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/ LIBERTAD PARA VIVIR (1)
Y
bien, ¿cuál es el resultado del pasaje milagroso y del regreso?
El
campo de batalla es simbólico del campo de la vida, donde cada criatura vive de
la muerte de otra. El caer en la cuenta de la inevitable culpa pude enfermar el
corazón de tal modo que, como Hamlet o como Arjuna, el individuo puede rehusarse
a seguir. Por otra parte, como casi nosotros, el individuo puede inventar una
falsa y finalmente injustificada imagen de sí mismo como un fenómeno excepcional
en el mundo, no culpable como los otros, sino justificado de sus inevitables pecados
porque representa el bien. Esa rectitud del yo lleva al mal entendimiento, no
sólo de uno mismo, sino de la naturaleza del hombre y del cosmos. La meta del
mito es despejar la necesidad de esa ignorancia de la vida efectuando una
reconciliación de la conciencia del individuo con la voluntad universal. Y esto
se efectúa a través de la valoración de la verdadera relación entre los fenómenos
pasajeros del tiempo con la vida imperecedera que vive y muere en todos.
“Así
como una persona se desprende sus ropas viejas y se pone otras nuevas, así el Yo
encarnado se desprende de sus cuerpos viejos y entra en otros que son nuevos.
Las armas no Lo hieren; el fuego no Lo quema; el agua no Lo moja; el viento no
Lo marchita. Este Yo no puede ser herido, ni quemado, ni mojado, ni marchitado.
Es eterno, lo penetra todo, no cambia, es inmóvil, el Yo es el mismo para
siempre.” (38)
El
hombre en el mundo de la acción pierde su centramiento en el principio de la
eternidad si está ansioso por el resultado de sus hechos. Pero si los entrega
con sus frutos en el regazo del Dios vivo, es liberado por ellos, como por
medio del sacrificio, de las limitaciones del mar de la muerte. “Haz sin apego
el trabajo que tienes que hacer… cédeme todas tus acciones, con la mente
concentrada en el Yo, libérate de la nostalgia y del egoísmo, lucha sin dejarte
perturbar por la congoja.” (39)
Poderoso
en esta intuición, tranquilo y libre en la acción, exaltado de que por su mano
haya de correr la gracia de Viracocha, el héroe es el vehículo consciente de la
Ley terrible y maravillosa, ya sea que trabaje de carnicero, corredor de caballos
o rey.
Notas
(38) Bhagavad Gita, 2:22-24.
(39) Ibid., 3:19 y
3:30.
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