domingo

JOSEPH CAMPBELL EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (105)


CAPÍTULO IV / LAS LLAVES (3)

En las últimas etapas de muchas mitologías, las imágenes clave se esconden como agujas en grandes pajares de anécdota y racionalización secundarias; pues cuando una civilización ha pasado desde el punto de vista mitológico al seglar, las imágenes más antiguas ya no son sentidas ni del todo aprobadas. En la Grecia helenística y en la Roma imperial, los antiguos dioses fueron reducidos a patrones cívicos, mascotas domésticas y favoritos literarios. Incomprendidos temas heredados, como el del Minotauro -el aspecto nocturno, terrible y oscuro de la antigua representación egipcio-cretense del dios del sol y divino rey encarnado- fueron racionalizados y reinterpretados para adecuarlos a finalidades contemporáneas. El Monte Olimpo se convirtió en una Riviera de escándalos y asuntos amorosos, y las diosas madres en histéricas ninfas. Los mitos se leían como idilios sobrehumanos. En cambio en China, en donde la fuerza humanística y moralizadora del confucianismo ha vaciado completamente las viejas formas del mito de su grandeza primaria, la mitología oficial es hoy un grupo de anécdotas sobre los hijos y las hijas de los oficiales provincianos quienes, por servir a su comunidad de una manera o de otra, eran elevados por sus agradecidos beneficiarios a la dignidad de dioses locales. En el cristianismo moderno progresista, Cristo, encarnación del Logos y Redentor del Mundo, es ante todo un personaje histórico, un inofensivo y sabio hombre del campo del pasado semioriental, que predicaba la doctrina benigna de “haz lo que quieras que gana contigo” y sin embargo fue ejecutado como un criminal. En su muerte se lee una espléndida lección de integridad y fortaleza.

En cuanto la poesía del mito es interpretada como biografía, historia o ciencia, muere. Las imágenes vivas se convierten sólo en hechos remotos de un tiempo o de un cielo distantes. Además no es difícil demostrar que como ciencia o historia la mitología es absurda. Cuando una civilización empieza a reintepretar su mitología de esta manera, la vida huye de ella, los templos se convierten en museos y se disuelve la liga entre las dos perspectivas. Esa plaga ha descendido sobre la Biblia y sobre gran parte del culto cristiano.

Para devolver las imágenes a la vida, el individuo tiene que buscar, no interesantes aplicaciones a asuntos modernos, sino huellas iluminantes del pasado inspirado. Cuando estas se encuentran, vastas áreas de iconografía medio muerta muestran de nuevo su significado humano permanente.

En el Sábado Santo de la Iglesia Católica, por ejemplo, después de la bendición del fuego nuevo, (3) de la bendición del cirio pascual, y de la lectura de las profecías, el sacerdote se pone una capa pluvial púrpura y precedido por la cruz procesional, los candelabros y la vela bendita encendida, va a la pila bautismal con sus ministros, mientras se canta lo siguiente: “Como el ciervo suspira por las fuentes de las aguas, así desea mi alma a Ti, oh Dios mío,… ¿Cuándo vendré y compareceré ante el rostro de Dios? Fueron para mí las lágrimas panes de día y de noche, cuando se me dice todos los días: ¿dónde está tu Dios?” (Salmo XLI, 24).

Al llegar al umbral del baptisterio, el sacerdote hace una pausa para ofrecer una plegaria, luego entra y bendice el agua de la pila “para que una primogenitura celestial, concebida ya por esta bendición, salga del seno inmaculado de esta divina fuente para un nuevo nacimiento; y que todos, cualquiera que sea la diferencia de edad o de sexo, reciban nueva vida por la fecunda virtud de la gracia”. Toca el agua con su mano y ora para que sea purificada de la malicia de Satán; hace el signo de la cruz por encima del agua, divide el agua con su mano y la rocía hacia las cuatro partes del mundo, sopla tres veces sobre el agua en forma de cruz, luego sumerge el cirio pascual en el agua y entona: “Descienda sobre esta pila la virtud del Espíritu Santo”, de nuevo retira la vela y la sumerge por tercera vez hasta el fondo, repitiendo en un tono más alto todavía: “Descienda sobre toda esta pila la virtud el Espíritu Santo”; entonces sopla tres veces sobre el agua y sigue adelante: “Y fecunde sobre toda la sustancia de esta agua, dándole virtud regeneradora”. Retira la vela del agua y luego de unas plegarias finales los sacerdotes rocían a la gente con esta agua bendita. (4)

El agua femenina espiritualmente fructificada con el fuego masculino del Espíritu Santo es el equivalente cristiano del agua de la transformación conocida en todos los sistemas de imágenes mitológicas. Este rito es una variante del matrimonio sagrado, que es la fuente que genera y regenera al mundo y al nombre; precisamente, el misterio simbolizado por el lingam hindú. Entrar a esta fuente es sumergirse en el reino mitológico; romper su superficie es cruzar el umbral del mar nocturno. Simbólicamente, el niño hace esta jornada cuando el agua cae sobre su cabeza; su guía y sus auxiliares son el sacerdote y los padrinos. Su meta es una visita a los padres de su Ser Eterno, el Espíritu de Dios y el Vientre de la Gracia. (5) Entonces se le devuelve a los padres de su cuerpo físico.

Pocos de nosotros tenemos algún indicio del sentido del rito del bautismo, que fue la iniciación a nuestra Iglesia. Sin embargo, aparece claramente en las palabras de Jesús: “’En verdad, en verdad te digo que quien no naciere de arriba no podrá entrar en el Reino de Dios.’ Díjole Nicodemo: ‘¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar de nuevo en el seno de su madre y volver a nacer? Respondió Jesús: ‘En verdad, en verdad te digo que quien no naciese del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de los Cielos.’” (6)

La interpretación popular del bautismo es la de que “lava el pecado original”, lo cual subraya la idea de la purificación y no la del renacimiento. Esta es una interpretación secundaria. O si se recuerda la imagen tradicional del nacimiento, nada se dice del matrimonio que lo antecede. Los símbolos mitológicos, sin embargo, tiene que ser seguidos a través de todas sus implicaciones antes de que abran el sistema total de correspondencias a través del cual representan por analogía la aventura milenaria del alma.

Notas

(3) Sábado Santo, el día entre la Muerte y la Resurreción de Jesús, que está en el fondo del infierno. Es el momento en que renueva el eón. Comparar este motivo con el de las teas de que se trató anteriormente.

(4) Ver el Misal Diario católico ·Sábado Santo”. Los textos citados han sido abreviados de la traducción española del Misal preparado por Dom Gaspar Lefebvre O.S.B., publicada por Desclée de Brouwer y Cía., Brujas.

(5) En la India el poder (shakti) de un dios se personifica en forma femenina y representa la consorte de dios; en el presente ritual, la gracia se simboliza en forma similar.

(6) Juan, 3: 3-5.

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