martes

ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (67) - MIJAIL. BAJTIN

 AUTOR Y PERSONAJE EN LA ACTIVIDAD ESTÉTICA (31)

 

EL HÉROE COMO TOTALIDAD DE SENTIDO

Acto, confesión, autobiografía, héroe lírico, biografía, situación, carácter, tipo, personaje, hagiografía. (10)

 

2/5)

 

Pasemos al análisis de la biografía de segundo tipo: la biografía social cotidiana. En el segundo tipo no hay historia en tanto que fuerza organizadora de la vida; la humanidad de los otros en la que se inicia y dentro de las que vive el héroe; esta es humanidad de los vivos (de los que viven ahora) y no la de los héroes muertos y de los descendientes por venir en la que los que viven ahora, con sus vínculos, serían sólo un momento perecedero. En la concepción histórica de la humanidad, en el centro valorativo se encuentran los valores culturales históricos que organizan la forma del héroe y la forma de una vida heroica (no la felicidad y la suficiencia, la pulcritud y la honradez, sino la grandeza, la fuerza, la significación histórica, la hazaña, la gloria, etc.), en la concepción social, el centro valorativo está ocupado por los valores sociales y sobre todo familiares (no se trata de la gloria histórica entre la descendencia, sino de la “buena fama” entre los coetáneos, un “hombre honrado y bueno”), que organizan la forma privada de la vida, familiar o personal, con todos sus detalles cotidianos (no los acontecimientos sino la cotidianidad), cuyos sucesos más importantes no sobresalen por su significado de los límites del contexto valorativo de la vida familiar o personal, se agotan en él desde el punto de vista de su felicidad o desdicha o la de los prójimos (cuyo círculo, dentro de los límites de la humanidad social puede ser tan extenso como se quiera. En este tipo también está ausente el momento de la aventura, aquí predomina el momento descriptivo: el amor a los objetos y personas comunes que crean una monotonía valorable del contenido de la vida (la biografía de primer tipo incluye a los grandes coetáneos, los hombres de la historia y los grandes sucesos). El amor a la vida, en la biografía de este tipo, es amor a la permanencia de las personas amadas, a los objetos, situaciones y relaciones (no estar en el mundo y tener importancia dentro de él, sino estar con el mundo, observarlo y vivirlo una y otra vez). El amor, en el contexto, valorativo de una biografía social, se cambia, por supuesto, de una manera adecuada, vinculándose no al laurel sino a otros valores propios de este contexto, pero la función de ordenación y constitución de los detalles y de los pormenores de la vida carente de sentido, permanecen con ella en el plano de la conciencia valorativa del otro (puesto que en el plano de la autoconciencia no pueden ser comprendidos y mucho menos ordenados).

 

En el segundo tipo existe normalmente una manera más individualizada de la narración, pero el narrador protagonista solamente ama y observa sin actuar casi, sin formar parte del argumento, está viviendo “cada día”, y su actividad se agota con la observación y la narración.

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