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ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES (37) - HÉCTOR GARBARINO


1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

IV. LO ARCAICO EN LA TEORÍA DEL SER

El simbolismo cósmico y el inconsciente del yo-Ser * (1)

Héctor Garbarino


Nuestra investigación del narcisismo nos llevó a proponer un nuevo narcisismo, que hemos llamado narcisismo del Ser, que a diferencia del narcisismo yoico, que toma por objeto al cuerpo y a la imagen propia, toma por objeto al Cosmos en un movimiento centrífugo sin límites.

Como este narcisismo del yo-Ser es inconsciente, presupone la existencia de un nuevo inconsciente, el inconsciente del yo-Ser.

El inconsciente del yo-Ser se diferencia tanto de preinconsciente como del inconsciente freudiano. Sus contenidos, como veremos enseguida, no son representaciones de cosas ni de palabra, sino presentaciones de imágenes cósmicas de un aparato psíquico abierto, que se actualiza como símbolos cósmicos cuando se los asocia a una imagen corporal.

Esta instancia psíquica posee, por consiguiente, una tópica, un tiempo y contenido propios.

Creemos justificada la inclusión de esta nueva instancia dentro del psiquismo por considerar que ella vuelve más inteligibles los fenómenos observados en los niños muy pequeños, en las patologías narcisistas graves, esquizofrenia, melancolía, autismo y psicóticos fronterizos, y en ciertos estados, adolescencia, creatividad, mística e interacción temprana, según Mercedes Garbarino.

Así como el modelo de la mente propuesto por Freud con su sistema del inconsciente reprimido prestó grandes servicios para la comprensión de las neurosis y patologías afines, creemos que el modelo propuesto por nosotros con su instancia del inconsciente del yo-Ser puede ser de utilidad para la comprensión de las patologías y estados mencionados.

Esta instancia forma parte de un aparato psíquico abierto, extendiéndose al espacio exterior en sujetos que han trascendido su condición de individuos. En cuanto a su tiempo es sincrónico, sólo presente. Sus contenidos son las presentaciones simbólicas del Ser que retornan a la conciencia en ocasión de las regresiones narcisistas del yo instancia al yo-Ser. Estas presentaciones simbólicas están investidas por la energía narcisista del Ser.

La instancia del Ser del punto de vista tópico ocupa el espacio exterior al aparato psíquico, espacio sin límites o con límite abierto, recorrido por la energía narcisista del Ser. Sus contenidos están inscriptos fuera del tiempo habitual, en un tiempo sincrónico, donde pasado, presente y futuro coexisten el mismo instante.

El inconsciente del yo-Ser se hace consciente, ya por vía de la interpretación analítica, ya espontáneamente por vía de la contemplación cuando el sujeto, abierto al narcisismo del Ser, se trasciende a sí mismo y se siente uno con el Cosmos. Entonces, podría decirse, hace insight del inconsciente del yo-Ser.

Como esta instancia no ha sido segregada del Cosmos, como las instancias del aparato psíquico, sus contenidos son sólo presentaciones de los símbolos cósmicos percibidos en forma inmediata por un yo abierto al Ser. Este yo-Ser está en inmejorables condiciones para recepcionar las formas, movimientos y colores existentes en el universo con los cuales el yo instancia crea los símbolos. (1)

Como hemos dicho en otro lugar (*****) estos símbolos no son concepto o metáfora, no son signos evocadores de la cosa ausente o muerta, sino signos que vienen desde el exterior poniéndose en comunicación con el Cosmos y haciendo de nosotros parte constitutiva del Todo.

Abierto el aparato psíquico el hombre deja de ser el centro del mundo y se convierte en parte insignificante del mismo, haciendo del Cosmos el centro.

De este modo, si la regresión a lo arcaico alcanzaba en la teoría freudiana la infancia temprana y mismo la vida intrauterina, lo arcaico en estos casos alcanza el espacio cósmico y el tiempo mítico de los orígenes, trascendiendo al individuo.

Lo arcaico transindividual, expresado en los símbolos cósmicos, nos remite, por consiguiente, a otro espacio, otro tiempo y otro narcisismo, que aquellos símbolos que caracterizan al individuo.

Notas

(*) Trabajo leído en las IX Jornadas psicoanalíticas de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay, realizadas en setiembre de 1995.

(1) Los símbolos cósmicos a que nos referimos nosotros son presentaciones, es decir, partes de formas o figuras objetivas, porque concebimos al hombre como parta del cosmos, en cambio los arquetipos junguianos “propenden a explicar el mundo por el hombre. Lógico es que acontezca así cuando no parten de formas, ni de figuras o seres objetivos, sino de imágenes contenidas en el alma humana, en las honduras hirvientes del inconsciente”. (Cirlot) (**)
El inconsciente colectivo es “ciertas predisposición a la formación de presentaciones paralelas” a diferencia del inconsciente del Ser descripto por nosotros, constituido por presentaciones simbólicas cósmicas adquiridas, propias de un aparato psíquico abierto pertenecientes a sujetos que trascienden su condición individual.

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