumiendo las responsabilidades de la distribución y cesión de estas
sustancias. Será obligación de las autoridades competentes adoptar medidas
adecuadas para el control de la producción y distribución de sustancias alucinógenas,
para asegurar que, por una parte, se preserven legítimos intereses de
investigación y, por otra, se evite su empleo abusivo.
Durante un tiempo, quedó totalmente congelado el suministro de LSD y
psilocybina por parte de nuestra empresa. Después que la mayoría de los Estados
hubo promulgado severas normas sobre la tenencia, distribución y utilización de
los alucinógenos, los médicos, las clínicas psiquiátricas y los institutos de
investigación que presentaban una autorización especial de parte de las respectivas
autoridades sanitarias para trabajar con estas sustancias, podían volver a ser
abastecidos de LSD y psilocybina. En los Estados Unidos fue el NIMH (National
Institute of Mental Health) el que asumió la distribución de estas
sustancias activas a entes con la licencia correspondiente.
Pero todas estas medias legales y administrativas tuvieron poca influencia
sobre el consumo de LSD en el sector de los estupefacientes, y en cambio
trabaron, y siguen trabando, la aplicación médico-psiquiátrica y la
investigación de LSD en biología neurología, porque muchos investigadores temen
la guerra de papeles aneja a la autorización para el empleo de LSD. La mala
reputación adquirida por el LSD -se llegó a designarla “droga de la locura” e “invento
satánico”- a consecuencia del abuso en la escena de las drogas y las
consecuentes desgracias y crímenes es otro motivo más para que numerosos
médicos no lo empleen en su práctica psiquiátrica.
En el curso de los últimos años se ha calmado el tráfago publicitario en torno al LSD, y ha también disminuido el consumo de LSD como estupefaciente, según podría concluirse de la menor frecuencia de noticias sobre accidentes y otros sucesos lamentables después de ingestiones de la droga. Con todo, la disminución en el número de incidentes podría no sólo darse a consecuencia de un retroceso en el consumo de LSD, sino que posiblemente pueda atribuirse también al hecho de que los consumidores del LSD con el tiempo están más al tanto de los especiales efectos y peligros del LSD y actúen, por ende, con mayor cautela. Lo seguro es que el LSD, que durante un tiempo pasó por ser el estupefaciente más importante del mundo occidental, sobre todo en los Estados Unidos, ha cedido ese papel dirigente a otras drogas, al hashish y a la heroína y la anfetamina, las cuales general toxicomanía y arruinan también la salud física. Sobre todo las últimas constituyen hoy día un preocupante problema sociológico y de salud pública.
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