1ª edición WEB: Axxón / 1992
2ª edición WEB: elMontevideano Laboratorio de
Artes / 2019
EPÍLOGO
UNO (2)
Cuando el piloto se
despertó, la nave estaba rodeada de ácido y el diagnóstico fue alarmante.
Carcomería las paredes orgánicas en treinta y un minutos.
-Eso tenemos -dijo
calmosamente el Cipher Uno, que era, además, el más arrugado y rechoncho-. Creo
que tendremos tiempo de oír la comunicación que mantendrá con el Director. Programaremos
la salida para el último instante y analizaremos las posibilidades de pasar
inadvertidos sin dañar el cuerpo… Dos, calcule todas las posibilidades e
imprevistos. Seis, usted trate de mantenerse despierto. Tres, agudice la
escucha, por si hay alguna novedad.
El coronel tomó asiento
en su oficina, ingirió varios tragos de licor que tenía oculto en un cajón, se
limpió la nariz con un papel, y finalmente se comunicó con el Director de la
Tierra.
-Todo está solucionado,
señor -dijo cambiando el tono de su voz a los parámetros del subordinado
eficiente.
-No me ofrezca detalles,
coronel. Yo no confío ni en el quíntuple decodificador, y este que usamos es
inferior, según me consta.
-No hay de qué preocuparse,
señor. Todo está controlado. Todo está muy limpio por acá. Además, usted sabe
lo eficiente que es Necat para la higiene. Sin embargo, lo he tenido bajo mi
vigilancia constante. Así interpreté mi deber, aunque usted lo designó a él,
señor, para el caso…
-Naturalmente. Él estaba
cerca del… le diré… asunto. Trabajaban juntos. Cuando desapareció, lo hice
seguir en seguida. Sospechábamos que algo así podía estar ocurriendo. Aunque,
en cierta forma, fue una sorpresa, a pesar de que… Ya muchos desconfiaban. Su
aspecto, el asunto… Había algo rato, me lo había advertido Necat. El asunto, en
fin, tenía unos métodos ratos. Lo habían capturado varias veces, y había salido
ileso. Era raro, era raro… Era, además, demasiado blando. Desconfiable, era
desconfiable…
-¿El asunto, señor…? Se
refiere a Procardus.
El Director no dijo nada,
considerando que había hablado mucho sin que el coronel lo entendiera. El coronel intuyó qué significaba la expresión del jefe a través de la pantallita.
Habló con agilidad, para menoscabar su torpeza:
-Lo entiendo perfectamente.
¿Algo más, señor?
-Necat me traerá personalemnte
los informes. Es mejor así, coronel, aunque usted no parece haberlo entendido.
Como le dije, no confío en las comunicaciones.
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