miércoles

PETER BROOK - EL ESPACIO VACÍO (70) Arte y técnica escénica

 EL TEATRO INMEDIATO (23)


Desconozco, mientras escribo, si el drama sólo puede renovarse a escalar menor, en diminutas comunidades, o si es posible a escala mayor, en una gran sala de capital. ¿Podemos conseguir, en consonancia con nuestras necesidades actuales, la que Glyndebourne y Bayreuth lograron en circunstancias muy distintas y con ideales muy diferentes? Es decir, ¿podemos realizar un trabajo homogéneo que moldee al público incluso antes de que entre en la sala? Glyndebourne y Bayreuth estaban en armonía con la sociedad a la que proveían artísticamente. Hoy día resulta difícil ver un teatro vital y necesario que no esté en desarmonía con la sociedad, que no desafíe en lugar de celebrar sus valores aceptados. Sin embargo, el artista no tiene como misión acusar, disertar, arengar y menos aun enseñar. Desafía de verdad a los espectadores cuando es el aguijón de un público que está decidido a desafiarse a sí mismo. Complace auténticamente al público cuando es el portavoz de ese público que tiene motivos para el regocijo.

Si surgieran nuevos fenómenos ante el público, y si este se abriera a ellos, acaecería una poderosa confrontación, y entonces la dispersa naturaleza del pensamiento social se concentraría en ciertas notas graves, ciertos objetivos considerados esenciales tendrían que reafirmarse, examinarse de nuevo, renovarse. De esta manera la división entre positivo y negativo, entre optimismo y pesimismo, carecería de sentido.

En un momento de cambio total surge automáticamente la búsqueda de la forma. Destrucción de las antiguas, experimentación de las nuevas: palabras, relaciones, lugares, edificios, todo pertenece al mismo proceso, y cualquier representación teatral es un aislado disparo a un blanco invisible. Hoy día resulta necio esperar que una simple representación, grupo, estilo o método de trabajo nos revele lo que buscamos. El teatro sólo puede avanzar con la experiencia del cangrejo, ya que el adelanto de nuestro mundo es tan a menudo hacia los lados como hacia atrás. Esta es la razón por la que durante muy largo tiempo no ha podido existir un estilo universal para el mundo del teatro, a diferencia de las salas teatrales y de ópera del siglo XIX.

Sin embargo, no todo es movimiento, ni destrucción, ni inquietud, ni moda. Hay pilares afirmativos que se manifiestan en esos momentos en que de repente, en cualquier sitio, se produce un logro completo, ocasiones en que una total experiencia colectiva, un teatro total formado por obra y espectador, hace que nos parezca desatino la distinción entre Mortal, Tosco y Sagrado. En esos raros momentos, el teatro festivo, de catarsis, de exploración, el teatro de significado compartido, el teatro vivo son uno solo. Una vez transcurrido ese momento, no cabe recuperarlo servilmente por imitación: lo mortal vuelve de manera furtiva, y comienza de nuevo la búsqueda.

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