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JOSEPH CAMPBELL - EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (136) Psicoanálisis del mito

 CAPÍTULO III / TRANSFORMACIONES DEL HÉROE

 

2 / LA INFANCIA DEL HÉROE HUMANO (6)

 

La conclusión del ciclo de la infancia es el regreso o reconocimiento del héroe, cuando, después de un largo período de oscuridad, se revela su verdadero carácter. Este acontecimiento puede precipitar una crisis importante, porque equivale al surgimiento de fuerzas hasta entonces excluidas de la vida humana. Los patrones primitivos se rompen en fragmentos o se disuelven; el desastre salta a los ojos. Sin embargo, después de un momento de aparente caos, el valor creador del nuevo factor se hace visible y el mundo toma forma de nuevo en una gloria inesperada. Este tema de la crucifixión-resurrección puede ilustrarse ya sea en el cuerpo del héroe mismo o en los efectos de este sobre su mundo. La primera alternativa es la que encontramos en la historia Pueblo del cántaro de agua.

 

“Los hombres fueron a cazar conejos y el niño Cántaro de Agua quiso ir. ‘Abuelo ¿podrías ponerme en el suelo? Quiero cazar conejos.’ ‘Pobre nieto mío, no puedes cazar conejos, no tienes brazos ni piernas’, dijo el abuelo. Pero el niño Cántaro de Agua tenía muchas ganas de ir. ‘Llévame de todas maneras, eres demasiado viejo y no puedes hacer nada.’ La madre lloraba porque su hijo no tenía brazos, piernas ni ojos. Pero lo alimentaban por la boca, o sea por la boca del cántaro. A la mañana siguiente, su abuelo lo llevó hacia el sur de la planicie. Pronto vio el rastro de un conejo, y lo siguió rodando. En seguida corrió el conejo y él empezó a perseguirlo. Llegó a un pantano donde había una piedra, se golpeó con ella y se rompió, y surgió un niño. Estaba muy contento de que su piel se hubiera roto y ya fuera un muchacho, un muchacho crecido. Llevaba muchas cuentas alrededor del cuello y aretes de turquesa, una capa de danza y zapatos y una chaqueta de piel de gamo. “Cazó un gran número de conejos, volvió y se los presentó a su abuelo, quien lo llevó triunfalmente a su casa. (13)

 

Las energías cósmicas que ardían dentro del inquieto guerrero irlandés Cuchulainn, héroe máximo del ciclo medieval del Ulster, el llamado “Ciclo de los Caballeros de la Rama Roja” (14) brotaron repentinamente como una erupción volcánica, asombrándolo a él mismo y destruyendo todo lo que lo rodeaba. Cuando tenía cuatro años, dice la historia, se decidió a poner a prueba al “cuerpo de los muchachos” de su tío el rey Conchobar, en los deportes que estos practicaban. Tomó su varilla corva de bronce, la bola de plata, la jabalina y la lanza de juguete, fue a la corte de la ciudad de Emania y sin pedir una palabra de permiso cayó entre los jóvenes, tres veces cincuenta en número, quienes jugaban en los prados y practicaban ejercicios marciales con Follamain, el hijo de Conchobar, a la cabeza. Todos a un tiempo cayeron sobre él. Con sus puños, sus brazos, sus manos y un pequeño escudo, detuvo los palos, las bolas y las lanzas que cayeron sobre él simultáneamente desde todas direcciones. Entonces, por primera vez en su vida, se apoderó de él la furia del combate (una extraña y característica transformación que después fue conocida como su “paroxismo” o “distorsión”). Y antes de que nadie pudiera entender qué era lo que pasaba, habían sido derrotados cincuenta de los mejores. Cinco muchachos corrieron al rey, que jugaba ajedrez con Fergus el Elocuente. Conchobar se levantó y quiso dominar la confusión. Pero Cuchulainn no se tranquilizó hasta que todos los jóvenes se colocaron bajo su protección y responsabilidad. (15)

 

Notas 

(13) Parsons, op. cit., p. 193.

(14) Los ciclos legendarios de la Irlanda medieval incluyen: 1) El Ciclo Mitológico, que describe las migraciones a la isla de los pueblos prehistóricos, sus batallas y, en particular, las hazañas de la raza de los dioses conocidos como los Tuatha De Danaan, “Hijos de la Gran Madre, Dana”; 2) Los anales de los Milesianos, fundadores de las dinastías célticas, que sobrevivieron hasta la llegada de los anglo-normandos bajo Enrique II en el siglo XII; 3) El ciclo ulsteriano de los Caballeros de la Rama Roja, que trata sobre todo de los hechos de Cuchulainn en la corte de su tío Conchobar; este ciclo influyó grandemente en el desarrollo de la tradición artúrica de Gales, Bretaña e Inglaterra: la corte de Conchobar sirve de modelo para la del rey Arturo y las hazañas de Cunchulainn para las del sobrino de Arturo, Sir Gawain (Gawain es el héroe original de muchas aventuras posteriormente atribuidas a Lanzarote, Perceval y Galahad); 4) El ciclo de los Fianna: los Fianna eran un grupo de guerreros heroicos capitaneados por Fin MacCool (véase nota, p. 205, supra); el más grandioso de los cuentos de este ciclo es el del triángulo amoroso de Finn, Griarú su desposada, y Diarmaid su sobrino, muchos de cuyos episodios han venido hasta nosotros en la celebrada historia de Tristán e Isolda. 5) Leyendas de los Santos Irlandeses.

La “gente menuda” del popular reino de las hadas de la Irlanda cristiana es una reducción de las anteriores divinidades paganas, los Tuatha De Danaan.

(15) “Tain bó Cuailgne” (de la versión del Book of Leinster, 62ab, editado por Wh. Stokes y E. Windiisch. Irische Texte; Extraband zu Serie I bis IV; Leipzig, 1905), pp. 106-117; traducción inglesa de Eleanor Hull. The Cuchullin Saga in Irish Literature (Londres, 1898), pp. 135-137.

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