miércoles

JOSEPH CAMPBELL - EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (121)

6. HISTORIAS POPULARES DE LA CREACIÓN (3)


Detrás de esta frivolidad es posible ver que la causa única (el oscuro ser que se cortó a sí mismo) está dentro del marco de los efectos duales del mundo: el bien y el mal. El cuento no es tan ingenuo como parece. (59) Lo que es más, la preexistencia metafísica del arquetipo platónico del tiburón queda implícita en la lógica curiosa del diálogo final. Esta es una concepción inherente a cada mito. También es universal el poder al antagonista, al representante del mal, haciendo el papel de payaso. Los diablos, tanto los estúpidos lujuriosos como los engañadores astutos y avisados, son siempre payasos. Aunque pueden triunfar en el mundo del espacio y del tiempo, tanto su persona como su obra desaparecen simplemente cuando la perspectiva se traslada a lo trascendental. Son los que equivocan la sombra por la sustancia: simbolizan las imperfecciones inevitables del reino de las sombras, y en tanto permanezcamos en este terreno, el velo no podrá ser levantado.


Los tártaros negros de Siberia dicen que cuando el demiurgo Pajana hizo los primeros seres humanos descubrió que era incapaz de producir un espíritu que les diera vida. De manera que tuvo que subir al cielo y pedirle almas a Kudai, el Alto Dios, dejando mientras tanto a un perro pelón para que cuidara las figuras que había hecho. El diablo Erlik llegó cuando él no estaba. Erlik le dijo al perro: “No tienes pelo. Te daré pelos de oro si dejas en mis manos a esta gente sin alma.” La proposición agradó al perro, y entregó la gente que cuidaba al tentador. Erik los profanó con sus escupitajos, pero huyó en el momento en que vio que Dios se acercaba para darles vida. Dios vio lo que había hecho y volvió del revés los cuerpos humanos; por eso tenemos escupitajos e impurezas en nuestros intestinos. (60)


Las mitologías populares toman la historia de la creación sólo desde el momento en que las emanaciones trascendentales se convierten en formas espaciales. Sin embargo, no difieren de las grandes mitologías en ningún punto esencial de sus evaluaciones de las circunstancias humanas. Sus personajes simbólicos corresponden en contenido -y también en rasgos y hechos-, a los de las más altas iconografías, y el mundo milagroso en que se mueven es precisamente una de las máximas revelaciones: el mundo y la edad entre el sueño profundo y la conciencia despierta; la zona en que lo Uno se convierte en muchos y los muchos se reconcilian en lo Uno.


Notas

(59) “El universo no actúa en su conjunto como si estuviera bajo eficiente control y supervisión personal. Cuando escucho algunos himnos, sermones y plegarias que dan por seguro o afirman con simplicidad ingenua que este vasto cosmos despiadado, con todos los monstruosos accidentes que entraña, es como una guía cuidadosamente planeada y conducida por una persona, recuerdo la hipótesis más razonable de una tribu del oriente de África. ‘Dicen -escribe un observador- que aunque Dios es bueno y deseó el bien para todos, tiene por desgracia un hermano medio tonto que siempre interfiere con lo que Él hace’. Eso, por lo menos, guarda alguna semejanza con los hechos. El hermano medio tonto de Dios podría explicar alguna de las deprimentes y absurdas tragedias de la vida, que la idea de un individuo omnipotente, de limitada buena voluntad para cada una de las almas, no puede explicar de ninguna manera.” (Harry Emerson Fosdick, As I see religión, Nueva York, Harper and Brothers, 1932, pp. 53-54.)

(60) Harva, op. cit., pp. 114-115 citando a W. Radloff, Proben der Volksliteratur der türkischen Stämme Sud-Siberienes (San Petersburgo, 1866-70), vol. I. p. 285. Libertándose de las asociaciones cosmogónicas, el aspecto negativo del payado demonio de la fuerza demiúrgica ha llegado a ser un gran favorito en los cuentos que persiguen como fin la diversión. Un ejemplo vívido es el Coyote de las planicies americanas. Reineke Fuchs, Renard -el Zorro- es una encarnación europea de esta figura.


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