(LO QUE EL MATERIALISMO NEURÓTICO QUISO ESCONDERNOS SOBRE NUESTRA GRANDEZA)
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Isabelino Pena y
Lanzarote no encontraron a Artigas en el cuartel de Dragones de Maldonado y el
portugo hizo despachar un chasque a Polanco informándole que lo esperaba con
papeles confidenciales traídos de Buenos Aires. Yo aprovecho para cortarme solo
y localizar la casona del maestro Petriella: la Torre del Vigía se recorta
aduraznadamente sobre las dunas y el océano mientras una sarabanda derrama
desde el patio y los jazmines del país parecen perfumar el mundo entero.
-La pulpería es la que
está aquí enfrente, aunque nunca se llamó la Celeste -le sirvió un refresco al
detective la muchacha bigotuda y muy narigona que regalaba a a cada rato un
ji-ji esqueletario. -Hubo quien la llamó la Rosada, por la garza que se paraba
en el Marco de los Reyes.
Yo no puedo explicarle
que la mayoría de los datos que necesito confirmar los conseguí en 2005 y trato
de no lastimarla, pero la señora Petriella es un testigo demasiado precioso y
arremeto al barrer:
-En Montevideo comentan
que la pulpera perdió la razón la noche del saqueo y fue canibalizada viva por
los ingleses. Y que era una mujer tan santa que iba a misa con una paloma en
cada hombro.
Entonces la muchacha se
encorvó con los ojos apretadísimos y en lugar de llorar dejó que un ruedo de
oro sórdido le mojara el vestido.
-Perdón -me doy cuenta
que los ingleses la violaron y odio ser detective por primera vez en mis vidas.
-¿Por qué no se lo
preguntáis a Lanzarote? ¿No trabajáis con él?
-Pero él no tiene un
corazón tan limpio como el suyo.
-¿Y Celeste?
-Celeste es una esclava.
La señorita Petriella
observó una ría de orina que avanzaba culebreando hacia la bota del viejo y
arrancó un jazmín estrellado:
-La señora Cid era santa.
Aunque lo de las palomas no es verdad. Y lo demás habría que preguntárselo al
Amarillo, el mozo de la pulpería que desapareció. ¿Por qué le importan tanto
las mormoraciones?
-Me importa la verdad.
-La verdad es el Espíritu.
¿No podría retirarse?
-¿Me permite besarle la
mano?
-No, Vuecencia.
-¿Y llevarme un jazmín?
Ella me alarga el suyo
como si fuera el ji-ji más invencible de la creación y al cruzar a la Plaza del
Recreo lo mastico observando las torres truncas de la catedral y una luna
creciente que me salva la tarde.
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Las relaciones entre
Montevideo y Buenos Aires eran peores en 1808 que en 2006 y después de los
bloqueos y antibloqueos marítimos y las idas y venidas de los españoles
Goyeneche y Michelena y el francés Sasenay y el portugués Curado el Virrey
Liniers destituyó al Gobernador Elío y la población de La Muy Fiel y
Reconquistadora rechazó la medida y el 21 de setiembre llamó a un Cabildo Abierto
donde al grito de Junta como en España se constituyó la primera Junta
Gubernativa de cuño suarista que anticipaba la explosión revolucionaria criolla
de 1810: el celebrado vate de las tertulias currutacas Edgardo Gallino de las
Arterias Abiertas que ya tenía renombre indiano y hacía mucho más roncha que
Acuña de Figueroa definió esta jornada como Una subida al caballito lindo de la
dignidad y Artigas pudo haberse asqueado hasta el gargajeo de colmillo en caso
de escucharlo porque la frivolidad del diminutivo y el adjetivo significaban
exactamente lo opuesto a su viacrucis empezado como servidor de una Madre
Patria imperial corrompida y despótica que ya incluía un naufragio que lo
obligó a salvarse solo y desnudo y congelado al volver de Buenos Aires en 1806
y la posterior resurrección anímica al asumir la revolución de mayo y el fomes
federal en Arerunguá y conducir la concreción de una Liga Federal que jamás fue
una utopía y morir después de treinta años de exilio en el Paraguay leyendo
