1. El Descubrimiento
de sí mismo (2)
Según relata en su
autobiografía, el alejamiento del Noucentisme actuó en Torres García como un disparador
para el abandono del arte mediterráneo y del radical cambio en el discurso que
lo acompaña. Pero hay otras fuerzas que empujan para producir este cambio,
tanto externas como internas. La primera guerra mundial sacudió violentamente
el tejido social y simbólico de Europa en ese año y entre 1916 y 17 Barcelona
recibió una gran afluencia de importantes artistas e intelectuales europeos
(30). En el tiempo en que Torres García daba su conferencia en Dalmau, Picabia
había asentado en los altos de esa galería la redacción de su revista protodadaísta
391. Para Juan Fló, la frase de la conferencia en que Torres García
decía que: “En arte más vale el disparate que el academicismo (31)” expresada
en ese lugar y en ese momento, no pudo ser oída entonces más que como alusiva y
aprobatoria.
Se ha mencionado también
el encuentro con el pintor uruguayo Rafael Barradas como un factor decisivo en
la crisis del año 17. Es cierto que la relación que Torres García y
Barradas mantuvieron hasta la muerte del segundo fue de una intensa e
inigualable complicidad, y sin duda particularmente refrescante y renovadora
para Torres García. Sin embargo, el primer encuentro con Barradas que está
documentado se produjo el 26 de agosto de 1917 (32) o sea, meses después de que
Torres hubiese dado su conferencia en la Casa Dalmau, por lo que más bien
habría que pensar que fue el momento que estaba viviendo Torres García lo que
propició la impar relación que tuvo con Barradas a partir de entonces.
Pero sobre todo, se
vislumbra en los textos de esa época la necesidad de Torres García de
desembarazarse de su -ya pesado- ropaje de arte mediterráneo y del compromiso
con la tradición para acceder a un renovado estado de libertad artística. Cerca
del final de su vida, Torres García lo explicaba en la siguiente forma: “en
1906 comencé yo a pintar al fresco, y tal pintura se inspiraba en las formas
clásicas de las pinturas de los vasos griegos, vale decir, en imágenes
perfectamente normales. Tal pintura luego fue desarrollándose pero dentro del
mismo espíritu: planista, ordenada, universal. Y siempre sin salirse del
aspecto normal. ¿Por qué yo no continué así? No me satisfacía. Veía la
posibilidad de otro arte más concreto. Y ya entonces desde 1916 hasta 1924
comencé a descomponer la imagen, y, en realidad, a encontrar una estructura (33)”.
Se podría decir que este
es un análisis ex post facto. Sin embargo, en su libro “El
descubrimiento de sí mismo”, en 1916 Torres García escribía que “Lo de ahora
ya es otra cosa. El alma permanece muda. No fuerza a las formas para que
expresen su movimiento. Las formas expresan lo que son ellas y nada más. Cada
una de ellas nos da la esencia de lo que es la realidad objetiva. Es un arte
puramente plástico” (34).
El ejercicio de
fragmentación y descomposición del plano y de la forma adquiere varias
expresiones que ocurren simultáneamente. La primera de ellas, es posiblemente
la menos interesante y también la más efímera. Está presente en uno de los
frescos de Torres García que realizó en 1916-17 en la Casa Badiella (35) de
Terrassa, donde hay una fragmentación del espacio pictórico en un sentido casi
literal. Este ejercicio de fragmentación “pétreo” puede haber sido sugerido por
la ubicación del fresco, pintado en una gruta artificial construida en piedra
cerca de la casa.
Notas
(30) Entre ellos, Robert
y Sonia Delaunay, Albert Gleizes, Juliette Roche, Marie Laurencin y Otto von
Watgen, Jean Metxinger, Otho Lloyd, Olga Sacharrof,, Max Goth, Serge
Charchoune, Hélène Grunhoff, Francis
Picabia y Artur Cravan.
(31) Conferencia de
Dalmau, en JTG 1917.
(32) Agenda personal de
Torres García, 1917 Archivo del MTG. Otros autores han argumentado que este
encuentro con Barradas fue el primero, hecho que no surge necesariamente de la
nota que JTG estampa en su agenda ese día. También se ha cometido y repetido un
error en la fecha (27 en lugar de 26) y se ha dicho que en esta visita lo
acompañaba Salvat Papasseit, cuando en realidad Torres anota que Han venido
Elías y Barradas -Recibido carta de Salvat. Posiblemente se trataba de
Lluis Elías.
(33) Joaquín Torres
García. Lección IV de La recuperación del objeto. En Universalismo
Constructivo. Museo Torres García, 2004, Montevideo.
(34) JTG, 1917, p.70.
(35) Propiedad del
industrial Emilio Badiella, en la que Torres García pintó numerosas obras.
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