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ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (65) - MIJAIL. BAJTIN

 EL HÉROE COMO TOTALIDAD DE SENTIDO

Acto, confesión, autobiografía, héroe lírico, biografía, situación, carácter, tipo, personaje, hagiografía. (8)

 

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Son posibles dos tipos principales de conciencia biográfica valorativa y de constitución de la vida de acuerdo con la amplitud del mundo biográfico (extensión del contexto valorativo que le proporciona un sentido) y con el carácter de otredad competente; llamaremos al primer tipo la aventura heroica (el Renacimiento, el Sturm und Drang, la tentativa de Nietzsche), y al segundo la cotidianidad social (el sentimentalismo y en parte el realismo). Analicemos ante todo las particularidades del primer tipo de valor biográfico. En la base del valor biográfico de la aventura heroica está lo siguiente: la voluntad de ser héroe, de tener importancia en el mundo de los otros, la voluntad de ser amado y, finalmente, la voluntad de vivenciar el fabulismo (la aventura) de la vida, la heterogeneidad de la vida exterior e interior. Los tres valores que organizan la vida y los actos de un héroe biográfico para él mismo son significativamente estéticos y pueden organizar también la representación artística de su vida por el autor. Los tres valores están individualizados, pero se trata de un individualismo inmediato e ingenuo no separado del mundo de los otros, iniciado en el ser de la otredad necesitado del ser y que alimenta su fuerza por su autoridad (aquí no existe la contraposición de mi yo-para-mí solitario al otro como tal, que es propia de la confesión-rendimiento de cuentas impugnadora del hombre). Este ingenuo individualismo se relaciona con el parasitismo ingenuo e inmediato. Detengámonos en el primer valor: la aspiración de heroizar la vida, de adquirir importancia en el mundo de los otros, de la gloria.

 

El deseo de gloria organiza la vida del héroe ingenuo y también organiza el relato de su vida: enaltecimiento. La aspiración de gloria es un reconocerse dentro de la humanidad cultural de la historia (o de la nación), y un afirmar y construir su vida en la posible conciencia de la humanidad, es un crecer no en sí mismo ni para sí mismo sino en otros y para otros, un ocupar lugar en el mundo inmediato de coetáneos y descendientes. Por supuesto, también aquí el futuro tiene una importancia organizadora para la personalidad que se ve valorativamente en el futuro y se rige desde este futuro, pero no se trata de un futuro absoluto y semántico sino de un futuro temporal e histórico (el mañana), que no niega sino que continúa orgánicamente el presente; no es un futuro del yo-para-mí sino de otros, los descendientes (cuando es el futuro semántico el que se dirige a la personalidad, todos los momentos estéticos de la vida se cancelan para la personalidad misma, pierden su significación y, por consiguiente, también deja de existir para la personalidad el valor biográfico). Al heroizar a los otros, al crear un panteón de héroes, se trata de pertenecer al último, de ubicarse en él, de ser dirigido desde allí por su imagen futura deseada, creada a la imagen de los otros. Toda esta sensación orgánica orgánica de sí mismo dentro de la humanidad heroizada de la historia, de su participación en ella, de un esencial crecimiento dentro de ella, el arraigo y la autoconciencia, la comprensión de sus trabajos y los días dentro de ella: este es el momento heroico del valor biográfico. (El parasitismo aquí puede ser más o menos fuerte, según el peso de los valores de sentido puramente objetivos para la personalidad; el deseo de gloria y la sensación de su participar en el ser histórico y heroico pueden ser tan sólo un acompañamiento que contribuye al valor, mientras que los trabajos y los días vendrían a ser puro sentidos, es decir, el futuro temporal oscurecería tan sólo con una leve sombra al futuro semántico, y con ello la biografía se desintegraría al ser sustituida por un informe objetivo o por un autoinforme confesional.)

 

El amor es el segundo momento del valor biográfico de primer tipo. El deseo de ser amado, la comprensión, la visión y la constitución de la persona en una posible conciencia ajena y amorosa, la (aspiración) de hacer del amor deseado del otro una fuerza que mueva y organice a mi vida en una serie de momentos de amor -todo ello es también un crecimiento en la atmósfera de la conciencia amante del otro. Mientras que el valor heroico determina los momentos y acontecimientos principales de una vida personalmente social, cultural e histórica (gesta), la orientación volitiva principal de la vida, el amor determina su tensión emocional contribuyéndole un sentido de valor y materializando todos sus detalles internos y externos.

 

Mi cuerpo, mi apariencia, mi traje, toda una serie de pormenores internos y externos de mi alma, los detalles y pormenores de la vida que no pueden tener una importancia y reflejo valorativo en un contexto histórico-heroico, en la humanidad o la nación (todo aquello que es históricamente insustancial, pero que existe en el contexto de la vida), todo adquiere un peso valorativo, un sentido, y se forma dentro de la amante conciencia del otro; todos los momentos estrictamente personales se constituyen y se rigen por aquello que yo querría ser en la conciencia amante del otro por mi imagen anticipada que debe ser creada valorativamente dentro de esta conciencia (con la excepción, por supuesto, de todo aquello que se predetermina valorativamente en mi apariencia externa, en mis maneras, en el modo de vida, etc., por la vida cotidiana y la etiqueta, es decir, también por la conciencia valorativa de otros plasmada en esos detalles; el amor aporta formas individuales y emocionalmente más tensas en estos aspectos extrahistóricos de la vida).

 

En el amor, el hombre tiende a superar sus limitaciones respecto a un determinado valor, siendo poseído emocionalmente de la manera más intensa por la amante conciencia ajena (el papel de la amada que formalmente organiza la vida exterior e interior, así como la expresión lírica de la vida en el dolce stil nuovo: (37) en la escuela boloñesa de Guido Guinicelli, Dante, Petrarca). La vida del héroe tiende a ser para él mismo bella y él incluso percibe su belleza en sí, dentro de esa tensión de la posesión por la conciencia amante y deseada del otro. Pero el amor se vuelva también en la esfera histórica-heroica de la vida del protagonista, el nombre de Laura se entreteje con el laurel (Laura-lauro), (38), la anticipación de la imagen en los descendientes con la imagen de la amada que se guarda en el alma, la fuerza valorativamente formadora de los descendientes se entreteje con la fuerza valorativa de la amada, ellos se refuerzan mutuamente en la vida y se funden en un motivo único en la biografía (y sobre todo en la lírica): esto sucede en la biografía poética de Petrarca,

 

Notas 

(37) El estilo poético intermedio entre el lirismo de los trovadores medievales y la lírica del Renacimiento, formado en Toscana.

(38) Como es sabido, el acontecimiento más importante de la vida de Petrarca fue su coronación en el Capitolio con una corona de laureles. El poeta quedó impresionado por la coincidencia entre el nombre de su amada y la palabra lauro, como símbolo de un deseo exaltado y patético de gloria.

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