todos los días a Caraccioli y rezando el rosario con Ansina y los indios en una
indigencia total y sintiendo que ser digno significa comer mierda comer mierda
comer mierda comer mierda y seguir siendo feliz en dirección a Su Majestad:
Lanzarote estaba eufórico porque el escándalo en la Plaza Mayor venía a pelo
con la estrategia británica de provocar enfrentamientos en América aunque en
este casi aliados con la Junta Suprema de España e Indias y gastó un dineral y
te regaló una Escarapela de la Alianza negra y encarnada y con las
iniciales V F VII o sea Viva Fernando VII de las que usaban los
cabildantes: la marquesa lo había visto abrirse paso a bastonazo limpio entre
el tole-tole ya casi transformado en cuchipanda y le ardió el colorete pero
cuando Celeste te alfileró la escarapela le gritó igual que si eructara
espasmódicamente Putón verbenero y el sapo-picaflor se desbocó hasta inflarte
el trajecito y el portugo te bajó cargado por la calle de San Juan y la
muchacha te acostó en su cuarto y te sacó la camisa y te dio agua colonia y
prendió un juguete mecánico recién traído de Viena: Soy negro y no hay más
tiempo pensaste al escuchar la música de Mozart compuesta asqueadamente por
encargo y ella se desnudó frente a la triple llama y te ordenó que no miraras
el espejo y se puso a bailar fabricando aros chinescos con la vara de hacer
equilibrismo pero el sapo-picaflor te mordía el esqueleto como un tamboril
viboresco y cuando murmuraste Hoy no me quiero ir ella se hincó a lamerte la
tetilla y volvió a prender la música y de golpe te sentiste una verga de goleta
sosteniendo la blancura de un gran amanecer y el tango se amansó.
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Isabelino Pena se tomó
tres cañas en la pulpería pero no pudo sacarle conversación a nadie. Ahora me
siento absurdamente eufórico y paso frente al caserón rosado de los Petriella
agarrándome el sombrero y puteando los latigazos de arena y al llegar al
ranchito que alquila el portugo me agacho a vichar a través de un buraco.
-¿Baños de estrellas? -le
sonrió Lanzarote a Artigas, que se había cruzado con el chasque mientras volvía
Maldonado.
-Y además en el desierto
tendría tigres y yaras a montones para domesticar -ironiza el blandengue que
sentado parece alto. -Arerunguá quiere decir estar en Dios. Mi
única aspiración es poder vivir allí.
-Hay tiempo para todo. ¿Os
informaron que Jovellanos calificó al Cabildo Abierto de extravío de
conducta política y semilla de anarquía?
Artigas prendió un tabaco
armado y terminó su rhum sin contestar.
-Cisneros tiene los días
contados -se embala el portugo. -Los franceses arrasan Andalucía y los criollos
siguen utilizando a Liniers como mascarón de proa. Pero ya está todo organizado
para desembocar en un Cabildo Abierto y una Junta que gobierne en nombre de
Fernando VII, contando con la protección británica. Seguramente la carta que os
mandó Mariano Moreno confirmará lo que me habló sobre Vuecencia. Tiene una
confianza ciega en vuestras aptitudes para sembrar y dirigir la revolución en
esta banda.
-¿Y vos no pensáis que Mariano Moreno también tiene los días contados?
Esta vez fue Lanzarote el
que no contestó. Artigas pita varias veces con un desasosiego dorado y muestra
los colmillos:
-Ojalá que Montevideo y
Buenos Aires se lleguen a entender antes del Apocalipsis.
El portugo carcajeó y se
zampó una narigada que lo hizo estornudar una flema sobre el enloquecimiento
del candil.
-Perdón, tocayo. Mis
bachillerías son vergonzosas.
-Vergüenza es robar, che.
-Robar poco y que te
vean, le gustaba decir a mi abuelita.
Entonces el futuro
caudillo de la Liga Federal se levanta y empieza chuequear como si estuviera en
una jaula: no es alto, pero la sombra de la nariz y los rulos se agigantan en
el techo de paja con una tensión profética que los monumentos nunca pudieron
trasmitir.
-Tengo mucho interés en
que conozcáis la Chácara del Nuevo Mundo -terminó de pañuelear el candil
Lanzarote. -Creo que la hallaréis digna del gran Rousseau.
Pero Artigas no le da la
menor pelota y al llegar a la puerta se da vuelta con un fervor cansado y
alucinadamente estrábico:
-Os agradezco la
mensajería. Pienso bajar a Montevideo esta semana con la contestación.
-Será un honor hacérsela
llegar a los cofrades.
Y cuando el Ayudante Mayor
de los Blandengues vuelve al cuartel dejando pozos en la arena plateada me
parece escuchar lo que siente:
-Tú no pediste la guerra,
madre tierra. Yo lo sé.
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La noche que Isabelino
Pena y Lanzarote volvieron de Maldonado soñaste que el Rubio te llamaba desde
la Punta Gorda que era alta como la sierra de las Ánimas y blanquísima como la
cara y el traje de tu padre y él te pedía que fueras a verlo volar una pandorga
y decía Cuando me agarro al hilo que llega hasta el sol siento que la vida no
me duele por nada del mundo y que todo está quieto y que lo único que importa
es la Patria y me arrodillo sabiendo
quién soy yo: Celeste llevaba una semana haciendo quietud porque se había
torcido un tobillo al caer en el Miguelete y como desde que te dio el tercer
ataque no ibas a ningún lado sin ella te sentaste a acompañarla y tocaste nada
más que el Minué en Do de tu tío y te quedaste abrazado a la guitarra y la
muchacha te preguntó veinte veces qué te pasaba y al final te pusiste a llorar
y le contaste el sueño y ella mandó llamar a los Twins y a Isabelino Pena y les
pidió que te llevaran a pasar el día en la playa: los galerudos se babeaban por
hacerle favores a la mujer del prójimo y encargaron la carne y los fiambres y
los pasteles y las bebidas y al amanecer se embarcaron en la goleta de un
contrabandista portugués cofrade del Tano y el Picho y el estuario con entrañas
de león entreabría correntadas de puro océano que se incrustaban mansamente en
el cuarzo sin olas y la luz empezó a aduraznarse y después de cruzar a toda
vela Punta Carretas y el Buceo y la Isla de las Gaviotas fue como si se abriese
la dimensión del sueño y al llegar a la Playa de los Ingleses había bandadas de
garcitas blancas y desembarcaron y acamparon y mientras un sirviente preparaba
el asado con cuero los hombres esperpénticos y de medio bigote desteñido empezaron
a sacar apuntes y el viejito entendió enseguida que querían copiare a
Gainsborough y les advirtió que la acuarela no les iba a servir y los mellizos
de amoscaron y de repente Charlie se acordó del pulpero ajedrecista y lo echó
señalándole las dunas salpicadas de cardos y de tamarices y subieron dándose la
mano: el despacho del Hielo era un sucucho medio derrumbado que ni siquiera
tenía la correspondiente bandera roja y la jedentina del mestizo de ojos color
azufre que vivía con una perrada y una mula y pelechaba ganándole apuestas a la
baraja a los hacendados y los troperos y los milicos y los pescadores se olía
desde la cantera rocosa que caía sobre un valle iluminadísimo por el firuleteo
de un arroyo y supiste que tu padre te había llamado desde allí: la arena
todavía era muy blanda a esa altura y
los perros los atacaron sin convicción y cuando Isabelino Pena encontró el
Hielo frente a un tablero forrado de vaqueta y con las casillas artesanalmennte
pirograbadas y se dio cuenta que era mudo te sonrió y dijo Pumba y lo desafió y
el otro no podía creer que iba a tener con quien jugar al ajedrez aparte de los
Twins y después que se pusieron a tomar cachaza en cuernos de vaca y empardaron
las apuestas ganándose una partida cada uno llegó el negro a avisarles que
estaba pronto el asado y el detective lo espantó igual que a un tábano y le
explicó al pulpero que quería jugarle a ciegas y el otro le sacó el papel de
estraza a un cacho de tasajo y agarró una carbonilla para apuntar las jugadas y
entonces Isabelino Pena murmuró Philip Marlowe se hubiera dado cuenta hace una
semana de que el Hielo era el Yellow.
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